La
segunda parte de las vacaciones en un Mercedes-Benz 1114 modelo 1971. En un
enero de 1987 pasamos unos quince días en la playa de Mar de Ajó. Ahora las
vivencias que nos sucedieron en esos días de verano.
El 1114 barrido por el Mar Argentino. |
Una
vez que llegamos a Mar de Ajó buscamos un buen lugar para acampar en la playa.
Nos ubicamos unos 8 o 9
kilómetros al sur del pueblo, camino al faro de Punta
Médanos. Encontrado el lugar comenzamos a armar el campamento. El colectivo
quedó de trompa a los médanos y las carpas las armamos un poco más adentro.
El
conjunto estaba integrado por dos carpas para cinco personas y un ante comedor
ubicado delante de una de las carpas. Frente a la trompa del colectivo armamos
un sobre techo viejo de carpa, que hacía las veces de alero. Además armamos un
baño portátil y la soga para la ropa. Por supuesto que también llevamos la
bomba sapo para sacar agua dulce.
Como
el Renault 4 L
había quedado en Moreno, cada dos días movíamos el 1114 para internarnos en el
pueblo para hacer las compras necesarias. Siempre quedaba alguien en el
campamento.
La
experiencia de años de acampar nos había dado un entrenamiento especial para
afrontar tormentas. Por eso una noche ante las posibles lluvias resolvimos
dormir todos juntos en el colectivo. De lo contrario mis padrinos dormían en
una carpa y en la otra lo hacíamos mis viejos, mi futuro cuñado y yo. Mientras
que mi hermana, la hija de mis padrinos y mi tía abuela lo hacían en el
colectivo. Así estábamos hasta que la lluvia se desencadenó junto al viento.
Mi
padrino con una especial sensibilidad por las tormentas nos empezó a decir que
saliéramos al pueblo abandonando el campamento. Tanto insistió que mi viejo
puso en marcha el 1114 y partimos hacia Mar de Ajó, a eso de las 2 o 3 de la
madrugada. Mientras tanto yo trataba de dormir en el piso del colectivo.
Una
vez dentro del pueblo, mi padrino, creyó estar a salvo de la lluvia y el
viento. Pero este último sacudió todo el resto de la noche el colectivo. Creo
que fue peor el remedio que la enfermedad. Pero las aventuras todavía no habían
terminado en ese verano de 1987.
Al
amanecer retornamos a nuestro campamento, a donde habían quedado las carpas y
todo lo demás. No había vecinos molestos y era muy temprano para que
aparecieran los turistas que hacen playa durante el día. Mientras tanto en esas
primeras horas diurnas la playa es solo para uno.
Cuando
volvimos al campamento todo estaba en su sitio como la noche anterior. La
lluvia no había sido tan fuerte como el viento. La costa bonaerense sufre
fuertes tormentas de vientos y lluvias.
Hemos soportado, en otros años, vientos de cerca de 100 kilómetros por
hora y aquí estoy para contarlo, pero vivirlo es otra cosa.
Pasaron
dos o tres días cuando el mar comenzó a crecer por una fuerte sudestada. Como
era de esperar el agua llegó hasta los médanos y el colectivo quedó barrido por
el agua del mar. Dos días grises y con agua hasta los médanos, luego de la
lluvia y el viento. Son casi una combinación perfecta como salame y queso.
Una
vez que el agua bajó mi viejo quiso sacar el 1114 de su sitio. No hubo caso no
se movía. Ya estábamos pensando en ir a buscar ayuda, porque había más gente
acampada hacia la salida al pueblo. Cuando aparece un Mercedes-Benz 1214 de
color rojo, que estaba acampado junto a la entrada al mar. Venía sacando a los
encajados por los dos días de sudestada, acampados junto al mar como nosotros.
Así
fue como en un santiamén nos sacó del atolladero y el 1114 recuperó su libertad
de la trampa de arena y agua. Nada grave dadas las circunstancias vividas.
Hemos pasados por varias sudestadas en el mar a lo largo de años de acampar en
la playa.
El
resto de las vacaciones lo pasamos bárbaro disfrutando del mar y la playa.
Aquellos que han veraneado junto al mar saben de qué hablo. No es lo mismo
acampar en un sitio rodeado de personas que en una playa solitaria donde el
vecino más cercano puede estar a cinco cuadras.
El
contacto con la naturaleza es impresionante al cabo de dos o tres días uno
entra en sintonía con el lugar. Comienza a reconocer aromas, animales y
plantas. Empieza, de alguna manera, a descubrir como funciona ese hábitat sin
ser integrante de ese sistema.
Todo
este cúmulo de sensaciones solo por pasar unas vacaciones en un viejo colectivo
Mercedes-Benz 1114. Una experiencia recomendable para aquellos que quieran
vivir algo diferente en sus días de descanso.
Mauricio Uldane
Un buen relato como nos tenes acostumbrado Mauricio.
ResponderBorrarLo que me interesa saber es ¿Que es la bomba sapo?.
y ¿de que manera la instalaban para poder extraer agua dulce estando tan cerca del mar?
Saludos!
Juan:
BorrarLa bomba sapo es una bomba para extraer agua de tamaño chico. Es más corta que las bombas manuales que se pueden ver en el campo para sacar agua de una perforación.
La instalación de la bomba es muy sencilla y con menos de 80 centímetros de caño podes extraer agua dulce a tanto solo 50 metros del mar. Lo que creo que pasa es que la arena de la playa hace la veces de filtro de la sal que pueda contener el agua.
Lo curioso es que a diez cuadras del mar el agua de pozo es muy salobre. Por eso es que en los últimos veinte años han construido la red de agua potable en todo el Partido de la Costa.
Saludos.