El hermano menor de los Pallas, el GS de 1979. Los
argentinos conocimos este auto gracias a la libre importación que se abrió a fines de los años ’70, de la mano de la última dictadura
cívico-militar. Citroën Argentina
importó el GS y el CX, este último el sueño de muchos. Los
dos modelos compartían la maravillosa
suspensión hidroneumática que
permitía subir y bajar la altura del auto. Además siempre conservaba el mismo despegue independiente de su carga.