Muchas empresas automotrices argentinas
solo tuvieron un prototipo, o solo lograron producir unas pocas unidades de su
modelo de automóvil. Algunas por falta de inversores, otros por ser vehículos
no viables económicamente y algunos por ser directamente una estafa. A finales
de la década del cincuenta hubo una explosión de empresas que anhelaban tener
su propio automóvil, y esto duró hasta los primeros años de la década
siguiente.
Koller
de 1959 fabricado por la empresa santafecina EKIS SA.
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