Como todas las mañanas me desperté temprano para ir a mi trabajo. Siguiendo la rutina, luego de desayunar, me dirigí a mi auto estacionado en la calle para ir a la oficina. La primera sorpresa del día: mi auto nuevo no estaba estacionado. “¡Me lo robaron!”, fue lo primero que pensé. Ahora con los acontecimientos acaecidos fue una estupidez de mi parte.