André
y Édouard Michelin
prepararon un automóvil, L’Éclair (Relámpago), para participar de la carrera
París-Burdeos-París, a mediados del año 1895. Ese carruaje sin
caballos, como se llamaban a los autos, a finales del siglo XIX, fue el
primero de la historia en usar neumáticos desmontables.