sábado, 16 de septiembre de 2017

El tráiler de caballos

Otro de los tráilers de los Matchbox de mi infancia. En este caso para transportar dos caballos. Se podría decir que era posible encontrarse algo, muy parecido, en alguna ruta de Argentina. Claro que, la versión nacional, sin ese techo vidriado y lo más probable que no tuviera nada encima de los caballos.


La pieza, como los dos caballos de plástico, está en perfectas condiciones. Algunas pequeñas cachaduras demuestran parte de los juegos infantiles. Esos que se desarrollaban sobre la mesa libro de formica blanca con manchas negras.


Esa mesa del comedor de la casa de mi infancia que era el centro social de la familia. Se comía, se estudiaba y se jugaba sobre esa mesa. A la hora de jugar la colcha de planchar robada a mi tía abuela era el elemento indispensable como base del escenario.


Luego la imaginación hacía el resto para un tráiler como este. Seguramente llegó a mis manos, como la mayoría de los Matchbox de mi infancia, directo de la Librería San Agustín, a la vuelta de mi casa. Esa librería quedaba en la misma manzana del edificio donde vivía.


Vuelvo sobre la misma pregunta de otras piezas, de los “autitos de colección” de mi infancia, ¿alguien sabe que significa la letra “A” encerrada entre paréntesis? En este caso, con total seguridad, no tiene ruedas delanteras directrices…


El portón de plástico de color gris está en perfectas condiciones y traba bien pese a las décadas que tiene encima. No tengo la precisión pero este tráiler de caballos me lo regalaron cuando tendría 7 o 8 años. Es decir a finales de la década del sesenta.


Por supuesto es uno más de mis Matchbox con su correspondiente caja de cartón original. Tal como llegó a mis manos de niño en el barrio de Recoleta en la ciudad de Buenos Aires, donde me crié. Realmente han pasado muchos años y estos Matchbox me siguen acompañando.


Al revisar estos “autitos de colección” repaso parte de mi infancia. Pero no con un dejo de nostalgia sino descubriendo lo qué significaron para mí esos Matchbox. En parte fueron un aprendizaje fierrero y por otro lado la responsabilidad de cuidarlos, según el mandato paterno.


Gracias a esto último es que llegaron hasta el siglo XXI en perfecto estado de conservación. Salvo algunos que están un poco cachados en su pintura. En cambio los primeros Matchbox sufrieron los avatares de mis juegos infantiles. Por suerte aprendí a cuidarlos y conservarlos.


Este modelo de tráiler lo hemos visto en infinidad de películas, o series de televisión. Y eso era parte del encanto de tener estos Matchbox durante la infancia. Uno, como chico, tenía en sus manos un vehículo que aparecía en algún tipo de pantalla.


Ni hablar de descubrirlo en alguna de las revistas de automovilismo que compraba mi padre. Por eso digo que estos “autitos de colección” fueron un entrenamiento fierrero en juegos. Creo que una de las mejores maneras de aprender algo.


Imagino que los juegos que habrá proporcionado este tráiler con caballos han sido muchos. Más cuando tenía varias piezas de la colección de Lesney Products & Co. Ltd. con gancho para remolques. Eso era parte de la diversión.


Claro que para eso había que tener algunos “autitos de colección” para armar una situación de tránsito. Donde los distintos vehículos eran los participantes con sus sonidos particulares. Al escribir estas líneas, cada sábado, vienen sonidos, e imágenes, a mi mente.


Es, en parte, como volver al pasado. No con la añoranza de ese tiempo pasado, sino para pegarle una mirada a lo que ya pasó. Pero siempre con los pies en el presente y un ojo en el futuro. Ese futuro que está porvenir y nos puede traer novedades interesantes…


Para los que tengan ganas de ver todos los “autitos de colección” del “Garaje Miniatura”, les dejo el enlace con la página donde están todas las notas publicadas hasta la fecha:



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Mauricio Uldane
Editor de Archivo de autos 

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