Aquellos que tuvieron la suerte de asistir a Autoclásica 2015 se habrán encontrado, ni bien se ingresaba al predio del Hipódromo de San Isidro, con los vehículos a vapor que se exponían en el lugar. Entre los vehículos expuestos estaba el Rochester del año 1901 que hoy conoceremos un poco más de cerca.
Rochester del año 1901 a la
entrada de Autoclásica 2015. Al fondo se puede ver un tractor a vapor en perfecto estado de conservación y funcionamiento. |
Hace casi 114 años se disputó la primera carrera de
automóviles de Argentina y se realizó en el Hipódromo de Palermo el 16 de
noviembre de 1901. Ahora en pleno siglo XXI, en otro hipódromo, se realiza
anualmente una muestra de autos antiguos y clásicos. Cosas de la vida y la
historia de las personas.
Esa primera competencia automovilística argentina
tuvo una distancia de 1.000 metros que el ganador, Juan Cassoulet, tardó 49
segundos en llevar a la meta a su Rochester a vapor, que era propiedad de
Dalmiro Varela Castex, que en el año 1904 fundara el ACA (Automóvil Club
Argentino). Eran tiempos que los automóviles eran los juguetes caros de ricos y
nobles. En Argentina no teníamos nobles, pero ricos y terratenientes había para
hacer dulce.
Varela Castex fue además
uno de los precursores del automovilismo argentino desde finales del siglo XXI.
Dicen que fue un entusiasta de los automóviles, hoy diríamos que era un
fierrero. Pero en aquellos años ese término era desconocido. Como era
desconocido, para muchos argentinos, el automóvil. En el año 1901 tan solo
había 9 automóviles circulando por la ciudad de Buenos Aires.
Ese sábado 16 de
noviembre de hace casi 114 años tuvo como testigo un automóvil similar al
expuesto en Autoclásica 2015. No sé si es el mismo automóvil a vapor. Lo cierto
que el Rochester de 1901 era de Estados Unidos fabricado por la empresa The
Rochester Cycle Manufacturing Company y a principios del año 1901 se dedicó a
los automóviles a vapor.
La carrocería del
Rochester era Runabout Spindle Seat con un motor a vapor de 2 cilindros de
doble efecto. La cilindrada se podía calcular como el desplazamiento útil en
964 centímetros cúbicos con una potencia de 6 HP. El diámetro de los cilindros
era de 63,5 milímetros y la carrera de los pistones de 76,2 milímetros.
La presión de trabajo de
la caldera, era del tipo humo tubular, alcanzaba las 210 libras. El quemador
usaba kerosene vaporizado a 50 libras y la capacidad de agua era de 42 litros
que consumía a razón de 0,5 kilómetros por litro. Esto le daba una autonomía de
21 kilómetros por el consumo del agua. La capacidad de almacenaje del kerosene
era de 10 litros de los cuales tenía un rendimiento de 6 kilómetros por litro.
La velocidad máxima era
de 70 kilómetros por hora, algo elevado para un automóvil de estas
características en pleno inicio del siglo XX y la velocidad crucero era de 30
kilómetros por hora. Como para admirar el paisaje. El peso del Rochester del
año 1901 era de 440 kilogramos.
El Rochester tiene como
volante un manubrio del tipo cola de vaca. Este sistema de dirección fue usado
por varias marcas de automóviles tanto con motor a vapor, como con motor de
combustión interna. Recuerdo un viejo Oldsmobile, contemporáneo del Rochester,
con un manubrio similar a este.
En aquellos primeros
años de la industria automotriz mundial los vehículos movidos a vapor estaban a
la par de los motores de combustión interna. También se disputaban el mercado
insipiente con los vehículos eléctricos. Las mejoras en la industria automotriz
lograron que los motores con el ciclo Otto lograran superar a sus competidores.
No solo fue una guerra con las petroleras, hubo más desarrollo tecnológico que
presiones económicas, que seguro existieron.
Los automóviles movidos
a vapor necesitaban de un combustible fósil para su quemador, como vimos con el
Rochester. Además de un mantenimiento y puesta en marcha más complicados. Por
su parte los eléctricos siempre tuvieron su punto débil en la autonomía de sus
baterías y el peso de las mismas.
Durante la crisis
petrolera de mediados de los años setenta las grandes automotrices
estadounidenses reflotaron los motores movidos a vapor. En este caso usando
turbinas. Pero las pruebas no llegaron a buenas conclusiones justamente por el
mantenimiento por parte de los usuarios.
También en paralelo se
desarrollaron muchos automóviles eléctricos con o menos éxitos, pero la mayoría
de ellos inviables por costos elevados. Además de seguir contando con un
petróleo a un menor valor. Lo mismo sucedió en los ochenta con el uso del
hidrógeno en Europa por parte de la empresa alemana BMW. Ahora parece que han
vuelto a los eléctricos, pero siguen siendo muy caros para el común de los
mortales.
La fotografía del
Rochester del año 1901 la tomé el lunes 12 de octubre de 2015 en la entrada de
los jardines del Hipódromo de San Isidro cuando se desarrolló la edición 15ª de
Autoclásica 2015 y a la cual asistí como periodista acreditado.
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Mauricio Uldane
Editor de
Archivo de autos
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