Durante muchos años estacionar, en la ciudad de
Buenos Aires, fue una tortura para los pequeños automóviles. Tanto por los
daños que sufrían como por aparecer a varios metros de distancia de donde se lo
había dejado estacionado. Hoy veremos como el Paragolche resuelve de una vez y para siempre ese odioso problema
de estacionamiento.
La empresa Mach
and Con produce, en el país, bajo patentes y principios de Blas Pascal un invento que dieron en
llamar: Paragolche. El invento en
cuestión no es otra cosa que cuatro
arietes de accionamiento hidráulico que se colocan en reemplazo de los
paragolpes de fábrica.
Dichos arietes permiten ejercer una presión de diez toneladas y se accionan
simplemente por un pedal que se ubica entre el freno y embrague de nuestro
amado automóvil. Automóvil que podemos dejar estacionado en la calle y lo
encontramos aprisionado entre dos moles que impiden que nos podamos ir a casa.
El mecanismo del Paragolche es sencillo de usar y con solo apretar el mencionado pedal el ariete se extiende diez centímetros. Así ante cada presión
del pedal ganamos diez centímetros más hasta llegar al máximo de extensión de
un metro diez. No importa si el
camino está libre o no, el Paragolche se hace lugar a fuerza de empuje.
Se puede usar de dos maneras diferentes. Una es
estacionar nuestro pequeño automóvil con el Paragolche extendido en su máxima longitud y de esta forma al
retraerlo, al abandonar el lugar, nos sobrará espacio para la maniobra de reincorporarnos
al tránsito. En cambio la segunda opción es dejarlo retraído y esperar a extenderlo, si fuera necesario, al dejar el
lugar de estacionamiento.
Grande será el chasco de aquellos que quieran
abusar de su tamaño y fuerza. Se llevarán un lindo bollo de nuestro Paragolche
y nuestro pequeño auto saldrá victorioso de un oprobio de apriete. La operación
de extendido de los brazos telescópicos, que en su extremos tienen montados los
arietes, se hace paso a paso abollando la chapa que se interponga en su camino.
No importa la cantidad de automóviles estacionados,
los cuatro arietes tienen la
capacidad de empujar a una fila completa de autos de dos cuadras de extensión. Salvo que se encuentre con un obstáculo
difícil de empujar como un tanque de guerra o una columna de cemento, en ese
caso se puede reducir hasta un 15% la
longitud de los autos estacionados.
Hay una tercera opción del uso del Paragolche y es cuando circulamos por
esas callecitas de la ciudad y nos vemos amenazados por un colectivo por delante
y otro por detrás. Si extendemos los arietes en su totalidad veremos como los colectivos quedan destruidos y
nosotros solo seremos intermediarios indemnes. El precio de venta del Paragolche incluye una lata de fluido
hidráulico de repuesto para reabastecer el funcionamiento de los mismos.
El Paragolche
fue un diseño plasmado en dibujo por Marto
Bertolini para la revista Parabrisas
número 74 del mes de febrero del año 1967.
Mauricio Uldane
Editor de Archivo de autos
Archivo de autos es armado en un
ciber por falta de recursos económicos, no por una política editorial.
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