La
semana santa de 2003 marcó el inicio de unos viajes a la Costa Atlántica a bordo de la Mercedes-Benz 170 SD
rural modelo 1955 de mi padre, José Lorenzo Uldane. Fueron las primeras
vacaciones con ese auto que había sido restaurado por mi papá. La tarea le
demandó unos siete años de lidiar con chapistas, pintores y mecánicos.
La Mercedes en un encuentro en el barrio de Saavedra. |
Mi
cuñado había alquilado un departamento en Santa Teresita, en la Costa Atlántica , por
recomendación de su hermano. Hacia allá partimos donde nos reuniríamos con los
Pérez que nos esperarían, ya que ellos viajarían antes que nosotros.
Partimos
un viernes santo por la mañana bajo una tenue llovizna. El camino elegido era
casi todo por autopistas, para evitar cruzar la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires. La Mercedes
no lograba superar los 60
kilómetros por hora, así que hasta después del peaje de
Hudson, en la Autopista Buenos
Aires-La Plata no mejoró la velocidad.
Ya
cuando salimos a la Autovía
de la ruta 2 paramos en una estación de servicio para ver que le pasaba al
acelerador de la Mercedes ,
que hacía tope. Pasaba que mi padre cansado de regular la marcha en ralenti le
había puesto una llave “T”. De esta forma lograba regular periódicamente la
marcha en vacío. Sucedía que la mariposa de entrada de aire tenía juego, más
tarde la reparó con un tornero y no volvió a tener problemas.
De
nuevo al camino y con un poco más de velocidad, pero sin exagerar. Íbamos en
dos autos, mi cuñado y mi hermana en un Renault 4 modelo 1986 y nosotros, mi
papá, mi mamá y yo en la Mercedes. El
que se la pasó manejando todo el viaje fui yo, que alteraba el volante de la Mercedes con el Renault
4.
Recién
cuando cambiamos a la ruta 63 logré poner la Mercedes a 80-85 kilómetros por
hora. Todo un logro, pero de ahí no la podía sacar. Tampoco era poca velocidad
para un auto que de fábrica indica un máxima de 105 kilómetros por
hora. A esa velocidad se puede llegar a Santa Teresita sin para a cargar
gasoil.
Tardamos
doce horas en llegar a Santa Teresita. Arribamos al pueblo a eso de las seis de
la tarde con un clima de nublado a lluvioso. Nadie nos esperaba en la casa.
Sorpresa de nuestra parte. Los Pérez no estaban. Pensamos que habían salido a
pasear. Al poco tiempo llegarían los Pérez en su Renault Clio para decirnos que
se había hospedado en la Hostería Santa
Teresita, porque en el departamento había una gotera. La gotera estaba gusto
encima de la cama matrimonial. Una semana santa gris y lluviosa. Lindo panorama
para pasar un fin de semana largo.
A
nosotros el departamento alquilado nos deparaba la sorpresa de no tener agua.
Así que de bañarse ni hablar. Mi cuñado salió para hablar con el encargado de
los departamentos para que le solucionara el problema. No había solución, agua
no había.
Mi
cuñado habló con la dueña para que le ofreciera una solución. La cual fue que
nos podíamos mudar al departamento del primer piso cuando se fueran los
inquilinos actuales. Eso ocurriría recién al otro día por la tarde. Así que el
sábado sí nos pudimos bañar y tener agua. Ese era el único departamento que
estaba en buenas condiciones.
Pasamos
el fin de semana con los Pérez, Inés, Luis y Julián. Visitamos un poco la
desconocida Santa Teresita, para nosotros, y comimos un asado. Hasta fuimos por
la ruta interbalearia a San Bernardo y Mar de Ajó. El domingo después del
mediodía los Pérez partieron para Buenos Aires y nosotros comenzamos a
disfrutar de Santa Teresita sin turistas.
El
cambio de actitud de los empleados de los comercios fue notable. De la locura
de los turistas del fin de semana largo pasamos a una calma de pueblo chico,
donde se conocen y se saludan. Así con las cosas más relajadas el disfrute del
lugar aumentó. También comprobamos que Santa Teresita tenía vida propia fuera
de temporada alta. Además conoceríamos a algunos de sus habitantes más
representativos.
Un
día por la tarde decidimos ir a visitar Pinamar, Valeria del Mar, Ostende y
Cariló. Pese a la oposición de mi hermana fuimos en la Mercedes , porque los
cinco iríamos más cómodos. Llegamos a Pinamar y encaramos para Valeria del Mar.
Camino a Ostende la Mercedes
se empacó. No quería moverse más. La tiramos en una calle transversal y parecía
que algo estaba trabado. La caja, los frenos o vaya a saber que.
No
hubo caso y mi cuñado volvió caminando hasta una estación de servicio para
llamar al ACA (Automóvil Club Argentino). La subimos al planchón, luego de
esperar una hora. Viajamos en el camión mi cuñado y yo. Mis viejos y mi hermana
se tuvieron que volver en micro a Santa Teresita.
Pudimos
entrarla andado al garaje, cosa que nos dejó sorprendidos. Al otro día a buscar
la falla, para poder volver a San Miguel. A esta altura puteábamos por no haber
llevado el despiece que tenía fotocopiado. Revisamos frenos traseros. Todo
bien. Sacamos la caja de cambios. Todo bien. Sacamos el cardan. Todo bien.
Lo
único que nos quedaba era desarmar el diferencial. A esta altura debo
recordarles que se suponía que estábamos de vacaciones. Cuando desarmamos el
diferencial encontramos roto el rulemán del núcleo. Ahí estaba el problema que
había roto un par de dientes del piñón, pero el satélite estaba intacto.
Nos
indicaron de un tornero que nos podía ayudar. Don Julio, que luego nos
enteraríamos que era el presidente del los Bomberos Voluntarios de Santa
Teresita. Nos dijeron que era un buen tipo y nos ayudaría. Al llegar golpeamos
la puerta de su taller y la respuesta fue “nadie golpea la puerta. Entra y
listo”. Con mi cuñado pensamos, estamos sonados.
El
rulemán costaba una pequeña fortuna en la casa de repuestos y recién lo tendrían
para dentro de dos o tres días. Por eso fuimos a lo de Don Julio, porque además
nos hizo un extractor para retirar la pista del rulemán, que se había quedado
en el núcleo del diferencial. Don Julio nos consiguió el rulemán para el otro
día y a un menor costo. Lo traían desde Mar del Plata por expreso. Lo pedías en
la tarde y al otro día a media mañana ya estaba en Santa Teresita.
Así
fue como lo trajeron y cuando lo vamos a colocar no pasaba el piñón por el
centro del rulemán. Había que pedirlo con la pista desmontable. No nos habíamos
dado cuenta ninguno. Otro pedido y otro día perdido. Mientras la Mercedes seguía desarmada
en el garaje y nosotros de vacaciones.
Cuando
vamos a retirar el rulemán Don Julio lo tenía listo y una sorpresa, más barato
que el anterior porque era ruso y no sueco. Así que la Mercedes tiene hoy día un
rulemán ruso en su diferencial alemán. Vale aclarar que el rulemán roto era el
original de fábrica. Había durado nada más que 48 años…
Don
Julio terminó haciéndose amigo de nosotros y nos pidió que cuando tuviéramos en
marcha, la Mercedes ,
pasáramos para que la viera. Pensaba que la pobre estaba un poco destartalada.
Se asombró cuando nos paramos en la puerta de su casa-taller. No podía creer en
el estado que estaba.
En
ese viaje también conocimos al bombista que atendía a Don Julio, que tenía un
Ford Fairlane con un motor diesel Nissan de 6 cilindros, con el que se iba de
vacaciones al norte con una casa rodante. El bombista nos dijo que el problema
de la velocidad era el filtro de aire sucio. Novatos en motores diesel, que se
le va hacer.
Cuando
le sacó el filtro de aire y me mandó que la probara, llegó a los 80 kilómetros por
hora como si nada. Fuimos hasta la entrada de Las Toninas, por la ruta
interbalnearia, y volvimos con otro problema resuelto. Lo que no pudimos
resolver fueron las elecciones nacionales que consagraron presidente a Néstor
Kirchner. No pudimos votar porque no logramos llegar para la fecha de las
elecciones. Estamos varados en Santa Teresita con la Mercedes desarmada.
La
vuelta a casa fue con pocas novedades, salvo que nos quedamos sin batería y
había que empujarla para hacerla arrancar. Por lo que decidimos no parar en
ruta hasta llegar a San Miguel. La vuelta fue solo con la Mercedes porque mi
hermana y mi cuñado se quedaron unos días más de vacaciones en Santa Teresita.
Por
último ya en la Autopista Buenos
Aires-La Plata el limpiaparabrisas dejó de funcionar. Llovía y los camiones que
nos pasaban nos limpiaban de un baldazo el parabrisas. Mi padre había hecho
reparar el limpiaparabrisas antes de salir. Así que los tres ocupantes de la Mercedes puteábamos al
unísono al tipo que lo había arreglado.
Al
otro día de llegar bajo una llovizna, como cuando nos habíamos ido, descubro
que el movimiento de los limpiaparabrisas estaba flojo. Era eso lo que nos dejó
sin su servicio tan útil bajo una lluvia en una autopista.
Pese
a todo lo que les conté volvimos dos veces más con la Mercedes a la costa. El
destino fue Mar de Ajó. Una en temporada alta y la otra fuera de temporada. Pero
en esas dos ocasiones nada pasó que valga la pena contarse. Salvo que al año
siguiente, 2004, pasamos a saludar a Don Julio, el tornero de Santa Teresita, y
regalarle uno de los buzones alcancía que hago.
El
tipo se lo merecía, además nos había contado que ahorraba monedas en una
botella de gaseosa y con eso financiaba sus vacaciones. “Llego hasta donde me
alcanza la mitad de lo ahorrado. Después me vuelvo”. Mi cuñado me hizo poner la
llave del buzón bajo el pañolenci de la base. Así sus hijas no se tentarían con
abrirlo para sacar las monedas. Un gran tipo, Don Julio.
Mauricio Uldane
Me encanta poder ir a recordar autos viejos y asi vivir los autos que circulaban por la calle cuando era chica. Hoy en dia tengo un renault clio pero los autos antiguos son mi pasion
ResponderBorrarMe alegra que te gusten los autos viejos. Nos suelen traer muchos recuerdos gratos.
BorrarSaludos.
Muy lindo tu relato Mauricio, soy Daniel (Ford Granada). Recibe un fraterno abrazo.
ResponderBorrarDaniel:
BorrarMe alegro que te gustara el relato de las vacaciones con la Mercedes.
Saludos.
Nunca dejo de leer tus relatos. Impecable la Mercedes, sin dudas, una joya.
ResponderBorrar- Ricardo -
Ricardo:
ResponderBorrarGracias por leer estos relatos con recuerdos y anécdotas vivas arriba de los viejos autos que supimos conseguir.
Saludos.
Mauricio Uldane
Editor de Archivo de autos
Mauricio: ¿es un vehículo fácil de restaurar?, me ofrecen una pickup 170 de 1955. Me pregunto qué tan fácil son de conseguir repuestos de época...¿conoces algún comercio donde pueda consultar?
ResponderBorrarHola Javier.
BorrarRestaurar un auto en esta época no es barato. Algunos repuestos del Mercedes-Benz 170 no son fáciles de conseguir.
En CABA hay un comercio: Impulso, que está en la Avenida Warnes cerca de Dorrego, donde tienen repuestos de 170.
Algunos son importados y muy caros.
Saludos.