Los periodistas especializados en
automovilismo de Europa votaban, año tras año, por el mejor automóvil producido
en el continente. En esta nueva sección, “Auto
del Año Extranjero”, conoceremos algunos de esos vehículos galardonados.
Hoy conoceremos algo del Citroën XM que se llevó el premio al Auto del Año de
1990.
Según la votación les ganó a las demás
marcas prestigiosas de Europa por varios puntos. Para que los lectores tengan
una idea de la elección del Citroën XM les cuento que el segundo automóvil era
el Mercedes-Benz Clase SL que obtuvo 215 puntos y el tercer lugar lo ocupó el
Ford Fiesta con 214 puntos. Ahora el XM se alzó con 390 puntos.
Claramente había impactado a los
periodistas especializados. No solo por su perfil aerodinámico, que arrojaba un
Cx (coeficiente aerodinámico) de 0,30, sino por sus prestaciones, su confort de
marcha y su suspensión hidroactiva.
Suspensión que se adaptaba a la velocidad
del Citroën XM, a la trayectoria y a las condiciones de la ruta. Todo
controlado por un calculador electrónico que lograba adaptar instantáneamente,
y en forma automática, cualquier condición de marcha, o mejor aún: modo de
conducir.
El motor del XM era un 6 cilindros en V con
una cilindrada de 2.975 centímetros cúbicos con una potencia de 170 CV DIN, o
CEE 123 Kw, a 5.600. La cupla máxima, o torque, se lograba a 24,5 kilográmetro DIN,
o CEE 23,5 mdaN, a 4.600 revoluciones por minuto. El diámetro de los cilindros
era de 93 milímetros y la carrera de los pistones de 73 milímetros. El motor
contaba con un sistema multifuncional de encendido e inyección electrónico.
La caja de cambios era de 5 marchas hacia
adelante lubricada de por vida. Mientras que el embrague era de diafragma del
tipo monodisco con accionamiento mecánico. Los frenos eran de disco en las
cuatro ruedas y en el tren delantero ventilados. El sistema funcionaba con alta
presión hidráulica. El freno de estacionamiento actuaba sobre las ruedas
delanteras y se accionaba con el pie.
La dirección era hidráulica a esfuerzo
variable según la velocidad de desplazamiento. Contaba con 3,26 vueltas de tope
a tope. Mientras que el diámetro de giro entre cordones era de 11,66 metros y
entre paredes de 12,50 metros.
La suspensión, que ya mencioné algo,
contaba en el tren delantero del sistema Mc Pherson con triángulos inferiores y
soportes de fuerza. El tren trasero era a brazo arrastrado. Los neumáticos de
la marca Michelin eran de la medida 205/60 R15 MXV2.
El largo del Citroën XM era de 4.700
milímetros, su peso en el orden de marcha de 1.420 kilogramos y el peso total
de 1.910 kilogramos. Podía remolcar sin freno una carga de 710 kilogramos y con
freno de 1.500 kilogramos. En el techo podía llegar a transportar una carga de
80 kilogramos.
Algunas de las performances del Citroën
XM del año 1990. La velocidad máxima era de 222 kilómetros por hora en un
circuito y solo con el conductor. Lo mismo para las cifras de aceleración de 0
a 100 kilómetros por hora, 8,9 segundos; o de 0 a 400 metros de 16,2 segundos y
de 0 a 1.000 metros de 29,6 segundos.
El consumo de combustible según normas
UTAC (Union technique de l’automobile, du motocycle et du cycle, Unión técnica
del automóvil, la motocicleta y la bicicleta) a 90 kilómetros por hora consumía
7,8 litros y a 120 kilómetros por hora 9,6 litros. Estimo que era por los 100
kilómetros recorridos, aunque no estaba indicado en la revista Su Auto número 117
del mes de octubre de 1990 de donde tomé los datos y las fotografías.
El equipamiento del Citroën XM era basto.
En el exterior se podían observar, entre otros detalles, el parabrisas y los
vidrios tonalizados en verde; los espejos retrovisores externos contaban con
desempañadores de los vidrios antideslumbrantes y en la cola se podía ver un
alerón aerodinámico.
En el interior había un detalle
particular: un cristal que separaba el habitáculo del compartimiento de
equipaje. El XM contaba con una computadora de abordo que tenía las funciones
de mostrar la temperatura externa, el consumo instantáneo, el consumo promedio
y la velocidad promedio.
Una pantalla de información electrónica
daba consejos de conducción o detección de incidentes en el trayecto. Entre las
alarmas estaba el detectado de apertura de puertas, del capot y del baúl.
También de fallas en luces de posición y frenos. Una alarma avisaba del olvido
de las luces encendidas. Los asientos delanteros tenían regulación eléctrica
para la profundidad e inclinación del respaldo. El asiento del conductor sumaba
la regulación en altura, también eléctrica. Estos eran algunos de los detalles
que ofrecía en su habitáculo.
Entre los opcionales estaban las llantas
de aleación ligera, el tapizado de cuero, el asiento trasero fraccionado en
1/3- 2/3, esto no era posible con los asientos de cuero y el autorradio con
comando sobre el volante, seis parlantes y segunda antena integrada a la luneta
trasera. Conocimos un poco al Citroën XM que fue el Auto del Año en Europa en
el año 1990.
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Mauricio
Uldane
Editor
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