Una nueva sección llega a Archivo de
autos: “Test argentino”. Cada tanto, quizás
una vez por mes, se publicará un test de un automóvil argentino. Desde viejos
test de los años sesenta hasta más modernos de principios de la década del noventa.
Un recorrido de pruebas para conocer a los viejos autos que supimos conseguir,
cuando eran autos nuevos. En esta primera entrega veremos el test que le
hicieron al Fiat Duna SD (Diesel) en la revista Su Auto en el año 1990.
Primero hay que ubicarse en espacio y
tiempo. Durante el año 1989 Argentina sufrió una hiperinflación que dejo mal
trecha la economía nacional. Por esa misma época la diferencia en el precio de
las naftas, común y especial, con el gasoil era muy grande. También el valor de
un cero kilómetro diésel era más caro que un naftero, pero se compensaba con el
ahorro de combustible.
Puesto el lector, que no conocía la
situación social y económica de aquellos años, pasemos a conocer los resultados
del Su Autotest. Para tener una idea de lo mencionado en el párrafo anterior la compra del Fiat Duna SD, o S Diesel, era de menos de 1.000 dólares, o 5.000.000
de australes, comparada con el precio de venta de un naftero. Esos dólares
significaban 75 cargas de gasoil contra 37 de nafta.
La economía del motor diésel del Fiat
Duna SD era su punto más fuerte. La cilindrada era de 1,3 litros con una
potencia de 45 CV DIN a 5.000 revoluciones por minuto. Ese motor le permitía
alcanzar los 135,460 kilómetros por hora de promedio en pasadas en ambos
sentidos. No se destacaba por su velocidad final, pero no era el fin para el
cual lo diseñaron.
Pero esa velocidad final era la de
crucero a la hora de salir a la ruta. En la ciudad, pese a ser un motor
gasolero, no se notaba casi la diferencia en el pique. Eso porque los
ingenieros de Sevel Argentina (Sociedad Europea de Vehículos para Latinoamérica)
dispusieron que la primera y la segunda velocidad fueran cortas en su relación.
Recién por
encima de los 40 kilómetros por hora se notaba la caída en la aceleración. Por
eso no se nota si se mide de 0 a 100 kilómetros por hora, con 24 segundos con 4
décimas. Superada la velocidad mencionada si se quería llegar a los 100
kilómetros por hora había que hacerlo en cuarta velocidad. Pero lógicamente no
era un auto para hacer picadas…
La velocidad
máxima en quinta velocidad con viento a favor era de 139,534 kilómetros por
hora y en la misma velocidad con viento en contra arrojó 131,386 kilómetros por
hora. Ya vimos cuál era el promedio de velocidad obtenido por los periodistas
de la revista Su Auto. La nota la firmó con sus siglas Raúl Pellegrino que era
el subdirector de la mencionada publicación argentina.
El consumo en
ciudad era de 14,6 kilómetros por litro o 6,8 litros cada 100 kilómetros recorridos.
En cambio a 90 kilómetros por hora en ruta los valores obtenidos eran 17
kilómetros por litro o 5,8 litros para los 100 kilómetros. A 120 kilómetros por
hora los resultados eran 16,7 kilómetros por litro o 6 litros cada 100
kilómetros. Si la velocidad estaba cercaba a la máxima el consumo era de 15,9
kilómetros por litro.
De estos
valores se desprende la escasa variación entre ciudad y ruta, casi sin importar
la velocidad que llevara el Fiat Duna SD. Tanto que entre la ciudad y viajando
a 120 kilómetros por hora en ruta, casi había un litro de diferencia en los 100
kilómetros recorridos. O un litro menos si viajábamos a 90 kilómetros por hora
constantes.
La comodidad
del habitáculo era notable para el tamaño del vehículo. Así cuatro personas
adultas, de tamaño grande, podían viajar cómodas por espacio de varias horas.
El periodista Raúl Pellegrino encontró una muy buena posición de manejo.
Incluso parecía, según su criterio, que los mandos de control los habían
colocados para él.
Aunque la
persona tuviera una menor talla se notaba que los comandos estaban al alcance
de la mano. Esto era un punto a favor de la comodidad y seguridad en la
conducción. La otra particularidad que sacaba exclamaciones de las personas era
el tamaño del baúl del Fiat Duna SD, esto compartido con todos los modelos de
la gama.
El Fiat Duna,
en Argentina, y Premio en Brasil, no eran otra cosa que el Fiat Uno con baúl.
Pese a lo que significa pasar de dos a tres volúmenes, en este caso estaba
logrado. Además la capacidad de ese baúl era de 530 litros. Algo que solo podía
tener un automóvil argentino de doble tamaño y precio.
El sistema de
calefacción y aireación, durante la prueba de la revista Su Auto, funcionó a la
perfección. El clima que reinó durante el test fue húmedo y la lluvia se hizo
presente. No se detectaron filtraciones de agua, en cambio de polvo no se
pudieron comprobar por el clima reinante.
El tester,
Pellegrino, llevó el Fiat Duna SD por caminos del interior del país que son un
bache continuo por kilómetros. La suspensión se comportó adecuada a las
prestaciones del automóvil, pese a los baches que soportó. En el barro su
desempeño fue como si lo hubieran diseñado para eso.
El motor
diésel en frío demandaba unos 7 segundos para el precalentamiento de las
bujías. Cuando el motor estaba caliente esa demora inicial desaparecía. Para el
invierno el Fiat Duna SD contaba con un acelerador de mano que era una perilla
que giraba a la manera de un cebador de un motor naftero.
Hasta que el
motor tomaba la temperatura de trabajo se notaba el ruido del encendido por
precalentamiento. Al calentarse el sonido desaparecía. Solo se lo podía
encontrar cuando el motor estaba regulando. La otra particularidad de este
motor diésel era que podía ir a fondo. Con lo cual la velocidad máxima pasaba a
ser la de crucero, algo de eso vimos con el consumo de gasoil.
Las luces eran
adecuadas para la velocidad que alcanza este automóvil. La visibilidad era tan
buena como en el Fiat Uno. Los frenos eran excepcionales para las exigencias
del Fiat Duna SD, que por otro lado eran mínimas. El peso estaba en los 910
kilogramos en el orden marcha. Se ubicaba entre el Duna S y el Duna SC.
Entre los
accesorios de serie se contaba con un tablero con velocímetro de gran tamaño y tres
relojes de agujas con indicador de nivel de combustible, indicador de
temperatura del agua del radiador y manómetro. Además traía radio AM/FM y el
cenicero desplazable por el tablero.
El precio de
venta del Fiat Duna SD, que ya conocimos antes, no representaba un valor tan
alto, comparado con un modelo naftero de Fiat, como sucedía con otras marcas
del mercado argentino. Además se veía disminuido el tiempo de amortización
respecto al valor de un modelo con motor naftero.
En definitiva,
dado el contexto económico de la época, era una buena opción para el mercado
argentino como un auto económico. Tanto los datos del Su Autotest como las
fotografías del Fiat Duna SD fueron tomados de la revista Su Auto número 112
del mes de abril de 1990.
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Mauricio
Uldane
Editor
de Archivo de autos
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