lunes, 6 de febrero de 2017

El Torino y su historia

Mucho se ha polemizado en torno al Torino de IKA (Industrias Kaiser Argentina SA). Tanto sobre si es una copia o no. Sobre su motor y demás. Hasta el cuestionamiento si es un auto argentino o no. Lejos de acrecentar esas polémicas, totalmente inútiles a mí entender, es que esta nota tratará de indagar en la verdadera historia de este emblemático automóvil fabricado en Argentina.

A la izquierda una cupé Torino 380 y a la derecha una cupé Rambler American 440 H en Autoclásica. 

Partamos de la base que para hablar con seriedad de un tema hay que documentarse. Si queremos realmente contar la historia de la industria automotriz argentina los fanatismos están totalmente de lado. Por la sencilla razón que un fanático, de lo que sea, no dialoga, sino que monologa. Pero además no razona. Así que tratar de mantener un diálogo es una tarea inútil.

Aclarado esto pasemos a conocer las palabras de uno de los protagonistas que estuvo inmerso en la historia del Torino. Ni más, ni menos que Oreste Berta que escribió lo siguiente: “Del Torino, algunos pueden decir que fue una derivación del Rambler American, Pero yo me pregunto: ¿qué parecido o parentesco hay entre un vehículo del cual se partió y la obra final? Si hiciéramos esta comparación, se vería que quedaron sin tocar, del auto original, sólo algunas chapas de la carrocería. Todo lo demás fue nuevo, producto del ingenio de gente que, con muchísima libertad y entusiasmo, trató de lograr un excelente automóvil”.

En primer plano la cupé Rambler American 440 H que trajo IKA al país.

Oreste Berta escribió este párrafo para la presentación del libro “El Torino. Edición especial 50 años” de Franco H. Cipolla que fue editado por Lenguaje claro Editora en septiembre de 2016. Creo que sus palabras son muy claras al respecto del origen del Torino de IKA.

En la entrada de la última de edición de Autoclásica, en octubre de 2016, se recibía al visitante con una isla donde se mostraban las distintas versiones del Torino y sus fuera de serie producidos en el país. Esto por el cincuentenario de su lanzamiento en Argentina. Pero lo más interesante era poder compararlos con los dos Rambler American, de dos (440 H) y cuatro puertas (330), que IKA supo traer a Argentina para usarlos como base para desarrollar el Torino.

Claro que muchos dirán que era el mismo automóvil. Pero solo estar un rato observándolos aparecía, en su carrocería, las diferencias. En los paneles laterales, en la luneta, en el caso del dos puertas, y en los cambios en la trompa y cola. Cambios que se realizaron en la casa Pininfarina y que la gente de IKA sostiene fue el último diseño en vida de Giovanni Battista “Pinin” Farina.

Adelante cupé Torino 380 y detrás cupé Rambler American 440 H.

Pero lo que hizo Pininfarina no fue solo “retoques” en la trompa y cola de lo que sería el Torino. Todo el interior del habitáculo es obra suya. Eso incluye tablero, asientos y el resto de los tapizados. También el baúl y el capot para poder albergar al motor Tornado, que no estaba en los planes iniciales de los ingenieros de IKA.

Pininfarina había pensado un capot más bajo y hubo que subirlo en varios centímetros de lo contrario los motores Tornado no podrían haber salido con el filtro de aire de fábrica. Otro tema fue el reparto de los pesos para lograr un 50% en ambos ejes, o al menos estar lo más cercano a ese equilibrio. En parte se logró en el Torino 380 con la ubicación de la batería en el baúl, por el servo freno en el vano motor.

Lo que realmente usaron en la planta de Santa Isabel en la provincia de Córdoba del Rambler American fue la base para desarrollar un automóvil nuevo. Que claro que se parece al American, si esa es su plataforma de despegue. Pero es eso, solo se parece. El resto fue modificado por los ingenieros de IKA.

Algunos de los Torinos de IKA expuestos en Autoclásica 2016.

Y no lo digo yo. Sino que lo dicen dos autores de sendos libros. Uno, que recientemente les comenté, “Del Jeep al Torino” de James F. McCloud que fueran el mandamás de IKA. El otro libro es el mencionado antes de Franco H. Cipolla sobre la historia del Torino. Ambos libros son fundamentales para entender algo de lo que significó el desarrollo del Torino en Argentina.

La mecánica del Torino no tiene nada en común con el Rambler American estadounidense. Desde el motor pasando por la transmisión y hasta llegar a las suspensiones. Lo que no fue desarrollado por ingenieros de IKA se adaptó al Torino, como sucedió con la caja de cambios de la empresa alemana ZF (Zahnradfabrik Friedrichshafen).

Cada uno de los desafíos en el diseño y desarrollo de una parte del Torino era un movimiento determinado dentro de la planta de Santa Isabel. Para el año 1962 llegaron desde Estados Unidos, traídos por George Harbert, dos unidades de Rambler American. Un sedán cuatro puertas y una cupé. A ambos automóviles se los desarmó por completo para poder estudiar la forma de producirlos con las adaptaciones necesarias. Esas que en parte ya les describí.

La cupé Rambler American 440 H que trajo la empresa IKA al país.

El diseño del nuevo automóvil recibió el nombre de “Proyecto Vehículo X”. Faltaba mucho tiempo para se lo llamara Torino. Incluso algún prototipo se denominó Rambler Torino tanto en los diseños en papel como el modelo en la escala 1:1 para el año 1965.

De esa época original, para el año 1963 y con una nueva línea del Rambler American, se pensaba en dos motores para el futuro automóvil de IKA, que iría a lidiar en el mercado de los autos compactos argentinos. Esos motores iniciales eran de 2,5 litros y cuatro cilindros y otro de 3 litros y seis cilindros, ambos en línea. Luego el motor Tornado de cuatro cilindros, 154 OHC (Over Head Camshaft, árbol de levas a la cabeza), se descartaría por varios problemas. De este motor solo se fabricaron menos de 100 unidades que se montaron en el Torino y el Jeep Pick-Up a modo de prueba. Pero las intensas vibraciones y el elevado consumo de combustible descartaron su producción.

Vayamos a la suspensión delantera que no era la misma del Rambler American, pero sí se usaron los brazos inferiores y superiores con el soporte de punta de eje del Rambler Classic. Esto fue para la unificación de piezas y el herramental para producirlas. Pero el resto del tren delantero fue de nuevo diseño. Tanto que se le agregó una barra antirrolido que ningún Rambler llevaba en origen.

El sedan de cuatro puertas Rambler American 330 que también
llegó a Argentina de la mano de IKA en proceso de restauración.

La suspensión trasera fue más complicada y existieron en el desarrollo del Torino tres versiones. Una con dos medios elásticos con una barra Panhard; otra con cuatro barras longitudinales también con barra Panhard y por último una con cuatro barras, dos longitudinales y dos diagonales a 45º. Esta última fue la que mejor resultado brindó.

Esta inspirada, en parte, en la suspensión trasera del Bergantín, que a su vez mantenía la original del Alfa Romeo 1900, del cual derivaba directamente. Los dos Rambler American que llegaron a Córdoba, desde Estados Unidos, tenían eje rígido con elásticos semielípticos. Nunca se pensó en una suspensión independiente para el eje trasero por el alto costo de producción.

La elección de la caja de cambios ZF fue del ingeniero George Harbert, que era el jefe de Ingeniería de Producto de IKA, y que estuvo al frente del “Proyecto X” que dio origen al Torino. Se pensaba usar la caja de cambios de Borg-Warner, que era la que montaban todos los vehículos de IKA. Pero una caja de cambios de tres velocidades, sin tener sincronizada la primera no era la mejor elección.

Las colas de la cupé Rambler American 440 H, a la izquierda, y a su lado la cola de una cupé Torino 380.

Además desde el punto de visto publicitario la caja Borg-Warner estaba asociada a los vehículos utilitarios. Por eso en una de las reuniones con James F. McCloud, éste, le preguntó a Harbert que caja de velocidades elegiría, para un auto deportivo, y sin dudarlo dijo la ZF. De ahí en más se hicieron las negociaciones pertinentes para obtener la licencia para su fabricación en la planta de Santa Isabel.

De todas formas hubo que realizar cambios en la relación de la primera velocidad en especial para la cupé Torino 380 por la potencia del motor Tornado. Tanto la versión cupé como el sedán cuatro puertas, Torino 300, usaron la caja ZF, salvo que en este último era de 3 velocidades. La cupé con palanca de cambios al piso y al volante en el caso del sedan. Más tarde también la traería al piso. El diferencial originalmente era un Dana 30 en el “Proyecto X”, pero con el aumento de potencia del Torino se optó por un Dana 44.

IKA decidió usar el motor Tornado-Jet para el Torino. El mismo que usaba la línea Rambler, la Estanciera y la Gladiator. Ya había tenido mejoras con respecto al motor llagado desde Estados Unidos. Pero se le siguieron realizando tantos cambios, gracias al ingeniero Eduardo Genari, que se puede decir que lo “argentinizaron”.

A la izquierda la cola del Tiwle Ciervo de Juan Winograd y a su lado la cola del sedan cuatro puertas Rambler American 330.

En Estados Unidos el motor Tornado había tenido una serie de problemas con su árbol de levas, por ejemplo. Pero también con la mala calidad de los aceites que se conseguían por ese tiempo en el país del norte del continente. El motor Tornado fue diseñado por el italiano Achille “Sammy” Sampietro que fue contratado por Willys-Overland, que venía de trabajar en la Austin-Healey.

Se usó de base para la construcción del motor Tornado el block del motor Continental. Claro que con un árbol de levas a la cabeza. Esto fue lo que menos gustó al comprador estadounidense. Lo consideraron un motor de avanzada y poco conocido, en especial por los mecánicos. Para los estadounidenses era un motor europeo.

Esto fue uno de los contratiempos que impidieron desarrollar más las experimentaciones con el motor Tornado en Estados Unidos. Tanto que para el año 1965 ya no lo montaban en sus vehículos utilitarios, de uso civil, de la marca Jeep o Kaiser. Pero sí se los siguió usando en vehículos militares como el Kaiser Jeep M-715 o el 5/4T.

El Tiwle Ciervo de 1974 un fuera de serie basado en el Torino de IKA del concesionario Juan Winograd.

Tanto que IKA exportó más de 20.000 motores a Estados Unidos para esos vehículos militares. Muchos de los cuales llevaron los motores argentinos a la Guerra de Vietnam. Eso fue porque Kaiser Corporation había dejado de producirlos en Estados Unidos por los problemas mencionados. En cambio los ingenieros argentinos de IKA habían mejorado el motor Tornado que pasó a llamarse Interceptor cuando lo montaron en el Torino.

Para la cupé se usó el 230 OHC y para el sedan el 181 OHC, el mismo que usaba la Estanciera. Luego saldrían versiones del sedan con el motor 230 OHC. Pero esos motores Tornado no eran los mismos que habían llegado de Estados Unidos. Tenía un gran trabajo del ingeniero Eduardo Genari en su interior. Se puede decir que era un motor distinto al estadounidense.

El primer equipo de trabajo que estuvo a cargo del desarrollo del Torino en IKA fueron: George Harbert como jefe del “Proyecto X”; Durward Leeper, ingeniero en jefe ayudante; ingeniero Eduardo Genari, motores (ya mencioné el trabajo sobre el Tornado); Miroslav Mayer, suspensión; ingeniero Jorge Jovicich, carrocería; ingeniero Héctor Cabrera, electricidad, ingeniero Jorge Giovannoni, pinturas y tapizados y Jorge Malbrán enlace de producción.

Una cupé Torino Comahue GT SE-80 del año 1977 realizada por el concesionario Lutteral.

Para finalizar esta breve historia del Torino les cuento que fue el primer automóvil fabricado en serie, del mundo, en traer faros auxiliares de iodo. La empresa Carello fue la encargada del desarrollo en Argentina de esos faros auxiliares de profundidad en la parrilla del Torino, que era accionados por una llave independiente. Se pensó en este sistema de iluminación por la velocidad máxima que desarrollaría la cupé Torino y por el tipo de rutas del país durante el manejo nocturno.

En la presentación del libro “Del Jeep al Torino” de James F McCloud, Heriberto Pronello contó que fueron unos 60 prototipos de caño de escape que se fabricaron hasta llegar al característico del Torino. Ese sonido que alertaba de su llegada a un lugar antes que estuviera ahí… Pedro L. “gordo” Bronemberg fue el encargado de darle forma a ese caño de escape que identificó al Torino desde su aparición en el mercado argentino.

Se podría contar mucho más sobre el desarrollo del Torino, pero como síntesis me parece que alcanza para comprender la tarea que significó su realización por parte de la empresa IKA en Argentina. Ahora está en los lectores aceptar estos datos históricos que se pueden constatar en dos libros editados en el país y no son dichos míos.

Las fotografías que ilustran esta nota sobre los orígenes del Torino de IKA fueron tomadas el domingo 9 de octubre de 2016 en el Hipódromo de San Isidro, ubicado en la provincia de Buenos Aires, donde se realizó Autoclásica 2016. Los Torino y los Rambler American 440 H y 330 estaban ubicados en una isla a la entrada al predio.

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Mauricio Uldane
Editor de Archivo de autos 

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