Muchas empresas automotrices argentinas
solo tuvieron un prototipo, o solo lograron producir unas pocas unidades de su
modelo de automóvil. Algunas por falta de inversores, otros por ser vehículos
no viables económicamente y algunos por ser directamente una estafa. A finales
de la década del cincuenta hubo una explosión de empresas que anhelaban tener
su propio automóvil, y esto duró hasta los primeros años de la década
siguiente.
Koller
de 1959 fabricado por la empresa santafecina EKIS SA.
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El Koller no escapó a esa oleada de
pequeñas automotrices que no soportaron los vaivenes económicos y la
competencia de otras empresas más grandes con mejores recursos técnicos y
económicos. Pero conozcamos un poco los antecedentes del automóvil Koller del
año 1959.
Alberto José Koller había nacido en
Argentina, de familia de origen suizo. Es así como en cuando tiene 6 años de
edad parte, con su familia, a Suiza para cursar la escuela primaria en ese
país. Pero cuando contaba con 14 años de edad la familia regresa a Argentina
cuando estalla la Segunda Guerra Mundial.
Ya establecido en Buenos Aires, a los 20
años, comienza a trabajar como tornero. Para el año 1944 se asocia con José
Héller y entre ambos fundan la empresa Koller y Héller SRL (Sociedad de
Responsabilidad Limitada) para fabricar muebles de acero. En el año 1958 crean la
empresa EKIS SA (Establecimientos Koller Industrias Santafecinas SA).
La idea era fabricar matricería para
automóviles. Pronto la empresa EKIS comenzó la construcción de remolques y
plataformas para uso rural y urbano. Con un catálogo que tenía remolques de dos
y tres ejes, acoplados tanque cisterna para riego, semirremolques de uno y dos
ejes y remolques pequeños.
La cola del Koller del año 1959 de la empresa santafecina EKIS SA. |
En el tiempo venidero algunos directivos
de EKIS, y los propietarios de la firma de Santa Fe, crearon una empresa
independiente con el propósito de fabricar un automóvil. Con la idea de hacer
una producción seriada como las empresas estadounidenses. El automóvil pensado
sería barato de producir y del tipo familiar con un tamaño chico.
La planta de fabricación estaba ubicada a
la vera de la Ruta 9 en la localidad de Carcarañá en la provincia de Santa Fe.
En un principio el capital inicial sería aportado por EKIS SA y se comenzó a
invitar a inversores externos, tanto de Argentina como del exterior, para sumar
más dinero para el nuevo proyecto. Esto se haría con la suscripción de acciones
públicas. Para vender el nuevo automóvil se contaría con una red de 200 concesionarios
que pertenecían a EKIS SA.
Así en noviembre de 1959 se anunciaba por
catálogo el nuevo automóvil llamado Koller. Antes que eso, entre el 18 y 24 de
octubre del mismo año, el prototipo fue presentado en la ciudad de Rosario. La
carrocería se había pintado de dos colores: rojo y blanco. En blanco estaban
pintados los laterales y el techo mientras que el resto del Koller era de color
rojo. También fue presentado el 3 de diciembre de 1959 en la galería de la
tienda Harrods en la calle Florida de la ciudad de Buenos Aires.
La carrocería era de PRFV (Plástico
Reforzado con Fibra de Vidrio) montada sobre un chasis tubular. El motor
elegido era el Wartburg de 3 cilindros en línea de dos tiempos con una
cilindrada de 901 centímetros cúbicos con una potencia de 37 HP a 4.000. Este
motor de origen alemán era el mismo que usaba el automóvil Graciela
contemporáneo fabricado por la empresa estatal DINFIA (Dirección Nacional de
Fabricaciones e Investigaciones Aeronáuticas).
El diámetro de los cilindros era de 70
milímetros y la carrera de los pistones de 78 milímetros, mientras que la
relación de compresión era de 6,6:1. El sistema eléctrico era de 6 volts y la
recarga de la batería se hacía por una dínamo.
La caja de cambios era de cuatro
velocidades con marcha atrás y la palanca de cambios estaba ubicada en la
columna de dirección. La tracción era delantera. El esquema mecánico era muy
similar al Auto Union 1000 S, que también se fabricaría en la provincia de
Santa Fe. La relación del diferencial era de 4,857:1.
La suspensión delantera era independiente
con resortes helicoidales y amortiguadores hidráulicos. La suspensión trasera era
mediante eje rígido con elásticos semielípticos longitudinales y amortiguadores
hidráulicos. Los frenos eran de tambor en las cuatro ruedas de accionamiento
hidráulico. La dirección era del tipo de tornillo sinfín.
Las medidas del Koller de 1959 eran las
siguientes: largo, 3.800 milímetros; ancho, 1.445 milímetros; alto, 1.270
milímetros; distancia entre ejes, 2.090 milímetros; trocha delantera, 1.050
milímetros; trocha trasera, 1.100 milímetros y despeje, 17 milímetros. El peso
en vacío era de 800 kilogramos. La medida de los neumáticos era 5,60 x 13
pulgadas.
El Koller llamó la atención en los
lugares que fue exhibido. En las esas muestras se estableció que el valor del
automóvil sería de 230.000 pesos moneda nacional. Los planes de EKIS SA era
comenzar su fabricación para el año 1960. Pero la realidad es que solo se
fabricaron tres unidades de las cuales solo dos fueron completamente
terminadas.
De esas dos unidades, la primera en
producirse, fue vendida a un tornero de la empresa EKIS. Mientras que la
segunda unidad fue a parar a manos de Mario Laus que lo usó por espacio de unos
dos años. En ese tiempo le realizó viajes a la ciudad balnearia de Mar del
Plata, en la provincia de Buenos Aires, y a Tostado, ciudad de la provincia de
Santa Fe. Luego cambiaría el Koller por un Fiat 600.
Mario Laus contaba, al diario La Capital:
“Viajaba a 140 kilómetros por hora y era un auto muy vistoso que a todos
llamaba la atención”. También contó que: “Jamás tuvo problemas y a los dos años
lo cambié por un Fiat 600 en Cañada de Gómez”. Sin embargo, Laus, contó que el
Koller tenía problemas de terminación.
Algo parecido contó, al mismo diario
rosarino, Roberto Merindol que fuera mecánico de EKIS SA: “Muchos detalles fueron
terminados a último momento, e incluso notábamos algunas imperfecciones que
había que corregir, como la ubicación de la rueda trasera”. Esto lo contaba
cuando el Koller fue presentado en el mes de octubre de 1959 en la ciudad de
Rosario.
Incluso mencionó que los paragolpes
habían sido confeccionados a mano para poder presentar el automóvil en la exhibición.
Pese a eso el Koller había llamado la atención del público presente por los
colores, las baguetas cromadas, las tazas, también cromadas, de gran tamaño y
los neumáticos con bandas blancas.
La carrocería se parecía al Opel Olympia
Rekord alemán que importara la empresa General Motors Argentina en el año 1957.
Eso para el parabrisas, luneta y laterales. Pero la trompa se asemejaba un
Chevrolet Bel Air de 1958 con sus dobles faros. En cambio la cola con la rueda
de auxilio en posición vertical traía recuerdos del Ford Thunderbird del año
1956.
No sé el actual paradero de esas únicas
tres unidades que se fabricaron. Sabemos que dos se vendieron y que una tercera
no llegó a terminarse. Pero el destino final es desconocido para mí. Este es
otro de esos intentos de producir automóviles de una manera casi artesanal.
Aunque la empresa EKIS tenía otros planes. Tanto que los directivos viajaron a
Gran Bretaña para perfeccionar el armado de las carrocerías de plástico.
Gracias a los sitios Autohistoria,
Autopasion18 y Coche Argentino, como el Diario La Capital, pude recabar los
datos necesarios para escribir esta nota sobre el Koller santafecino. También
quiero agradecerle a Jorge López el envío de las fotos para ilustrar la nota.
Mauricio
Uldane
Editor
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