Las pruebas a automóviles que realizaba
la revista Parabrisas se llamaron road test y el primero que realizó, dicha
publicación, fue al Fiat 1100 modelo 1960. Hoy conoceremos algunas opiniones de
esa prueba y los resultados obtenidos del automóvil que fabricaba la empresa
Fiat Concórd en Argentina.
Parte de la trompa
del Fiat 1100 del año 1960 que fue el primer automóvil argentino testeado por la revista Parabrisas en su número 13 de noviembre de 1961. |
La empresa italiana presentó el Fiat 1100
en el país en el año 1960 cuando, junto con el Fiat 600, comienza a fabricarlo localmente.
Se produjeron 23.152 unidades, según datos de ADEFA (Asociación de Fábricas de
Automotores) entre los años 1960 y 1963. Será reemplazado por un nuevo modelo:
el Fiat 1500.
La versión del Fiat 1100 que se fabricó
en Argentina era el modelo 103 D Export. La última de las versiones de este
automóvil italiano presentado en el año 1949. Que a su vez era la evolución del
modelo 1100 fabricado entre los años 1940 y 1948. Por lo tanto su diseño era
algo viejo para la época, pero no por eso era un mal auto.
Se podría decir que todo lo contrario.
Cumplía a la perfección para lo que había sido diseñado: un auto familiar
mediano. Que apuntaba a la clase media argentina de principios de los años
sesenta. Además de tener un consumo bajo y unas buenas prestaciones.
Los periodistas de Parabrisas quedaron
gratamente sorprendidos de la gran capacidad del baúl del Fiat 1100. Justamente
por ser un auto mediano chico con un motor de casi 1,1 litros de cilindrada. El
motor era Fiat 103 D.000 de cuatro cilindros en línea con una cilindrada de
1.089 centímetros cúbicos con una potencia de 48 HP SAE a 4.800 revoluciones
por minuto.
El motor necesitaba tomar temperatura
antes de poner en marcha el automóvil. Para el arranque en frío tenía un
cebador y además en el tablero contaba con un acelerador de mano. Este
acelerador solamente se podía accionar hasta cierto punto, cosa que impedía
acelerar a fondo el motor. Esto era para evitar esta acción al no tener
retroceso automático como el acelerador de pie.
Una vez entibiado el motor la marcha era
ágil en el tránsito urbano gracias a la liviandad de los pedales de freno y
embrague. El acelerador también tenía un accionamiento suave. Solo al apretar a
fondo el acelerador el pie quedaba en un ángulo incómodo. En una velocidad
normal, y legal, el ángulo de ataque era cómodo al pie.
El Fiat 1100 tenía la palanca de cambios
al volante lo que permitía, en recorridos cortos, llevar una tercera persona en
el asiento delantero. Los cambios eran suaves de accionar gracias a un buen
desempeño del varillaje. Solo una cosa notaron los testers de Parabrisas. Y era
que para colocar la segunda velocidad había que tirar un poco la palanca hacia
el conductor. De otra manera se colocaba en forma accidental la cuarta
velocidad.
En cuarta y circulando a 25 kilómetros
por hora se podía fondear el acelerador que el Fiat 1100 respondía
perfectamente. Salía suavemente y sin ningún inconveniente, eso sí, usando
nafta especial. La relación de compresión era de 7:1.
En cuanto al consumo, dentro de la ciudad
de Buenos Aires, arrojó que con un litro de combustible se podían recorrer 9,3
kilómetros. Con lo cual se podía hacer un poco más de 200 kilómetros con 20
litros en una ciudad. En cambio a 80 kilómetros por hora en ruta el consumo era
de 12,7 litros por kilómetro. Con lo cual se podían recorrer 254 kilómetros con
20 litros.
Con los 38 litros del tanque de
combustible, y circulando a 80 kilómetros por hora, se podía llegar a la ciudad
balnearia de Mar del Plata desde Buenos Aires (un poco más de 400 kilómetros de
distancia). Lo cual era más que suficiente para el argentino medio de aquellos
años sesenta. Al circular por encima de los 100 kilómetros por hora se podían
recorrer 220 kilómetros con 20 litros de combustible.
La velocidad máxima obtenida como
promedio de recorridas en sentido opuestos, del primer road test de la revista
Parabrisas, fue de 122,400 kilómetros por hora. La aceleración de 0 a 500
metros fue de 28 segundos y dos décimas.
Los frenos fueron una de las partes
mecánicas más elogiadas por los periodistas de Parabrisas. Se necesitaban de
8,7 metros para detenerlo de 40 a 0 kilómetros por hora. De 80 a 0 kilómetros
por hora se necesitaban de 35 metros y de 100 a 0 kilómetros por hora el Fiat
1100 detenía su marcha en 55 metros.
Tan buenos eran los frenos del Fiat 1100
que luego de hacer las pruebas de frenado en el autódromo de la ciudad de
Buenos Aires, Juan Andreazza, piloto oficial de Fiat Concórd, les dijo a los
periodistas de Parabrisas: “Vea, toquen las campanas… están frías…”. Y así era.
Los frenos no perdían ni potencia, ni eficacia, además de ser progresivos.
En ruta se podía crucerear entre los 80 y
100 kilómetros por hora sin problemas con el Fiat 1100. La estabilidad era
buena y los virajes se podían tomar sin problemas para el conductor medio. En
las curvas tomadas a mucha velocidad había tendencia al sobre viraje. Con la
presión de los neumáticos indicada de fábrica doblaba bien.
Esa presión era de 22 libras por pulgada
cuadrada para los neumáticos delanteros y de 25 libras por pulgada cuadrada
para los traseros. El diámetro de giro de la dirección acusó de 10,58 metros
para la izquierda y de 10,61 metros para la derecha. El volante tenía dos rayos
con el botón de la bocina en el centro. Este volante era muy parecido al del
Fiat 600 también fabricado por Fiat Concórd.
A las conclusiones que llegaron los
periodistas de la revista Parabrisas fueron que el Fiat 1100 era un buen
automóvil para circular por el tránsito de la ciudad de Buenos Aires. Por tener
los controles livianos y precisos por tener excelentes frenos y aceleración
adecuada a las circunstancias. Además de ser fácil de estacionar en cualquier
parte de la ciudad.
La contra sería, que por tener un diseño
viejo, la visibilidad trasera no era buena, menos por el tipo de espejo
retrovisor interno. Pero ese diseño antiguo le jugaba a favor en las plazas
traseras que era más altas que los automóviles más modernos de la época.
También el viejo diseño de apertura de
puerta contra el viento, o puertas suicidas, le permitía un mejor ingreso y
egreso del habitáculo del Fiat 1100. Lo viejo le jugaba a favor de las nuevas
tendencias en diseño y seguridad que venían marchando en los primeros años de
la década del sesenta.
Las fotografías fueron tomadas de la
revista Parabrisas número 13 de noviembre de 1961 y donde se publicó el primer
road test que hicieron los periodistas de la mencionada publicación argentina.
Mauricio
Uldane
Editor
de Archivo de autos
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Todo bien los comentarios pero difiero con los frenos le cuesta frenar.
ResponderBorrarHola, no sé tu nombre.
BorrarEn estos viejos autos podía haber diferencias entre una unidad y otra en la eficacia en el frenado.
Por otro lado una cuestión era como frenaba a principios de los años sesenta y la comparación en la actualidad.
Saludos.