Algunos habrán oído hablar del autódromo General
San Martín ubicado a cuatro cuadras de la estación del mismo nombre del
Ferrocarril Mitre. Claro que esto ocurrió a finales de la década del veinte y
ni rastros quedan de esa pista. Hoy conoceremos algo de la historia de ese
circuito en la provincia de Buenos Aires, para aquellos que ignoraban de su
existencia.
Vista de las tribunas del autódromo General San Martín en la carrera inaugural. En primer plano Eduardo Estanguet, segundo Domingo Bucci y tercero Víctor Pángaro. |
El autódromo General San Martín fue la
iniciativa de un grupo privado donde se encontraban un ex concejal, Rodolfo
Travers, y el ingeniero J. Marchessotti. La construcción se realizó en el año
1927 y según sus proyectistas en las curvas, los automóviles, podrían alcanzar
los 190 kilómetros por hora.
Lógicamente el anuncio de la construcción
de este autódromo, en el partido de San Martín en la provincia de Buenos Aires,
causó cierta conmoción. La pista tenía una longitud estimada en los 3.000
metros con un ancho que sería de más de 10 metros.
Para realizar la obra del autódromo General
San Martín se necesitaron 460 obreros. El piso del circuito era de tierra que
estaba apisonada y con una “abundante capa de petróleo” según los dichos de sus
constructores. El predio fue cercado con un paredón alto. En algunas de las
fotografías de época se aprecia dicho muro.
El muro perimetral del autódromo General San Martín. En la arcada de la entrada se puede leer el nombre del circuito. |
Las curvas estarían peraltadas con la
posibilidad de circular, en la parte superior, a 170 kilómetros por hora. La
ubicación no era mala para la época, finales de la década del veinte. Se ubicó
a cuatro cuadras de la estación San Martín del actual Ferrocarril Mitre y a tan
solo una cuadra del Hipódromo de San Martín.
Ambos lugares, hoy en pleno siglo XXI,
cuesta ubicarlos en el mapa. Y eso que contamos con mapas satelitales a la mano
en Internet. La zona es totalmente urbana y sin un vestigio de esas dos pistas:
una para automóviles y la otra para caballos. Dentro de las ilustraciones hay
un plano que nos ubica ambas pistas para tener una idea de dónde estaban en el
año 1927.
El costo total de la obra fue estimado en
1.200.000 pesos de la época. Para los primeros días del mes de junio de 1927
las obras estaban listas y el ingeniero Máximo Tardieu estuvo a cargo de la
fiscalización. Era un dirigente deportivo de la época que estaba capacitado
para la tarea.
El estacionamiento de automóviles frente a las tribunas del autódromo de San Martín. |
Su opinión, expresada en la revista del
Automóvil Club Argentino (ACA) fue lapidaria. “Con su pista de tierra más que
mediocre, sus perfiles defectuosos, sus pésimas curvas, el autódromo de San
Martín, deficiente bajo cualquier punto de vista, resultará un proyecto
fracasado”, dijo Tardieu.
Con esa opinión tan desfavorable,
igualmente, se realizó su inauguración el domingo 3 de julio de 1927. Como un
presagio del futuro del autódromo General San Martín, ese día llovió. Parece
que hasta el cielo lloraba por esa inauguración. Pese al clima adverso muchas
personas se acercaron al circuito.
En automóviles, en ómnibus o en tren
llegó el público que quería presenciar la carrera inaugural. Fue en vano. Las
autoridades de la pista anunciaron que no se correría y que la competencia se
pasaba para el domingo siguiente. Por suerte el domingo 10 de julio el clima
fue favorable para la carrera.
El frío reinante en un día luminoso fue
el marco de la primera carrera del autódromo General San Martín. Los autos de
carrera largaron con diez metros de distancia entre ellos. Pronto Eduardo
Estanguet tomó la punta seguido por Domingo Bucci y en el tercer puesto Víctor
Pángaro. Todo iba bien hasta que el Delage de Estanguet volcó.
Vista de la pista del autódromo General San Martín. |
“¡Volcó el 4!”, era el grito del público
en las tribunas. Pero por suerte para Estanguet y su acompañante no pasó de un
susto. Pronto, al final de la curva, y con los brazos alzados demostraron a los
concurrentes que estaban sanos y salvos. Las sospechas comenzaron a rondar por
el autódromo de San Martín.
Domingo Bucci se lanzó con el primer
puesto en la carrera inicial y su acompañante fue Eleuterio Donzino, que era su
cuñado y más tarde un famoso corredor del pasado deportivo de Argentina.
También se comentó que Eduardo Estanguet había recibido su auto de carrera 48
horas antes de la competición y que terminó volcándolo en la carrera inaugural.
Encima de males Tardieu volvió con sus
críticas sobre el autódromo General San Martín. “Los hechos nos dieron la
razón. Por un lado, el accidente de Estanguet que felizmente no resultó grave,
en uno de los puntos señalados como peligrosos. Por el otro, los bajos
promedios alcanzados. Sépase que la misma Bugatti 4 cilindros desarrolló en Montlhéry
(Francia), una velocidad de 160 kilómetros por hora. Aquí hizo 30 kilómetro
menos”, dijo el ingeniero Máximo Tardieu.
No era bueno el futuro de este circuito y
parece que el error estaba en la construcción de la pista. El tipo de suelo de
tierra apisonada que tenía un recubrimiento con un agente bituminoso fue lo que
provocó los constantes riesgos. Además implicó múltiples reparaciones. Al
parece gran parte del dinero se usó para el muro perimetral. Si ese dinero si
hubiera utilizado para la construcción adecuada de la pista otra hubiera sido
la historia del autódromo de San Martín.
Plano con la ubicación, en el año 1927, del autódromo General San Martín. |
Lo cierto que ese defecto en la
construcción del autódromo General San Martín fue su propia tumba. En el libro
“Medio siglo de automovilismo argentino” de Ricardo Lorenzo, conocido con el
apodo de Borocotó, escribió lo siguiente: “Lo cierto es que al irse hundiendo
las curvas, porque la tierra cedía, se fue hundiendo el autódromo”. Ese fue el
fin del circuito.
Cómo hubiera sido si ese autódromo de San
Martín hubiera tenido una mejor base de su pista. ¿Tal vez no hubiera existido
el Autódromo Juan y Oscar Gálvez actual? No lo sé. Pero sí que el emplazamiento
no era malo y hoy estaría metido en el corazón de la periferia de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires.
Lo interesante de esta historia es que
hoy en día es imposible saber que estuvo emplazado un autódromo en esa zona del
Gran Buenos Aires. Si bien hay grandes espacios verdes cerca. No tenemos la
menor referencia de su existencia. Incluso los habitantes de las casas,
ubicadas en el lugar, no creo que sepan que casi 90 años atrás se corrieron
carreras donde ellos viven ahora.
Si creemos en los fantasmas, tal vez y
solo tal vez, en algunos días de la semana se escuchen los rugidos de los
viejos bólidos tomando las malas curvas del autódromo General San Martín. O
solo es parte de mi imaginación, como los relatos que salen este mismo día,
pero cada dos semanas.
Las imágenes que ilustran esta nota
fueron tomadas de la Historia Deportiva del Automovilismo Argentino de Alfredo
Parga editada por La Nación en el año 1995 y que saliera como fascículo
acompañando al diario.
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Mauricio
Uldane
Editor
de Archivo de autos
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