El Salón de
París vio la presentación oficial, en el año 1929, del nuevo modelo Lancia
Dilambda, que venía a reemplazar al Lambda, que desde su concepción ya
tenía casi diez años. El nuevo modelo de Lancia volvió al esquema de chasis y carrocería dado el elevado
peso del Dilambda.
Lancia Dilambda del año 1929 en la versión berlina. |
La breve y brillante experiencia con el Trikappa motorizado con un 8 cilindros es lo que impulsó a Vincenzo Lancia a desarrollar, a partir
del año 1926, el nuevo modelo que se
denominaría Dilambda. Así en la
primavera del año mencionado se comenzó con el proyecto de este nuevo
modelo que se ofrecería en dos versiones: berlina
y torpedo.
Pero dadas las condiciones mecánicas del Dilambda
muchos carroceros crearon modelos fuera
de serie de este auto de la marca Lancia. El motor presentaba una
cilindrada de 3.960 centímetros cúbicos
con una potencia de 100 HP a 4.000
revoluciones por minuto con una relación de compresión de 5,35:1. El diámetro de los cilindros
era de 79,37 milímetros y la carrera
de los pistones era de 100 milímetros
y los dos bloques, de cuatro cilindros cada uno, estaban inclinados en un ángulo de 24º.
El árbol de levas era a la cabeza con válvulas verticales paralelas accionadas por
botadores y balancines. La velocidad máxima de la versión larga, hubo otra de menor distancia entre ejes, alcanzaba
los 125 kilómetros por hora. A
partir del año 1931, el de chasis corto, alcanzaba los 135 kilómetros por hora. Recuerden que
estamos hablando de automóviles de finales de la década del veinte.
El chasis del Dilambda estaba conformado por largueros huecos soldados eléctricamente,
solución patentada el 6 de junio de 1927.
Como vemos Vincenzo Lancia estaba a la vanguardia
de los constructores de automóviles europeos. Para unir los largueros se
usó una caja de chapa en forma de letra “X” perforada para el paso del cardan.
Eso ubicado en la parte central del chasis. Esta solución la tuvieron muchos
otros autos europeos posteriores.
La suspensión delantera era independiente, algo para nada habitual entre los constructores
de la época. Lancia siempre estaba un paso adelante, a veces muchos más de la
cuenta. El tanque de combustible colocado en la parte posterior aumentaba la rigidez de toda la estructura
del Dilambda.
Pero las innovaciones seguían en el motor del nuevo
Lancia como la incorporación de un termostato
para regular la temperatura del agua del sistema de refrigeración. Además una bomba renovaba el aceite del cárter del
motor, también presentaba una sistema de lubricación centralizado del chasis
mediante una bomba Bijur que se
accionaba con un pedal debajo del tablero y por último la aplicación de
cojinetes “silentbloc” en las
articulaciones del Dilambda.
Como se ve no era solo un nuevo auto, era mucho más.
Varias de sus adelantos recién los veríamos en automóviles muchos años en el
futuro. Entre los años 1929 y 1932
se fabricaron 1.685 unidades de una
distancia entre ejes de 3.475 milímetros,
en cambio el más corto, 3.290 milímetros,
entre ejes, se fabricaron 1.000 unidades.
Parecen pocas unidades pero dado el contexto económico, y al mercado que
apuntaba el Dilambda, no lo fueron.
En la vieja fotografía vemos el modelo berlina, del
año 1929, con portaequipajes y baúl en la
cola, además de tener la rueda de
auxilio en posición lateral sobre el guardabarros. Si miran con
detenimiento la fotografía verán, en el parante del parabrisas, el brazo indicador de giro.
Para la presentación, en París, del Dilambda viajó
especialmente Vincenzo Lancia en una
unidad para realizar demostraciones, acompañado por el director de la oficina
técnica ingeniero Baggi, el jefe del
departamento de competición Gaudencio
Varga y el piloto de pruebas Gismondi
que había puesto a punto el auto. Giussepe
Sola fue el encargado de proyectar y diseñar el motor del Dilambda y Battista Falchetto se encargó del
chasis, las suspensiones y los mecanismos de transmisión, todo bajo la
supervisión de Vincenzo Lancia.
Las opiniones de la prensa especializada sobre el
nuevo automóvil de la marca Lancia se pueden sintetizar en estas líneas
aparecidas en la revista “Motor Italia”
en el número dedicado al Salón de París
de 1929: “el Dilambda puede andar, en directa, a paso de hombre; acelera
con extraordinaria rapidez hasta alcanzar una velocidad superior a los 120
kilómetros por hora, siempre en directa. El nuevo Lancia no tiene dimensiones
excesivas y es relativamente liviano; conserva una buena maniobrabilidad y no
fatiga en absoluto al conductor. Se presenta, estéticamente, de manera
impecable: es un automóvil aristocrático e imponente, pero se equivocan los que
lo confunden con otros automóviles de lujo, especialmente extranjeros, que
tienen una magnífica presencia… parados o en las calles de la ciudad, pero que
luego demuestran ser en las carreteras mediocres e incapaces de mantener
velocidades medias razonables. El Dilambda es por sobre todo una máquina y una
máquina construida para los caminos tales como son, buenos o malos, rectos o
con curvas pronunciadas. Está hecho para viajar con gran seguridad, con
inigualable confort y con toda la velocidad que se pueda desear…”
La fotografía del Lancia Dilambda de 1929, que nos sirve para ilustrar esta nota de
un auto antiguo, está tomada de la
revista Automundo número 19 del 4 de agosto de 1965.
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Mauricio Uldane
Editor de Archivo de autos
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