Mi
padre fue chofer de un abogado de la ciudad de Buenos Aires por más de treinta
años. Manejó diferentes autos nuevos a lo largo de sus años como chofer. Uno de
esos automóviles 0
kilómetro fue un Valiant IV modelo 1967 color azul noche.
Al
poco tiempo de sacarlo de la concesionaria, mi papá, le cambió los amortiguadores
por unos más duros y le puso cuatro neumáticos de baja presión, así le llamaban
a los primeros neumáticos radiales que entraron al país. Los que le puso mi
viejo al Valiant IV eran Michelin importados desde Francia.
Andar
con esos neumáticos por la ciudad de Buenos Aires era toda una historia. Cada
tanto te tocaban bocina para avisarte que tenías baja una goma. El público
local no tenía vista la pisada de un neumático radial y les parecía que el auto
tenía una goma baja.
Otra
cosa que le hizo al Valiant IV del patrón fue sacarles las tazas de las ruedas,
con lo cual tenía un aspecto deportivo. Las ruedas negras y el auto más bajo
que lo normal tenía lo suyo a fines de la década del ’60. La tenida en ruta
había cambiado notoriamente y el Valiant IV crucereaba a 140-150 kilómetros por
hora como nada.
Valiant IV extraído de una publicidad de la revista Confirmado del 15 de septiembre de 1967. |
Recuerdo
que el interior de ese auto era enorme, sobretodo para un chico de siete años,
como tenía en aquellos años. Seis adultos cambian cómodamente en su interior y
se podía viajar en ruta plácidamente. Tengo el recuerdo de un viaje a la
localidad de 9 de Julio en la provincia de Buenos Aires con ese Valiant IV azul
noche. Fuimos a visitar unos parientes de una tía abuela que vivían en esa
localidad. El viaje lo hicimos en el verano desde la casa de mi abuela en San Miguel.
Fuimos y vinimos en el día y el andar del Valiant IV en la ruta era muy bueno.
El
color azul noche del Valiant IV era muy lindo de día y de noche parecía negro.
Una vez le pasó a mi viejo que la policía le hizo una multa, no recuerdo
porque. El color del Valiant IV pasó a ser negro en la boleta, con lo cual
nunca pudieron cobrarle la multa porque el color verdadero era azul noche. Esta
demás decir que las foto-multas no estaban en la cabeza de ningún agente de
tránsito o zorros grises como se los llamaba por entonces.
Hay
una historia con ese Valiant IV que merece ser contada. En diciembre de 1967
los patrones de mi viejo emprendieron un viaje a Francia y para ablandar el
auto nos fuimos unos días a Mar de Ajó en la Costa Atlántica en la provincia
de Buenos Aires.
Partimos
mi viejo, mi mamá, mi tía abuela, mi abuela y yo rumbo a Mar de Ajó a fines de
concretar el alquiler de un departamento para la temporada de verano que se
acercaba. Fueron unos tres o cuatro días de un fin de semana. Llegamos a Mar de
Ajó a media mañana y el recuerdo es que había aguaciles o libélulas por doquier.
Estaban todos amontonados en una “L” que hacía la edificación del lugar. Nunca
había visto una cosa similar y no la he vuelto a ver. Si hablabas mucho o
abrías la puerta del auto se te metía uno seguro.
Recuerdo
que la dueña de los departamentos era una mujer portuguesa, que había recibido
la visita de un sobrino de once años que había venido solo desde Portugal en
barco. El viaje le había durado un mes.
Un
día a la tarde mi viejo enfiló el Valiant IV con rumbo a Punta Médanos, donde
está el faro de Mar de Ajó. Les recuerdo que en aquella época no existía la
ruta interbalnearia, ni la ruta 11 estaba asfaltada. Por lo tanto el único
camino al faro era por la playa, a la cual se bajaba cuando casi terminaba el
pueblo de Mar de Ajó. Entrar a la playa era una tarea que requería de
entrenamiento, había que acelerar el auto en primera y encarar la arena con
buena velocidad. El Valiant IV no tenía tracción delantera que facilita el
manejo en caminos de arena o barro.
Una
vez que ingresamos a la playa viajamos hasta el faro de Punta Médanos que está
a más de 20 kilómetros
al sur del pueblo de Mar de Ajó. En aquellos años se podía llegar perfectamente
por la playa hasta el faro de Punta Médanos. En el faro hay un puesto de
Prefectura Naval y los vehículos de la guarnición iban y venían hasta Mar de
Ajó para abastecerse. Hoy no es necesario porque tienen la ruta 11 asfaltada y
el camino pavimentado llega hasta el faro. Llegar a Punta Médanos por la playa
en la actualidad implica usar un vehículo 4x4.
El
viaje al faro era para recolectar caracoles porque durante los meses de octubre
y noviembre el mar saca los caparazones de los caracoles muertos. En aquellos
años era un cementerio de cuadras que iba de la orilla del mar, hasta los
médanos. Pilas de caracoles, almejas, mejillones y demás bivalvos estaban sembrados
en la arena. Mi madre, mi tía abuela y mi abuela se dedicaron a buscar las
piezas más llamativas o coloridas. Por supuesto que ayudaba en la tarea,
mientras mi viejo había estacionado el Valiant IV en una zona segura de la playa.
La
tarde corría y se acercaba el anochecer. Está decir que éramos los únicos
humanos en la zona, salvo los prefectos del faro. Llega la hora del regreso al
pueblo de Mar de Ajó. Mi viejo dice: “mejor saco el auto hasta la arena húmeda
y suben allí”. Ahí empieza la odisea del Valiant IV y la arena de Punta
Médanos.
Mi
papá arranca el Valiant y este se empieza a enterrar o arenar en este caso.
Todos a empujar, mi mamá, mi tía abuela, mi abuela y yo. No pasó nada el auto
no sólo no se movió sino que se encajó mucho más. Hasta el diferencial se enterró.
Empezamos a buscar maderas o alguna superficie donde las ruedas del Valiant
tuvieran apoyo. Salimos a campear algo. Nada sirvió el Valiant salía de una
encajadura para caer en otra. Parecía que la arena se había aflojado de pronto.
El
atardecer seguía su transcurrir de todos los días. Menos luz y más agua. Sí,
más agua porque a esa hora empieza la pleamar. La playa empezaba a achicarse.
También el tiempo para salir del atolladero. Una tras otra el Valiant caía nuevamente
en la trampa de la arena. La situación empezaba a ponerse fea y los nervios a
crisparse. Mi tía abuela me dijo en un momento “rezá vos que sos chico y Dios
te va a escuchar”. Así que rezaba y empujaba, como los demás, mientras el
Valiant tiraba arena a troche y moche.
Unas
maderas fueron las salvadoras de la situación, fueron el piso que necesitaba el
Valiant para salir del arenal en que había caído. La noche se acercaba y el sol
se había ocultado detrás de los médanos trayendo una sensación de frío, pero
por suerte habíamos salido de la difícil situación.
Mi
viejo nos hizo volver en el aire a Mar de Ajó, por supuesto que no nos cruzamos
con nadie en el regreso al pueblo. Llegamos de noche con un susto de aquellos y
que no se olvidan fácilmente. Han pasado 44 años y todavía recuerdo la fea situación
que pasamos ese diciembre de 1967 en Punta Médanos, al sur de Mar de Ajó.
Queda
para otra ocasión lo que le pasó a ese Valiant IV en un camino anegado de la
provincia de Buenos Aires. Esa será otra historia con auto.
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Mauricio Uldane
Creador y editor de Archivo de autos
Yo me acuerdo que podía dormir en el asiento trasero, más comodo que en mi cama.... No me imagino lo que debe haber sido empujar en la playa tremenda bestia.
ResponderBorrarTe dejo un link para que veas la foto del Valiant de la Familia: http://autoclasicoenargentina.blogspot.com/2011/09/un-par-mas-de-autos-de-la-familia.html
Saludos y buena historia!!!!!
Vasco:
ResponderBorrarTambién tengo varias dormidas en el asiento trasero de ese Valiant IV. Ya voy a contar esa historia con el asiento trasero del Valiant del doctor.
Lindas las fotos de los autos familiares.
Saludos.
Me gustan los carros así sesenteros. Los veo más fuertes que los actuales. Felices fiestas.
ResponderBorrarDavid:
ResponderBorrarNi dudarlo los autos de aquella época se construían para durar más de 20 años. En Argentina se pueden ver todavía hoy Valiant IV y III circulando por las calles.
Además los motores Slant Six de 6 cilindros son usados en una categoría de carreras llamada Procar 4000.
Saludos desde Argentina.
yo encajé un Falcon y un Golf en la arena y te digo que es re angustiante esa situación de querer sacarlo e ir encajándolo cada vez más; me imagino que habrá sido mucho peor con toda una familia a cuestas!
ResponderBorrarExeclente relato, como siempre!
Ssludos
Manuel (FalconGhia)
Hay que estar en el lugar para entender la situación.
BorrarVos lo viviste por eso sabes de que hablo.
Gracias por leer los relatos de Archivo de autos.
Saludos.