Hace unos pocos días se
conmemoró un aniversario más de la carrera París-Burdeos-París, el 11 de junio
de 1895, para ser precisos y como vimos en las efemérides de Archivo de autos.
Hoy nos adentraremos un poco más en esa carrera y en su aniversario 70º,
ocurrido en 1965.
La llegada del Panhard et Levassor en junio de 1895 al finalizar la carrera París-Burdeos-París. |
Las carreras de
automóviles se organizaron, desde un principio, para demostrar las bondades del
nuevo vehículo que no usaba caballos para moverse. Las rutas abiertas fueron el
escenario elegido para estas demostraciones de velocidad, confiabilidad y la
capacidad de los autos de unir localidades a muchos kilómetros de distancia.
Esa fue la mejor
propaganda para los primeros automóviles construidos en Europa. Al elegir las
rutas se aseguraban un público que se acercaría a ver pasar a esos “monstruosos
aparatos” y así ganarse la confianza de la gente. Muchos siglos la humanidad
confió el transporte terrestre a los caballos y los carruajes que estos podían
tirar. El auto venía a reemplazar este medio de transporte.
Desde un comienzo el
marketing y la publicidad estuvieron en medio de la industria automotriz
europea. Ni hablar de los diarios de la época que organizaron muchas carreras,
no solo para apoyar a la insipiente industria sino para vender más diarios a la
opinión pública. Nada es inocente y siempre hubo un trasfondo comercial en todo
el asunto.
La carrera
París-Burdeos-París no habrá escapado a esto y las repercusiones que trajo
llegaron hasta otros países de Europa. Lo cierto es que la competencia se
inició un día 11 de junio de 1895 y dos días más tarde finalizó con un vencedor
que fue el automóvil Panhard et Levassor luego de tardar 48 horas y 42 minutos. El auto francés
estaba piloteado por el ingeniero Emile Levassor y a su lado estado ubicado
René Panhard. Ambos eran los dueños de la empresa que había fabricado el
automóvil.
El Panhard et Levassor tenía una potencia de 1,8 HP
que nos parece exigua pero para esos primeros autos era suficiente. El motor
pesaba 75 kilogramos
sus bujías eran simples quemadores y su carburador era en realidad un gran
vaporizador. El auto, que se parecía a un carruaje, algo común en los primeros
vehículos, pesaba 800
kilogramos .
Los 21 autos se reunieron en Versalles, París,
Francia, para iniciar esta dura competencia que se desarrollaría a lo largo de 1.175 kilómetros y
por dos días. La carrera era abierta a todas las naciones del planeta, pero
solo los autos franceses lograron cruzar la meta. Lo que ocurre es que si bien
la cuna del auto fue Alemania su desarrollo industrial lo tuvo en Francia. Así
que eran muchas las marcas que había a finales del siglo XIX.
Volviendo al auto ganador, el Panhard et Levassor,
no tenía caja de velocidades, porque todavía no se había inventado, así que un
sistema de piñones y una marcha atrás reemplazaban la futura invención. Las
ruedas de rayos de madera, similares a la de un carruaje tirado por caballos,
presentaban una banda de caucho. Los frenos primitivos solo actuaban sobre las
ruedas traseras como sería la norma en muchos automóviles posteriores, incluso
en el siglo XX. Los faros de acetileno solo lograban iluminar hasta 20 metros de distancia.
Así y todo lo precario y primitivo del automóvil
por más de cuatro horas se logró batir el récord de velocidad con un promedio
de 25,46 kilómetros
por hora. Esta cifra había sido establecida por los ciclistas en competencias
en ruta abierta. Les recuerdo que las bicicletas nacieron antes que el
automóvil y fueron, en muchos casos, los primeros vehículos que fabricaron
varias marcas europeas de automóviles.
Esta competencia hizo que la opinión pública
francesa tomara en serio los automóviles de finales del siglo XIX e incluso las
repercusiones llegaron fronteras afuera. Tanto fue así que los ecos de la París-Burdeos -París
fue una de las causas que se derogara en Gran Bretaña la Locomotive Act.
Una medida legal prohibía a los autos superar los 6,5 kilómetros por
hora en zonas urbanas y además establecía que un hombre caminara, con una
bandera roja, a 20 metros
antes del auto anunciando su paso. En el año 1896 fue abolida esta ley y en su
reemplazo se establecieron nuevas normas que eran más adecuadas a las nuevas
velocidades de los “carruajes sin caballos” que la industria automotriz estaba
colocando en el mercado europeo.
Reproducción de la llegada de la carrera París-Burdeos-París en junio de 1965 al celebrarse los 70 años. |
El Panhard et Levassor, con el número 5 en su
carrocería, cruzó nuevamente la meta 70 años más tarde al conmemorarse un
aniversario de la carrera París-Burdeos-París. Para realizar el homenaje
sacaron a relucir el viejo auto que ganara la competencia en 1895. Al mando del
mismo estuvieron dos empleados de la empresa Panhard, que todavía estaba en el
mercado francés, el que lo piloteaba era de apellido Gerard y estaba encargado
de su mantenimiento. Así en la Puerta
Maillot se retrocedieron 70 años para simular la llegada del
viejo Panhard et Levassor.
Esto también sirvió para que el público apreciara
lo que habían cambiado los automóviles en 70 años. El viejo Panhard et Levassor
número 5 era el bisabuelo de los autos de mediados de los sesenta. Pero había
un bisnieto y ese era Paul Panhard que recibió de manos del presidente del
Consejo Municipal de París una medalla conmemorativa de la carrera celebrada 70
años atrás. Paul Panhard contaba con 84 en junio de 1965 y se encontraba al
frente de la fábrica Panhard desde el año 1939.
El control de la empresa francesa había estado en
manos de los fundadores hasta ese momento y pasado de padres a hijos. Esto
cambió cuando la empresa Citroën compró la Panhard absorbiéndola. El fin era anunciado. Pero
hubo una época donde las grandes empresas pasaban de generación en generación y
no eran vendidas al mejor postor. Incluso en algunas empresas europeas, de toda
índole, eso sigue ocurriendo. Y es ahí cuando esa empresa comienza a ser un
patrimonio nacional, provincial o municipal. Es privada, pero en cierta forma
es de todos. Pero los tiempos cambian y a veces demasiado rápido como para
adaptarse.
Gracias a la revista Automundo podemos comparar dos
fotografías: la más vieja con la llegada del auto número 5 en 1895, al mando de
Levassor y Panhard y la más nueva reproduciendo la escena 70 años en el tiempo.
Así en 1965 el señor Gerard simula la llegada a la Puerta Maillot del auto número
5 que estaba a su cuidado. Auto que era único en su género y había sido
asegurado en 30 millones de francos.
Cuando se tienen en claro los conceptos de
preservar la historia para las futuras generaciones uno se topa con ejemplos
como este que acabo de contarles. No solo se conservó el auto, seguramente que
con algunas restauraciones, sino que se organizó un escenario propicio para
darle el marco adecuado a recordar una carrera y un automóvil que hicieron
historia. La carrera y el auto fueron unas de las consecuencias del desarrollo
de la industria automotriz. No fueron las únicas, pero si tal vez marcaron un
jalón en la historia del automóvil.
Para aquellos que no conocían la historia ahora
tienen un idea mejor de cómo fueron esos primeros años de los primitivos
automóviles y de cómo las carreras en ruta fueron la mejor publicidad para dar
a conocer esos “carruajes sin caballos”. En el medio estaban las empresas y los
medios de difusión. Parece que algunas cosas no cambiaron mucho con el correr
de las décadas, o los siglos como según parece ocurrirá en el futuro.
Las fotografías aparecieron publicadas en la
revista Automundo número 41 del 5 de enero de 1966.
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Mauricio Uldane
Editor de Archivo de autos
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