El Mercedes-Benz 300 SL Alas de Gaviota, o Gullwind en inglés,
o Möwenflügel en aleman, es un auto de deseo, deportivo e incónico.
No tengo claro desde cuándo tengo conocimiento de su existencia. Pero seguro
para la época que me regalaron esta pieza de la marca alemana Wiking.
Mercedes-Benz 300 SL
Un auto deportivo por excelencia. Un verdadero clásico de los años cincuenta. Un deportivo que muchos, como no tienen uno en escala 1:1, se conforman con una miniatura. Me considero dentro de ese grupo y puedo afirmar que también tengo un Alas de Gaviota.
Claro que de la escala 1:87 de la marca alemana Wiking, toda una miniatura. Pero lo tengo y ya es mucho decir que lo conservara durante tantos años. La pieza se conserva bien, pese, a un pequeño detalle, que no sé si es la falta de un pedazo o un defecto de fabricación…
Pero no importa a la hora de reencontrarse con esta diminuta versión del Mercedes-Benz 300 SL de mediados de los años cincuenta. Un auto que sigue causando sensación en su versión real y sigue siendo el deseo de muchos…
El reencuentro
Recordaba a algunos de los Wiking que tuve en mi infancia. Pero no recordaba a todos los modelos, y marcas, que gracias a la pandemia que supimos conseguir, durante el año 2020, me reencontré con ellos. Es una grata sensación cada vez que los veo.
Máxime cuando estos Wiking son tan detallados, pese a su escala de reproducción. En algunos modelos sorprende la fidelidad. En especial al darlos vuelta y comprobar la reproducción de sus chasis. Es increíble y muchos fierreros se sorprenden.
Pero habrá más detalles de matricería para apreciar en próximas notas del “Garaje Miniatura” y los Wiking de Alemania. En particular no dejan de sorprenderme los detalles que logran, pese a lo reducido del tamaño de las piezas. Es un gran logro, en especial porque van dirigidos al mundo del ferromodelismo.
La pieza
Ya me mencioné esa parte que le falta del techo cerca de la luneta. No logro discernir si es una rotura o una falla de la matriz. Pero no es grave para un modelo que estimo es de la segunda mitad de la década del sesenta.
Desde ese momento lo conservo. Los Wiking, al igual que los Matchbox de mi infancia, son regalos de mis padres cuando era un chico. Estas piezas las cuidé mucho por lo dedicadas que eran. Claro que tenía el entrenamiento.
No es el único Mercedes-Benz que tengo de los Wiking. Hay más modelos para ver en las notas sabatinas del “Garaje Miniatura”. Esas publicaciones que nos llevan, desde la lectura, a un viaje sin escalas a la niñez. No con nostalgia, sino para recordar de dónde venimos.
Mundos imaginarios
La mesa libro de formica blanca con manchas negras fue el escenario de muchas horas de juegos, diversión e imaginación. Pero a la vez fue una escuela fierrera sin que me enterara. Ya que muchos autos los conocí primero por los “autitos de colección”.
Tal vez el Alas de Gaviota sea un ejemplo. Al ver un determinado auto en una revista, una película, o una serie de televisión, lo reconocía al instante por algunas de las piezas que me habían regalado. Rápidamente lo recordaba.
Además esos “autitos de colección” eran parte de esos mundos imaginarios, desarrollados, sobre la colcha de planchar, robada a mi tía-abuela. Y la mesa era el lugar para soportar esas horas de juegos en las tardes. Luego de haber terminado la tarea escolar.
Consideraciones finales
Gracias a Don Covid recuperé los Wiking de la infancia y gracias a Don Google supe cuál era la marca de estas miniaturas. Porque cuando era chico solo supe que eran alemanes y nada más. Pero me llamaba la atención la calidad de su terminación.
Tenían que pasar casi cincuenta años, y una pandemia, para que lograra conocer la marca Wiking y me reencontrara con estas deliciosas miniaturas. Les cuento que quedan varias para ver, y admirar. Eso será durante esta Temporada 2021 del “Garaje Miniatura”.
Cada sábado tengo la excusa perfecta para escribir sobre los “autitos de colección” de mi infancia, pero que a su vez es la infancia de muchos lectores. En cada publicación basta leer algunos comentarios de los lectores para darse cuenta las sensaciones que desatan estas notas.
Incluso algún seguidor contó que se puso a restaurar sus modelos de la infancia y algún otro comenzó a buscarlos en su casa, o la casa de su infancia. La verdad no pensé que estas notas causarían esas sensaciones. Sí, que sería un recuerdo para muchos lectores.
Ahora también puedo decir que tengo un Mercedes-Benz Alas de
Gaviota. Uno de los tantos fierreros, en todo el mundo,
que se jacta de ser el poseedor. Claro
que de la escala 1:87 y perfectamente cabe en la palma de una mano, y sobra
lugar, mucho lugar…
Para los que tengan ganas de ver todos los
“autitos de colección” del “Garaje Miniatura”, les dejo el
enlace con la página donde están todas las notas publicadas hasta la fecha: http://archivodeautos.blogspot.com.ar/p/garaje-miniatura.html
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