lunes, 25 de junio de 2018

Python, un GPA de segunda generación

Una carta fechada el 25 de julio de 1979 fue todo el disparador de lo que a continuación podrán leer. Eso y que un seguidor de Archivo de autos, Diego Gera, sea el propietario del único Python fabricado en Argentina en el año 1981.
 
El Python como se lo vio entre los años 1984 y 1992.

En una nota ya publicada hice mención de esa carta escrita desde la ciudad de Tigre en el Gran Buenos Aires. La firmaba Roberto Ábalo (h) un psiquiatra con reconocimiento en nuestro país. Por ese entonces, finales de la década del setenta, estaba vinculado con un astillero naval en la zona de Tigre.

Le compra las matrices del GPA a Federico Pruden para armar este fuera de serie. Entre los años 1974 y 1975 solo se produjeron entre 8 y 9 unidades del GPA (Galluzzi, Pruden Automóviles). Se lo pensaba producir en series cortas de unas 120 unidades con la idea de exportarlo. Nada de eso ocurrió y solo se fabricaron las unidades mencionadas.

El Python en la época que estaba en manos de Norberto Bissio.

En notas anteriores hemos conocido al GPA, incluso de una unidad, de color verde, que sabe estar expuesta en ediciones de AutoClásica. Ese auto es la imagen de portada de los blogs de Archivo de autos. La mecánica era del Fiat 125, tanto para el motor, caja y diferencial. Salvo la caja de dirección que era del Fiat 128. Eso para los GPA de primera generación.

Porque el Python, o GPA de segunda generación, tiene diferencias. Para empezar la carrocería es de fibra de vidrio (PRFV). Esto porque la empresa que compra las matrices tiene como rubro principal la actividad naviera en Tigre. Esa es la gran diferencia con el GPA que tenía su carrocería de chapa número 18 doble decapada.

Las otras diferencias son el tren delantero que es de Ford Taunus y el diferencial de Dodge 1500. En el GPA el tren delantero era exclusivo de ese modelo sin paralelo en el mercado argentino. En cuanto al diferencial usaba el mismo que el Fiat 125.

La restauración del Python de parte de Diego Gera

El Python no tiene ventanillas móviles sino que son encastrables en caso de usar la capota de lona. Capota que me contó su dueño actual Diego Gera que es de un diseño impecable y en pocos segundos se puede desplegar. El parabrisas se rebate, otra diferencia con el GPA, donde era fijo, y la ubicación de la rueda de auxilio, en el Python, está más desplazada hacia atrás que en el GPA.

Además el Python tiene “aero-screems” (pequeños vidrios deflectores de aire). Esto permite al conductor y acompañante circular con el parabrisas rebatido. Tampoco tiene las luces de giro sobre los guardabarros delanteros, como sí tenía el GPA. Los cierres del capot son diferentes, lo mismo el único cinturón de cuero que está sobre el capot.

La cola del Python restaurado.

El primer dueño del Python fue Roberto Ábalo su constructor y lo conservó desde su año de fabricación, en 1981, hasta el año 1984. Donde se lo vende al empresario argentino Noberto Bissio que lo tiene hasta el año 1992. En ese año se lo vende al orfebre Juan Carlos Pallarols que lo conserva hasta finales del año 2016. Este tercer dueño lo usó por espacio de cuatro años y 20 años lo tuvo parado.

Diego Gera adquiere el auto a finales del año 2016. Para ser exactos me contó que lo llevó a su casa el 23 de diciembre de 2016: “lo puse en el arbolito”, esa fue su exacta frase. Se entera, a través de Archivo de autos, que ese auto podía ser un Python. Con los únicos datos que tenía, los mencionados en esa carta de julio de 1979, se lanzó a la búsqueda de la historia de su auto. Con los datos que le pasé logró contactar a Roberto Ábalo y así pudo armar la historia del Python. Tanto que muchos de los datos volcados en esta nota los aportó el propio Gera.

Partamos de la base que el GPA, y luego el Python, eran fuera de serie y no de un precio barato. Ya en la mencionada carta se habla de un valor de venta de 25.000 dólares. También esa carta se mencionaba que se los fabricaría en forma de kit, cosa que no ofreció antes el GPA.

Vista del lado izquierdo con la capota colocada.

La restauración que hizo Gera del Python incluyó el arenado del chasis, trenes delantero y trasero, cambio de piezas que necesitaban reparación, tanque de combustible nuevo, lo mismo que el radiador. Del motor, que cuenta con 30.000 kilómetros de fábrica, solo se lo repasó y se lo puso a punto.

La carrocería y su pintura están originales, lo mismo que el tapizado de cuero. Los cambios que le hizo Gera al Python son llantas de rayos tipo Rudge, aunque tiene cuatro agujeros, como las llantas originales. Llantas que son de la marca Indaz de 15 pulgadas, contra las de 14 del GPA y tienen 72 rayos. El otro cambio es la palanca de cambios que no es la original del Phyton.

Sin la capota, se ven el volante tipo banjo y la palanca de cambios.

Al observar, Diego Gera, las fotos que le pasó Noberto Bissio, se dio cuenta que los agujeros en el torpedo eran para colocar los aero-screems”, que no estaban en el auto. Los mandó a pedir a Estados Unidos de la marca Brooklands y la sorpresa fue que los agujeros coincidían con los “aero-screems” traídos del exterior.

El volante, tipo banjo, tampoco es el original del Python y fue importado desde Gran Bretaña, lo mismo que la tapa del tanque de combustible, el espejo retrovisor y los ganchos del capot. Otra parte de la restauración fue devolverle a los cromados su brillo original.

Los cinturones del capot, rueda de auxilio y portaequipajes los realizó Diego Berasategui. También Gera hizo construir una cesta de mimbre para el portaequipajes. La restauración terminó la noche anterior a Autoclásica 2017, tal como me contó Diego Gera y fue expuesto en el stand de Registro Antique al lado de un GPA de color verde de la primera generación. Una buena forma de hacer comparaciones, aunque resulten odiosas.

A la izquierda, de color rojo, el Pyhton, y a la derecha, de color verde, el GPA, ambos en Autoclásica 2017.

El Python ha sido presentado, como pieza única y rara, tanto que es un AFF (Armado Fuera de Fábrica) y me contó Gera que costó encontrar el número de chasis. Eso lo ubicaron en pleno proceso de restauración. Lo increíble que pese a los 20 años que estuvo parado la pintura luce como si fuera el año 1981. Ya que no se la tocó en el proceso de vuelta a la vida por el que pasó el Python.

Otro detalle antes de terminar la nota: en las fotos que gentilmente cedió Norberto Bissio, su segundo dueño, se verá la palabra “Python” como nombre del fuera de serie. También un logo de Alfa Romeo, que desconozco cómo llegó ahí. Diego Gera le hizo un logo con la marca GPA. Algo diferente al primer GPA. Eso lo pueden apreciar en las fotos de los dos modelos exhibidos en la última edición de Autoclásica.

Las fotos que ilustran esta nota son gentileza de Norberto Bissio, para las dos que nos muestran el Python en los años ochenta, y noventa, en su estado original; después podemos ver al auto luego de la restauración que le hizo Diego Gera, en la actualidad, y por último el Python rojo y el GPA verde en la última edición de Autoclásica el viernes 13 de octubre de 2017, en los jardines del Hipódromo de San Isidro en la provincia de Buenos Aires.

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Mauricio Uldane
Editor de Archivo de autos 

1 comentario:

  1. Un auto muy logrado, sin dudas. Un acierto el cambio de las ruedas y el volante. Làstima el detalle de la palanca de cambios. Es una patada al hìgado! Una perilla tipo bola, hubiera quedado muchìsimo mejor y a tono con el modelo... Felicitaciones al propietario, por su restauraciòn.

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