Los “autitos de colección” de mi infancia
de la serie Superfast de Matchbox fueron los últimos que ligué de regalo cuando
era chico. Por eso la mayoría de los que conservé, de mi niñez, están en tan
buen estado. Como es el caso de esta cupé Mercedes-Benz 300 SE.
Tiene algunas pequeñas cachaduras en su
pintura, pero nada que desluzca el estado general de la pieza. Pese a tener
casi 50 años de estar conmigo guardada, como corresponde, en su caja original.
Aunque no todos los Matchbox de mi
infancia tuvieron esa suerte. Hay otros que he conservado, pero sus cajas
desaparecieron en las décadas pasadas. Ya los conoceremos a lo largo de lo que
resta de esta Temporada 2017 de Archivo de autos.
Como siempre les digo la particularidad
de los Matchbox de la serie Superfast era un enorme capacidad para salir
disparados, si se los lanzaba con cierta fuerza. Tanto que esta capacidad era
aprovechada en las pistas de plástico de color amarillo.
Hasta tenían lanzadores y todo. Recuerdo
estas pistas dobles, o simples, donde se podían correr carreras entre los
distintos modelos de Matchbox del catálogo. A partir del año 1968 comenzaron a
aparecer estos modelos de la serie Superfast.
Y como era de esperar los chicos de esos
años nos volvimos locos por tenerlos. Este Mercedes-Benz 300 SE es un cabal
ejemplo. No solo por sus ruedas deportivas, sino por el color dorado metalizado
de su carrocería.
Esa era otra de las particularidades de
los Matchbox Superfast: colores estridentes para finales de la década del
sesenta. Los ejes finos y las ruedas deportivas llegaron no solo a los autos,
sino a las camionetas, los camiones y hasta los remolques. En breve conoceremos
uno de estos remolques…
Tengo el recuerdo de una cupé
Mercedes-Benz que mi padre tuvo a la venta. No era de él, solo se la habían
dado para que la vendiera. Tenía esta misma línea, pero no estoy seguro que
fuera el mismo modelo 300 SE. Sí, que estaba pintada de color rojo.
Sin lugar a dudas era un auto llamativo,
aunque ya tuviera sus años. Igualmente no pasaba desapercibido por las calles
por donde uno transitara. Así que me imagino en uno de color dorado y el
revuelto que podría ocasionar…
Pero claro estamos hablando de un auto a
escala 1:64 y que no era otra cosa que un juguete. Porque los Matchbox no era
otra cosa que eso: un juguete. Y los chicos de los años sesenta y setenta lo
teníamos muy en claro.
Eran juguetes que despertaban emociones
que aún perduran en el tiempo. Sino no se justificaría la cantidad de
coleccionistas que hay de Matchbox en el mundo entero. Simplemente con recorrer
un poco Internet aparecen los coleccionistas por doquier.
Tanto que hay catálogos de referencia
para los coleccionistas. Hay muchas versiones de una misma pieza de los diferentes
catálogos que publicaba la empresa británica Lesney Products & Co. Ltd.
Algunos están dando vueltas por mi casa. El tema es encontrarlos…
Otro atractivo del Mercedes-Benz 300 SE
era que su baúl se podía abrir. No era algo que trajeran todos los Matchbox.
Más bien eran pocos a los que se les podían abrir el capot, las puertas o el
baúl. Eso le agregaba un plus más a la hora de jugar. Jugar e imaginar mundos
sobre la colcha de planchar en la mesa libro del comedor de mi casa. Montar un
escenario para crear un mundo donde los Matchbox cobraban vida. Sus motores sonaban
en esos caminos trazados sobre una tela.
El resto desaparecía y ya estábamos
sumergidos en situaciones a las que nos llevaban con sus ruedas los amados
Matchbox de la infancia. Simplemente con deslizarlos sobre la colcha de
planchar todo comenzaba a surgir. Todo saliendo de la mente de un chico de no
más de 8 años de edad.
Siempre que puedo les cuento que los
Matchbox fueron un entrenamiento que se dio jugando. Sin quererlo fui tomando
contacto con autos que no eran posibles de ver en las calles argentinas. Aunque
algunos se les parecían y eso les daba otro significado a ese “autito de
colección”.
Creo que conocí muchos autos a través de
mis Matchbox antes que lo viera en una fotografía en una publicación
determinada. Era como encontrar una cara conocida de mucho tiempo antes. Casi
como un viejo amigo. Porque eso son mis amados Matchbox: viejos amigos.
Amigos de juegos de la infancia que me
ayudaron a formarme. En distintos aspectos. Desde el conocimiento de un
determinado auto hasta la manera de cuidarlos y de preservarlos con el paso del
tiempo. Si bien estuvieron durmiendo muchos años, ahora, tienen la oportunidad
de darse a conocer.
Lo bueno de todo esto es encontrarse con
muchos lectores, que han sido compañeros de ruta en estas lides de jugar con
los Matchbox. Son juguetes que calaron muy hondo en los sentimientos de muchos
chicos de todas partes del mundo. No sé hasta donde fueron conscientes sus
creadores…
Para los que tengan ganas de ver todos los “autitos de
colección” del “Garaje Miniatura”,
les dejo el enlace con la página donde están todas las notas publicadas hasta
la fecha:
Mauricio
Uldane
Editor
de Archivo de autos
Archivo de autos
tiene Internet propia financiada por sus seguidores y por publicidad en este
blog.
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