Varias son las camionetas que tuve cuando
era chico en mis amados Matchbox. Esta camioneta Ford F-100 era una de ellas y
de finales de la década del sesenta. Con la particularidad, como el Mercury
Cougar, que vimos el sábado pasado, de tener su eje delantero con dirección.
Dirección que se accionaba al jugar con
la Ford roja. Al girar hacia la derecha o izquierda el eje delantero acompañaba
el movimiento. No fueron muchos los Matchbox de los años sesenta con este
sistema.
Además esta camioneta roja tiene su
cúpula de color blanco removible. Algo que era atractivo para un chico de 8 o 9
años en aquellos años sesenta. Teníamos la posibilidad de jugar mucho y de
imaginar situaciones.
Esta Ford F-100 tenía la caja de carga
con los guardabarros por fuera. En Argentina hubo algunas versiones parecidas.
Un modelo de caja de carga que parecía más antigua que el resto de la
camioneta.
El estado de la pieza es bastante bueno
con solo algunas saltaduras de su pintura. El tiempo a “oxidado” el frente de
plástico cromado que ahora luce de un tono verde. Cosas del paso de tiempo.
Recuerden que hay unos 45 años que nos separan de los juegos de la infancia.
Las camionetas Ford tenían mucha
presencia en aquellos años en nuestro país. Para muchos era “la camioneta”. Ya
para la época la camioneta Ford de Matchbox estaba en sintonía con la versión
argentina fabricada por Ford Motor Argentina.
Eso siempre era un plus para un chico.
Teníamos en nuestras manos una camioneta que podíamos ver a la vuelta de la
esquina. Ese fue parte del éxito de los “autitos de colección” Buby fabricados
en Argentina. Ser juguetes basados en autos locales.
La cúpula de plástico me llama la
atención lo bien que soportó el paso del tiempo y mis juegos. Esos que se
desarrollaban en la mesa libro de formica blanca con manchas negras, como si
fuera un salpicré. Un diseño que estaba de moda en los años sesenta.
Siempre me contaron que era un laminado
importado. Lo cual no tengo manera de comprobar. Lo que sí podía comprobar era
la pequeña elevación que le hicieron en un fin de semana por dejar la plancha
encima. Pero este “accidente” servía para jugar.
Rápidamente se convertía en un mini
escenario, en especial cuando la mesa libro estaba plegada. Era una invitación
a imaginar situaciones de encajaduras y otras cosas por el estilo. Pero para
eso tenía una gran aliada: la plastilina.
Esa que muchos chicos de aquellos años
usaron para rellenar sus autitos de plásticos, otros lo hacían con masilla que
le mangaban al vidriero del barrio. Ni hablar del robo de cucharitas del cajón
de los cubiertos o el pedido de bolitas de acero en el taller del barrio.
Esa plastilina de colores era la aliada a
la hora de hacer un terreno para empantanar los Matchbox. En especial los que
eran de batalla. Aquellos que fueron los primeros en llegar a mis manos y
maltraté sin piedad.
Algunos de esos, si los encuentro,
tendrán su espacio en esta sección llamada “Garaje
Miniatura”. Porque sin esa previa etapa de autitos Matchbox no existirían
estos que ahora podemos ver sábado a sábado. Aprendí a cuidarlos. Claro que
siempre estaba la recomendación de mis padres.
Jugaban con esa segunda tanda de
Matchbox, pero los cuidaba. No quitaba que el uso produjera algunas cachaduras en
la pintura de sus carrocerías. Pero el estado general, pese a la cantidad de
años transcurridos, es bueno.
Como siempre les digo: no soy un
coleccionista, simplemente son los “autitos de colección” de mi infancia. Tuve
la suerte de poder conservarlos hasta el siglo XXI lo que no es poco. Tienen un
valor más sentimental que económico, aunque alguna pieza pueda tenerlo.
Según los catálogos de los coleccionistas
esta camioneta Ford F-100 de color rojo es del año 1968. Así que puede que
llegara a mis manos en ese año o al siguiente. No lo recuerdo. Han pasado
muchos años. Si recuerdo cuando me compraron mis padres otra camioneta Ford
F-100. Fue en un momento preciso y en un lugar preciso que se salía de la
regla. No fue comprada en la Librería San Agustín, esa que quedaba a la vuelta
de mi casa.
Pero esa pieza la conoceremos otro sábado
en el “Garaje Miniatura”. Será otra
oportunidad para dar una vuelta por la infancia, los juegos, la imaginación y
la mesa libro del comedor de mi casa. Siempre con la colcha de planchar como
“piso” para los juegos que salían de mi cabeza.
Para los que tengan ganas de ver todos los “autitos de
colección” del “Garaje Miniatura”,
les dejo el enlace con la página donde están todos los enlaces:
¿Te gustó esta nota? Podés convidarme un
cafecito: https://cafecito.app/archivodeautos
Mauricio
Uldane
Editor
de Archivo de autos
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