domingo, 20 de abril de 2014

Los accesorios del ayer

La industria de los accesorios es casi hermana de la industria automotriz. A poco de nacer el automóvil, a finales del siglo XIX, comenzaron a aparecer accesorios para los nuevos vehículos sin caballos. Los accesorios comenzaron a ser imprescindibles en algunos casos.

Viejas bocinas de pera de goma y bronce.
Fotos de la Enciclopedia Salvat del Automóvil de 1974.


En un principio los accesorios eran elementos que los automóviles no traían de fábrica. Por ejemplo, el velocímetro no era un elemento que trajeran, en un principio los automóviles primitivos. Como tampoco tenían medidor de combustible, a lo sumo era una varilla dentro del tanque de combustible o un medidor que estaba sobre su superficie como en el Chevrolet Champion. En ese automóvil el flotante del medidor de nafta era un corcho. Así de precario eran los automóviles en las primeras décadas del siglo XX. Además recordemos que los primeros autos no tenían sistema eléctrico.

Tapas de radiador con emblemas de las marcas de automóviles.
Fotos de la Enciclopedia Salvat del Automóvil de 1974.

Así que con la industria automotriz en marcha los accesorios comenzaron a tener más peso y volverse más complejos. Muchos de los accesorios del ayer son parte normal de los autos de hoy. Como bocinas, limpiaparabrisas o medidores de todo tipo en el tablero. Lentamente la industria del automóvil los fue incorporando, ya no como accesorios, sino como equipo de fábrica u opcionales como ocurría con el sistema eléctrico.

Sistema de comunicación entre los pasajeros y el conductor de
un De Dion-Bouton de 1913. Fotos de la Enciclopedia 

Salvat del Automóvil de 1974.

Las bocinas de pera de goma, en un principio, se hicieron necesarias a medida que aumentaba la cantidad de autos en circulación en las calles de las grandes ciudades. De alguna manera había que avisar de la presencia del vehículo o evitar un accidente de tránsito. El bronce era el rey de los materiales para la confección de varias piezas de los primeros autos y las bocinas no fueron la excepción.

Faro trasero que alumbra a la patente.
Fotos de la Enciclopedia Salvat del Automóvil de 1974.

Los diseñadores dieron rienda suelta a la confección de bocinas y algunas tuvieron la forma de serpientes o dragones. Recorrían el guardabarros delantero de muchos autos, en especial los de mayor lujo y prestigio. También los tapones de los radiadores de agua no se quedaron en saga. Ahí las empresas colocaron sus emblemas o figuras que representaban la marca del automóvil en cuestión. Muchas marcas colocaron en esa tapa los primeros medidores de temperatura del agua del sistema de enfriamiento. Un lugar a la vista del conductor del automóvil.

Caja de herramientas que iba sobre el estribo del automóvil.
Fotos de la Enciclopedia Salvat del Automóvil de 1974.

Los primeros faros traseros también fueron accesorios en un principio. Los más viejos de gas de acetileno y los más modernos eléctricos. Algunos reproduciendo las formas de los viejos faroles que se usaban en los ferrocarriles. Que incluso, en el caso de los de acetileno, se los podía retirar de los automóviles para usarlos como faroles de mano. Otros que servían como luz roja trasera y para alumbrar las primeras patentes que se otorgaron a los automóviles del ayer con el fin de organizar el tránsito que aumentaba día a día.

Inflador de neumáticos que iba en el 
lugar de una bujía. Fotos de la 
Enciclopedia Salvat del 
Automóvil de 1974.

Las cajas de herramientas de hierro montadas sobre los estribos de los autos también fueron accesorios u opcionales en algunas marcas. Ahí se podían alojar las diferentes herramientas que era necesario llevar en los autos de aquellos años. Recordemos que esos automóviles no tenían baúles y que estos no aparecieron, en forma masiva, hasta los años ’30. Canastas de mimbre o valijas de cuero eran los improvisados baúles que se montaban en los autos en la parte trasera o en el techo.

Dos faros de petróleo o fanales 
y un faro eléctrico, inferior.
Fotos de la Enciclopedia 

Salvat del Automóvil de 1974.

Siempre hubo accesorios raros  que acompañaron los autos desde sus inicios, como aquel que podía inflar un neumático, en solo 3 minutos, con retirar una bujía y poner un adaptador que con la compresión del motor cumplía con la tarea. Un raro accesorio que hoy no sería posible de usar. Claro están los infladores eléctricos que se conectan al encendedor del auto o seguro que aparece uno que usa el puerto USB.

Diferentes accesorios como un precalentador de 
combustible y un collar para colocar en el volante, 
entre otros elementos. Fotos de la Enciclopedia 
 Salvat del Automóvil de 1974.

Entre esos “raros” inventos que oficiaban de accesorios hay uno de 1913 de origen estadounidense que servía para guardar las herramientas debajo del piso trasero de un Chevrolet. A modo de una trampa en el piso y todo porque los automóviles no tenían baúl. En algún lugar tenían que llevar las herramientas que eran necesarias en aquellos primeros años del automovilismo.

Volante con empuñadura especial.
Fotos de la Enciclopedia Salvat del Automóvil de 1974.

Muchos autos de tipo landau, con el chofer al aire libre, se comunicaban con un sistema de bocina similar al usado en los viejos barcos con los pasajeros de la parte trasera cerrada. De esta forma el pasajero podía decirle al conductor hacia donde iba. Muy útil en el caso de tratarse de un taxímetro.

Crique de tornillo sin fin.
Fotos de la Enciclopedia Salvat del Automóvil de 1974.

Otro accesorio que hoy, salvo que tengamos un vehículo 4 x 4, no tenemos idea para qué se usaba: un medidor de pendientes para subidas y bajadas. Eso, imagino, era por la escasa potencia de los primeros motores. En el caso de un ascenso y en el caso de un descenso por la precariedad del sistema de frenos que en su mayoría actuaba sobre las ruedas traseras y que les faltaban unos años para ser hidráulicos y de accionamiento sobre las cuatro ruedas.

Medidor de pendientes para subidas y bajadas.
Fotos de la Enciclopedia Salvat del Automóvil de 1974.

Los precalentadores nos parecen un raro elemento pero para autos que no tenían bujías como las que conocemos en actualidad eran muy útiles a la hora de poner en marcha esos viejos motores que poseían un encendido por incandescencia, anteriores al uso de magnetos de baja y alta tensión. Tal vez el punto débil de muchos motores primitivos: la puesta en marcha.

Compartimiento para guardar herramientas debajo del piso de 
un Chevrolet de 1913. Fotos de la Enciclopedia Autorama de 1968.

Imposible en una nota abarcar todos los accesorios primitivos que hubo, algunos se convirtieron en equipo de serie y en otros casos no pasaron de ser una extrañeza con resultado un tanto incierto. Que han quedado como curiosidades del tiempo pasado. Pero un volante con empuñadora especial o un crique o gato con tornillo sin fin no parecen accesorios alocados sino muy útiles a la hora de prestar sus servicios.

Algunos de esos viejos accesorios que hemos repasados, hoy domingo, son considerados piezas de colección para muchos como las viejas bocinas o las cajas de herramientas con adornos de bronce o las barrocas tapas de los radiadores de los autos antiguos. Todo cuando la industria automotriz hacía uso y abuso del bronce y de otros materiales nobles y de gran durabilidad. Que han perdurado hasta nuestros días como el cromado de las baguetas de los años ’50 o ’60 y pese a estar arrumbado el automóvil sus cromados lucen impecables como el primer día. Hoy el plástico ha suplantado esos lugares y será más barato y más liviano pero no es lo mismo.

Mauricio Uldane
Editor de Archivo de autos



Archivo de autos es armado en un ciber por falta de recursos económicos, no por una política editorial.

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