domingo, 15 de diciembre de 2013

Un auto argentino llamado Anasagasti

Un ingeniero emprendedor fue quien creó la primera fábrica automotriz argentina. El ingeniero Horacio Anasagasti puso su apellido en los autos que fabricó en el barrio de Palermo en la ciudad de Buenos Aires.

En el círculo Horacio Anasagasti y el auto está al mando del ingeniero Brown en el Tour de France. 
Gentileza de Historia 
Deportiva del Automovilismo de Antonio Parga.


Todo comenzó a finales del año 1909 cuando el ingeniero mecánico, recibido en el año 1902, Horacio Anasagasti decidió fundar su propia empresa automotriz. Así nació la Anasagasti y Cía. El taller de fabricación se encontraba en la Avenida Alvear (hoy Avenida del Libertador) y Bulnes en el barrio de Palermo en la ciudad de Buenos Aires.

La Exposición Internacional de Ferrocarriles y Transportes Terrestres, que se realizó en Buenos Aires en 1910, fue testigo de los elementos mecánicos que presentó la Anasagasti y Cía. Una caja de velocidades de cuatro marchas adelante y retroceso y un motor de cuatro cilindros en línea fueron presentados por dicha empresa porteña.

La caja de velocidades había sido producida en los talleres de Avenida Alvear y Bulnes. Las piezas mecánicas internas del motor, también habían sido realizadas en la Anasagasti y Cía. Incluso el motor tenía una tapa de vidrio en los bordes para apreciar el funcionamiento interno del motor. El jurado de la muestra le otorgó el Diploma de Gran Premio, el máximo galardón para la sección dedicada a los automóviles.

Horacio Anasagasti también fue piloto de competición y piloto de aviones. Con el seudónimo de “Samurai” inscribió un auto fabricado en su taller en la carrera Rosario-Córdoba-Rosario de 1911. Donde ganó el primer premio en su clase.

En enero de 1912 comienza la venta de los automóviles Anasagasti. El motor era un Ballot, de origen francés, de 12 HP con cuatro cilindros en línea y una cilindrada de 2.125 centímetros cúbicos. El diámetro de los cilindros era de 75 milímetros y la carrera de los pistones de 120 milímetros. Las válvulas eran laterales ubicadas a un costado del block, como ocurría en muchos automóviles de principios del siglo XX.

Si bien el Anasagasti no puede considerarse un automóvil argentino en su totalidad, muchos de sus componentes eran fabricados en el taller del barrio de Palermo. Algunas partes eran importadas desde Francia e Italia.

El ingeniero Antonio Bianchi escribió un artículo para el diario La Prensa donde contó la historia de la Anasagasti y Cía. Allí él contaba que en el taller de Avenida Alvear y Bulnes se fabricaron los siguientes elementos mecánicos: blocks, cárters, bielas, cigüeñales, cajas de velocidad y sus engranajes, elásticos, puntas de eje, palieres, ejes cardán y sus crucetas, mecanismos de dirección y las carrocerías. Para realizar estas piezas utilizaban acero importado.

Por lo que no podemos hablar de un auto armado en el país, sino que tenemos que decir que fue fabricado aquí. Para enero de 1912 los Anasagasti se ofrecían en dos modelos: Doble Phaeton y Landaulet con un valor de 6.600 pesos al contado, que se podía comprar en cuotas de 200 pesos.

Los Anasagasti llegaron hasta Europa donde participaron en diferentes competencias. Horacio Anasagasti era un gran entusiasta de las carreras de automóviles. Tres autos, con motores de 15 HP, participaron del Tour de France con 5.500 kilómetros de extensión. Los autos fueron conducidos por el ingeniero Brown (en la foto lo vemos en esa oportunidad), el marqués D’Avary y M. Repousseau.

Los tres Anasagasti terminaron en los primeros puestos y sin puntos en contra. Los Anasagasti corrieron en el raid París-Madrid, en San Sebastián (España), donde ganó, en Monte Ullain y en Uruguay. Por supuesto que algunas unidades corrieron en competencias en Argentina.

Pero la Anasagasti y Cía. no sólo fue la primera fábrica argentina de automóviles sino que tuvo las mejores condiciones laborales en su época. Sus operarios trabajaban 8 horas, cuando la media era de 12 a 16 horas de jornada laboral. Cada operario tenía un ventilador en su lugar de trabajo y el taller tenía una fuente de refrescos para todo el personal.

Tan bueno era el trato, con el personal, en la Anasagasti y Cía. que sus empleados trabajaron sin cobrar sus sueldos, en 1915, para tratar de salvar a la empresa de su situación financiera. En un viaje que, Horacio Anasagasti, hizo a Estados Unidos le trajo de regalo a todo el personal un reloj de bolsillo y una cortaplumas.

La actividad deportiva del ingeniero Anasagasti creó una situación financiera complicada para la empresa y por otro lado la Primera Guerra Mundial empeoró la continuidad de la Anasagasti y Cía. Durante el conflicto se cerró la importación desde Francia de las partes mecánicas que no se podían fabricar en Argentina.

Además las condiciones económicas producidas por la guerra en Europa produjeron una retracción del mercado en Argentina. De esta forma muchos clientes de la Anasagasti y Cía. dejaron de pagar las cuotas de sus autos, ya que no podían afrontar la situación económica reinante en esa época. Otro obstáculo para Horacio Anasagasti fue que los usuarios argentinos seguían prefiriendo los automóviles importados a los Anasagasti fabricados en el país.

Así la fábrica se veía obligada a cerrar sus puertas luego de construir unos 30 ejemplares. Aunque se habla de más unidades fabricadas en el taller de Palermo. Algunas fuentes consignan más de 50 unidades. De los cuales uno se conserva, y que fuera donado a la Fuerza Aérea Argentina, por Horacio Anasagasti, para la nueva Escuela de Aviación Militar en 1912. Ese auto fue restaurado en 1974 y se encuentra en el Museo Nacional de Aeronáutica en la localidad de Morón en la provincia de Buenos Aires.

Anasagasti donado a la Escuela de Aviación Militar en 1912. Gentileza de 
http://museonacionaldeaeronauticamoron.blogspot.com.ar/2009/04/automovil-anasagasticomo-en-1912.html

La mayoría de los Anasagasti fabricados en el taller de Avenida Alvear y Bulnes terminaron sus días como taxis en la ciudad de Buenos Aires. Lo que habla que eran automóviles rendidores, económicos y aguantadores del trajín cotidiano.

Hoy conocimos esa primera fábrica automotriz que hubo en Argentina. Tal vez el ingeniero Horacio Anasagasti fue un avanzado para su época. Unos 40 años diría yo.

Mauricio Uldane
Editor de Archivo de autos


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