Un
ingeniero emprendedor fue quien creó la primera fábrica automotriz argentina.
El ingeniero Horacio Anasagasti puso
su apellido en los autos que fabricó en el barrio de Palermo en la ciudad de
Buenos Aires.
En el círculo Horacio Anasagasti y el auto está al mando del ingeniero Brown en el Tour de France. Gentileza de Historia Deportiva del Automovilismo de Antonio Parga. |
Todo
comenzó a finales del año 1909
cuando el ingeniero mecánico, recibido en el año 1902, Horacio Anasagasti
decidió fundar su propia empresa automotriz. Así nació la Anasagasti y Cía. El taller de fabricación se
encontraba en la Avenida Alvear (hoy Avenida
del Libertador) y Bulnes en el
barrio de Palermo en la ciudad de Buenos Aires.
La
caja de velocidades había sido producida en los talleres de Avenida Alvear y Bulnes. Las piezas
mecánicas internas del motor, también habían sido realizadas en la Anasagasti y Cía. Incluso el motor tenía una tapa
de vidrio en los bordes para apreciar el funcionamiento interno del motor. El
jurado de la muestra le otorgó el Diploma
de Gran Premio, el máximo galardón para la sección dedicada a los
automóviles.
Horacio Anasagasti también fue piloto de competición y piloto de
aviones. Con el seudónimo de “Samurai”
inscribió un auto fabricado en su taller en la carrera Rosario-Córdoba-Rosario de 1911. Donde ganó el primer premio en su
clase.
En
enero de 1912 comienza la venta de
los automóviles Anasagasti. El motor
era un Ballot, de origen francés, de
12 HP con cuatro cilindros en línea
y una cilindrada de 2.125 centímetros cúbicos. El diámetro de los cilindros
era de 75 milímetros y
la carrera de los pistones de 120 milímetros .
Las válvulas eran laterales ubicadas
a un costado del block, como ocurría en muchos automóviles de principios del
siglo XX.
Si
bien el Anasagasti no puede considerarse un automóvil argentino en su
totalidad, muchos de sus componentes eran fabricados en el taller del barrio de
Palermo. Algunas partes eran importadas desde Francia e Italia.
El
ingeniero Antonio Bianchi escribió
un artículo para el diario La Prensa donde contó la
historia de la Anasagasti
y Cía. Allí él contaba que en el taller de Avenida Alvear y Bulnes se
fabricaron los siguientes elementos
mecánicos: blocks, cárters, bielas, cigüeñales, cajas de velocidad y sus
engranajes, elásticos, puntas de eje, palieres, ejes cardán y sus crucetas,
mecanismos de dirección y las carrocerías. Para realizar estas piezas
utilizaban acero importado.
Por
lo que no podemos hablar de un auto armado en el país, sino que tenemos que
decir que fue fabricado aquí. Para enero
de 1912 los Anasagasti se ofrecían en dos modelos: Doble Phaeton y Landaulet
con un valor de 6.600 pesos al
contado, que se podía comprar en cuotas de 200
pesos.
Los
Anasagasti llegaron hasta Europa donde participaron en diferentes competencias.
Horacio Anasagasti era un gran entusiasta de las carreras de automóviles. Tres autos, con motores de 15 HP, participaron del Tour de France con 5.500 kilómetros
de extensión. Los autos fueron conducidos por el ingeniero Brown (en la foto lo vemos en esa oportunidad), el marqués D’Avary y M. Repousseau.
Los
tres Anasagasti terminaron en los primeros puestos y sin puntos en contra. Los Anasagasti
corrieron en el raid París-Madrid,
en San Sebastián (España), donde
ganó, en Monte Ullain y en Uruguay. Por supuesto que algunas
unidades corrieron en competencias en Argentina.
Pero
la Anasagasti
y Cía. no sólo fue la primera fábrica argentina de automóviles sino que
tuvo las mejores condiciones laborales
en su época. Sus operarios trabajaban 8
horas, cuando la media era de 12
a 16 horas de jornada laboral. Cada operario tenía un ventilador en su lugar de trabajo y
el taller tenía una fuente de refrescos
para todo el personal.
Tan
bueno era el trato, con el personal, en la Anasagasti y Cía. que
sus empleados trabajaron sin cobrar sus
sueldos, en 1915, para tratar de
salvar a la empresa de su situación financiera. En un viaje que, Horacio
Anasagasti, hizo a Estados Unidos le trajo de regalo a todo el personal un reloj de bolsillo y una cortaplumas.
La
actividad deportiva del ingeniero Anasagasti creó una situación financiera
complicada para la empresa y por otro lado la Primera Guerra Mundial empeoró la continuidad de la Anasagasti y Cía. Durante el conflicto se cerró
la importación desde Francia de las partes mecánicas que no se podían fabricar
en Argentina.
Además
las condiciones económicas producidas por la guerra en Europa produjeron una
retracción del mercado en Argentina. De esta forma muchos clientes de la Anasagasti y Cía. dejaron de pagar las cuotas de sus
autos, ya que no podían afrontar la situación económica reinante en esa época.
Otro obstáculo para Horacio Anasagasti fue que los usuarios argentinos seguían prefiriendo los automóviles importados
a los Anasagasti fabricados en el país.
Así
la fábrica se veía obligada a cerrar sus puertas luego de construir unos 30 ejemplares. Aunque se habla de más
unidades fabricadas en el taller de Palermo. Algunas fuentes consignan más de 50 unidades. De los cuales uno se
conserva, y que fuera donado a la Fuerza Aérea Argentina, por Horacio Anasagasti,
para la nueva Escuela de Aviación
Militar en 1912. Ese auto fue restaurado en 1974 y se encuentra en el Museo
Nacional de Aeronáutica en la localidad de Morón en la provincia de Buenos
Aires.
Anasagasti donado a la Escuela de Aviación Militar en 1912. Gentileza de http://museonacionaldeaeronauticamoron.blogspot.com.ar/2009/04/automovil-anasagasticomo-en-1912.html |
La
mayoría de los Anasagasti fabricados en el taller de Avenida Alvear y Bulnes
terminaron sus días como taxis en la
ciudad de Buenos Aires. Lo que habla que eran automóviles rendidores,
económicos y aguantadores del trajín cotidiano.
Hoy
conocimos esa primera fábrica automotriz
que hubo en Argentina. Tal vez el ingeniero
Horacio Anasagasti fue un avanzado para su época. Unos 40 años diría yo.
Mauricio Uldane
Editor de Archivo de autos
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