Una
historia contada por otra persona. Un relato que sucedió hace casi 30 años. Un
auto de prestigio y caro. Las experiencias de su conductor ocasional y de cómo
se comportó en ruta.
Renault Fuego de 1982, primer modelo fabricado en Argentina. La foto fue tapa de la revista Su Auto de julio de 1982. |
Debo
confesar que nunca subí a una cupé Renault Fuego y el relato que leerán, a continuación,
es una historia que me contaron cuando cursaba la carrera de periodista hace
casi 30 años atrás.
Entre
1983 y 1985 cursé periodismo en la
Escuela del Círculo de la Prensa de la ciudad de Buenos Aires. Por aquellos
años no existían tantas posibilidades para obtener el título de periodista.
Recién arrancaba la carrera de Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Lomas
de Zamora.
Pero
a mí me quedaba demasiado lejos para cursar. Por aquel tiempo trabajaba en la Secretaría de Cultura
de la Nación y
cursaba, en la noche, la carrera de periodismo. Fueron tres años duros de
trabajo y estudio.
Mis
recursos financieros no me permitían otro nivel académico, así que me tenía que
arreglar con lo que había a mano. Además no me quedaba tan lejos de mi lugar de
trabajo y de residencia por aquellos años.
Al
segundo año de la carrera unieron dos comisiones por falta de alumnos. Muchos
desertaron y así, las autoridades de la escuela, conformaron una nueva comisión
con alumnos de la noche, la mía y la última de la tarde.
Pasé
a tener nuevos compañeros hasta el final de la carrera. Entre ellos estaba el
que me contó lo que le sucedió a bordo de la cupé Fuego de su padre.
Para
muchos de nosotros este muchacho estaba en otro nivel social y económico. Tenía
un Renault 12 cero kilómetro que dejaba en el estacionamiento de al lado de la
escuela, en la calle Rodríguez Peña.
Yo
también dejaba mi vehículo en el estacionamiento de Rodríguez Peña: una
bicicleta. Esa era la pequeña diferencia de nivel económico. Ni hablar de otros
compañeros que se volvían a sus casas en colectivo.
Un
día el padre de mi compañero tuvo que viajar por negocios al exterior. Entonces
se hizo acompañar por el hijo en su cupé Fuego. Fueron hasta Ezeiza, donde
tomaría su vuelo. Mi compañero estaba exultante porque de regreso a Buenos
Aires manejaría la Fuego
por la autopista.
Mi
compañero ni bien salió del aeropuerto de Ezeiza puso la Fuego a más de 130 kilómetros por
hora por la autopista Ricchieri. Cuan fue su sorpresa cuando notó que la trompa
de la Fuego , a
esa velocidad, iba de derecha a izquierda. Navegaba y era notoria la flotación
del tren delantero.
Ante
semejante situación disminuyó la velocidad y no la pasó de 80 kilómetros por
hora, hasta llegar al estacionamiento del padre, donde dejó la Fuego. Agradeciendo
no haberla dejado a caballito de ningún guardarail de la autopista.
Al
regreso de su padre lo fue a buscar con su humilde Renault 12. Ante la
requisitoria de su padre, de porqué no había traído la Fuego , le digo lo que le
había pasado en la autopista de regreso a su casa.
El
padre le dijo, “¡ah! pero yo no la paso de 100 kilómetros por
hora. Ya se que no se tiene a más velocidad”. “Te vas a matar” le digo mi
compañero de estudios. “Cuando puedo la vendo” le respondió el padre.
Mi
compañero no salía de su estupor al comprobar en persona que la Fuego no se tenía de trompa
más allá de los 130
kilómetros por hora. Flotaba como lo hacían muchos autos
de origen estadounidense, pero no aceptable en un auto de origen europeo de
características deportivas.
Por
eso les digo a muchos que quieren comprar un cero kilómetro, que si tienen
dudas, respecto del automóvil a adquirir lo mejor es preguntarle al usuario que
ya tiene un vehículo similar. Las experiencias conductivas de los propietarios
comunes suelen ser mucho más reales que los test que publican en las revistas especializadas.
Recuerden
que no todo lo que reluce es oro y el fuego puede quemarnos.
Mauricio Uldane
Editor de Archivo de autos
Yo maneje una Fuego hace unos años atrás. Me parecía manejar un sedan común con carrocería deportiva.
ResponderBorrarEn realidad de deportivo no tenía mucho. Pero las políticas de marketing hacen maravillas.
BorrarSaludos.
Mauricio Uldane
Editor de Archivo de autos
http://archivodeautos.blogspot.com.ar
Saludos, Mauricio;
ResponderBorrarAntes que nada, felicitarte por la constancia y calidad con la que llevás a cabo este blog. Te sigo desde hace tiempo, aunque nunca había comentado antes. En especial, me fascinan las historias que contás, tanto vos, como alguno de tus seguidores.
En ésta ocasión, tengo que disentir. No sé qué modelo era la Fuego que tu compañero manejó, pero yo, en pleno 2014, tengo una Renault Fuego GTX , que es igual modelo que yo, 1984. Contarte únicamente que la puse a 180-190 (eso, según el velocímetro, que sé que es muy mentiroso) en diversas ocasiones, y no sólo NO SE MUEVE, sino que tiene un andar sumamente sereno. Saludos desde la Provincia del Chaco. - Ricardo -
Ricardo:
BorrarQuiero agradecerte los elogios para este blog. Me alegra que te gusten las historias que aparecen en Archivo de autos.
La anécdota del viaje de mi compañero de estudios hay que tomarlo con pinzas. Era una historia, que seguramente, tenía alguna parte no cierta.
¡Qué bueno que tengas una cupe Fuego y en actividad!
Saludos.
Mauricio Uldane
Editor de Archivo de autos