sábado, 18 de marzo de 2017

Camión frontal Mercedes-Benz

El camión frontal Mercedes-Benz de Matchbox tenía la particularidad de no ser parecido a ninguno de los camiones de la marca alemana que circulaban por Argentina en los años sesenta. Solo un chico, como el autor de esta nota, lo podía ver en alguna película, o serie, europea. Más raro en alguna publicidad gráfica de una revista.



Por lo tanto era una figurita rara de ver en las calles de Argentina. Como les digo siempre los camiones frontales en aquellos años sesenta no eran una moneda común. Además tenía otro atractivo, había acoplado para este camión. Del mismo color con el mismo tipo de lona en su carrocería.


El camión Mercedes-Benz era el número 1 en el catálogo de Matchbox en los años sesenta y el acoplado el número 2. A este último lo conoceremos la semana que viene, porque está integrado a esta pieza.


La otra característica es que se podía retirar la pieza de plástico, de color naranja, que simulaba la lona y la estructura que la soportaba. Otro atractivo para poder cargarle todo tipo de cosas. Tanto al camión como al acoplado.


Lo que no tenía en el eje trasero eran las ruedas duales. Los lectores más entendidos en la materia podrán esclarecernos a qué modelo real corresponde este camión frontal de la marca Mercedes-Benz de Matchbox. Traté de dar con el modelo, pero hay tantas variantes que me perdí.


Me queda claro que corresponde a la segunda mitad de la década del sesenta, tirando a finales de la misma. Pero no me pidan más. En cambio les muestro en qué estado se encuentra este camión de los “autitos de colección” de mi infancia.


Presenta un buen estado general con algunas leves cachaduras en su pintura. Además de conservar intacta su parte plástica que simula la lona y estructura. Se aprecia claramente en las fotos que ilustran esta nota de la sección “Garaje Miniatura”.


El color, para los más viejos, nos recordará de inmediato a los vehículos de la desaparecida empresa estatal de teléfonos: ENTel (Empresa Nacional de Telecomunicaciones). Es un tono muy parecido a los que supimos ver trabajando para la empresa mencionada.


Algo raro en aquel tiempo era ver un camión con los faros delanteros embutidos en los paragolpes delanteros. Ahora es pan común, pero cuando era chico no era así. Estas piezas de Matchbox nos abrían, a los chicos, una ventana al mundo del automovilismo.


Gracias a estos “autitos de colección” conocí muchos autos, camionetas y camiones que no veía a diario en mi barrio. Siempre digo que los Matchbox fueron un entrenamiento automovilístico, claro, sin que lo supiera. Tuvieron que pasar décadas para que cayera en la cuenta.


Imagino que este camión, junto a su acoplado, habrán sido los protagonistas de muchos juegos. Esa posibilidad de enganchar un acoplado era un gran atractivo para un chico de 8 años. Más o menos esa era la edad que tenía cuando me regalaron este camión Mercedes-Benz.


Tuve que esperar que apareciera el acoplado para completar el tándem. Pero las esperas pueden traernos alegrías. Como las que sentía al jugar sobre la mesa libro de formica blanca con manchas negras del comedor de mi casa. Todo los juegos realizados sobre la colcha de planchar, que se la robaba a mi tía abuela.


Por supuesto que luego se la devolvía a su lugar sino el reto venía luego. Jugar, sí, pero dejar todo en su sitio y ordenado era parte de mi obligación. La mesa era el centro de reunión de mi casa. Se comía, se estudiaba y se jugaba sobre esa mesa del comedor.


El camión frontal Mercedes-Benz tiene su caja original, esa que se asemeja a una caja de fósforos, por eso el nombre de la marca en inglés, Matchbox. Ese envase de cartón fue pensado por el dueño de la empresa Lesney Products & Co. Ltd.


Quería que los chicos ingleses tuvieran un juguete que pudieran llevar en los bolsillos de sus pantalones. Un juguete que fuera resistente y que lo tuvieran a mano para poder jugar en cualquier parte. Por eso el diseño de la caja y los colores elegidos. Hasta el diseño gráfico de las primeras cajas en los años cincuenta refleja eso.


Pero para los chicos argentinos de los años sesenta los Matchbox eran piezas añoradas y recibir de regalo un autito significaba una gran alegría. Sabíamos que teníamos en nuestras manos un potencial para nuestros juegos infantiles. La imaginación era nuestra socia a la hora de jugar.


He disfrutado muchos estos Matchbox de la infancia, que tuve la suerte de preservarlos. Sino no tendría que mostrar en esta sección llamada “Garaje Miniatura”. Puedo compartirlos con todos, ustedes, lectores de Archivo de autos, y eso también es una gran alegría.


Para los que tengan ganas de ver todos los “autitos de colección” del “Garaje Miniatura”, les dejo el enlace con la página donde están todas las notas publicadas hasta la fecha:


Mauricio Uldane
Editor de Archivo de autos 

Archivo de autos tiene Internet propia financiada por sus seguidores y por publicidad en este blog.

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