Esusen Argentina SACI concesionario que
importaba la motocicleta italiana Moto Guzzi V-7 le prestó a una unidad,
preparada para ser usaba como patrullero, a la revista Automundo en el año
1968. Conoceremos un poco más a esta motocicleta.
Moto Guzzi V-7 del año 1968 importada a Argentina. |
La Moto Guzzi tenía un motor bicilíndrico
en V a 90º con una cilindrada de 703,717 centímetros cúbicos con un diámetro de
los cilindros de 80 milímetros y una carrera de los pistones de 70 milímetros.
La relación de compresión era de 9:1 y dos carburadores de la marca Dell’ Orto
alimentaban los dos cilindros.
Los cilindros estaban fundidos en
aleación liviana con refrigeración por aire. El interior de los cilindros era
de cromo duro y la cabeza era hemisférica. La caja de velocidades era de cuatro
marchas hacia adelante con un embrague de dos discos del tipo seco.
La suspensión delantera era mediante una
horquilla telescópica y amortiguadores hidráulicos. La suspensión trasera era
por una horquilla oscilantes con resortes helicoidales ajustables con
amortiguadores hidráulicos.
Erwin Mueller en la mitad del recorrido entre las ciudades de Amberes y Viena en noviembre de 1967. |
La Moto Guzzi V-7 se presentaba en el
mercado argentino, de la mano del concesionario Esusen Argentina, en dos
versiones: una de uso civil y la otra preparada para patrullero. En ambos casos
el modelo era de serie, con los aditamentos necesario para el uso policial.
La revista Automundo convocó a Marcos
Ángel Rodríguez, patrullero de la Policía de la Provincia de Buenos Aires,
Eduardo Salatino, piloto de motocicletas y a Andrés Pedrazza, un virtuoso de
las motocicletas. Los tres hombres fueron llamados por la mencionada
publicación para probar la Moto Guzzi V-7.
Las pruebas se realizaron en el autódromo
municipal de la ciudad de Buenos Aires. Veamos algunos de los testimonios de
estos hombres vinculados a las motocicletas en el país. “Es impresionante cómo tira de abajo. En todas sus marchas tiene gran
potencia, y aunque se ande a gran velocidad responde con presteza a la
aceleración. Su caja es muy buena y se trabaja con facilidad. Denota magnífica
estabilidad en las rectas. A pesar de su peso, es una máquina liviana que se
domina muy fácilmente. Sus frenos son muy buenos, sobre todo el delantero”,
decía Eduardo Salatino luego de probar la Moto Guzzi V-7.
Miguel Ángel Rodríguez probando la Moto Guzzi V-7 en el autódromo de Buenos Aires |
Ahora el que cuenta su experiencia en la
prueba es Andrés Pedrazza: “Tiene gran
estabilidad. A 70 kilómetros por hora me acosté y me paré; se mantuvo como si
tuviera cuatro ruedas. Tiene además los detalles que hacen que se pueda viajar
con tranquilidad. En la esfera del velocímetro, los controles de luz, dínamo,
punto muerto y presión de aceite, así como también el cuentakilómetros. En los
extremos de sus brazos, las luces de giro y para no ‘patear’ mucho, el arranque
automático”.
“Hace 26 años
que soy patrullero de la Policía de la Provincia de Buenos Aires. Han pasado
varias máquinas de gran calidad por mis manos, pero creo que ésta es la última
palabra. Es una moto muy estable. Muy manuable a pesar del peso que tiene. Se
domina bien y responde con seguridad. Si tuviera que resumir diría que me ha
dado satisfacciones enormes en velocidad, seguridad, maniobrabilidad,
estabilidad, robustez, fortaleza y potencia”, decía como conclusión Marcos Ángel
Rodríguez luego de probar la Moto Guzzi V-7.
Pero no era la única prueba por la que
había pasado la Moto Guzzi V-7. El 17 de noviembre de 1967 había sido sometida
a una prueba de 1.383 kilómetros de longitud.
Andrés Pedrazza parado encima de la Moto Guzzi V-7. |
Esa distancia era la que cubría el tren
Italian Express con salida en la ciudad de Amberes, en Bélgica, con llegada a
la ciudad de Viena, en Austria. El tren salía a 16.25 horas de Amberes y
arribaba a las 7.25, del otro día, a Viena. La idea era salir de la misma
ciudad al mando de una Moto Guzzi V-7 y llegar a la ciudad de destino antes del
tiempo empleado por el tren.
Por cuatro veces se intentó lograr la
prueba, pero sin éxito. El convocado para la dura prueba en pleno invierno
europeo recayó en Erwin Mueller integrante de un grupo de motociclistas, de
Alemania Occidental (las Alemanias estaban divididas en 1967), llamado Elephant
Men (Hombres Elefante). El nombre derivaba de un rally llamado Elephant que se
realizaba en invierno con todas las adversidades propias de esa estación
climática.
Así Mueller se presentó en la estación
ferroviaria de Amberes a las 0 horas del 17 de noviembre de 1967 ante la
presencia de los directivos de la marca italiana de motocicletas Moto Guzzi. El
nerviosismo se hacía presente en los rostros de los representantes de la marca
italiana, se estaban jugando una carta importante.
Vista del velocímetro y demás controles de la Moto Guzzi V-7 en versión patrullero. |
Cada 250 kilómetros se establecieron
puestos de abastecimientos que sirvieron de etapas para el raid entre Amberes y
Viena. Dadas las condiciones climáticas la velocidad promedio iba variando
desde 83,2 a 128 kilómetros por hora. El promedio final fue de 98 kilómetros
por hora y le demandó 14 horas y 11 minutos en unir los 1.383 kilómetros.
Para alegría de los directivos italianos
la Moto Guzzi V-7 cumplió con las expectativas y el tiempo que tardó Erwin
Mueller, en recorrer la ruta establecida, fue menor al tiempo empleado por el
Italian Express. Ni hablar que se había superado al crudo invierno europeo, con
nieve, agua y hasta hielo sobre la ruta. No por nada en Europa habían bautizado
a esta motocicleta como “búfalo mecánico”.
Las pruebas demostraron que la Moto Guzzi
V-7 era una motocicleta robusta. El patrullero Marcos Ángel Rodríguez afirmaba
que tenía una velocidad real de 175 a 180 kilómetros por hora en ruta. Era
donde mejor se desenvolvía la motocicleta italiana. Tanto que Rodríguez pensaba
probar una unidad viajando a la ciudad balnearia de Mar del Plata a 150
kilómetros por hora. Claro lo podía hacer porque era un policía bonaerense…
Las fotografías que ilustran esta nota,
como los testimonios transcriptos, fueron tomados de la revista argentina de
aparición semanal Automundo número 145 del 13 de febrero de 1968.
Mauricio
Uldane
Editor
de Archivo de autos
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