En infinidad de películas en los años
sesenta hemos visto los ómnibus de la empresa Greyhound (galgo, en inglés). En
especial este modelo que vemos a través de un “autito de colección” de Matchbox
de mi infancia.
La pieza está en perfectas condiciones
pese a las décadas que tiene encima. Para un chico de 7 años este micro, como
le decimos en Argentina, era toda una novedad. No habían aparecido en el
mercado del autotransporte de pasajero los ómnibus “tipo camello”.
Aunque está un poco caído de cola. Eso se
debe a las suspensiones que tiene este Matchbox. Pero el resto está en muy
buenas condiciones, como su caja de cartón. Ya un clásico a esta altura de la sección
“Garaje Miniatura”.
Tardaríamos algunos años los argentinos
en conocer este tipo de ómnibus con bodegas de carga por debajo de los asientos
de los pasajeros. Doble uso que le dicen. Transporte de personas y de
encomiendas en el mismo vehículo. Además de ampliar la carga de equipaje.
Cuántas series de los Estados Unidos
vimos en la niñez donde un Greyhound aparecía en escena. Tener en casa uno de
estos ómnibus plateados era muy atractivo para jugar e imaginar mil viajes.
Porque de eso se trata este tipo de
transporte de pasajeros. Pensar en viajar. A donde sea. Cerca o un poco más
lejos. Pero de salir de la ciudad en donde uno residía. Más si era con esa
joroba y encima con el techo de vidrio. Eso sí no lo vimos en Argentina. Al
menos en los de transporte de pasajeros.
Sino me equivoco, pueden corregirme con
todo justo, estos ómnibus Greyhound eran de la marca GM de la General Motors. Y
se ha convertido en un clásico de los ómnibus de Estados Unidos. La verdad que
tiene su atractivo.
Lo que también era raro para un chico
argentino de mediados de los años sesenta era un ómnibus con doble eje trasero.
No era algo que se veía en las rutas del país. Pasarían muchos años para ver un
vehículo semejante. Ahora es habitual y hasta con boggie trasero. Pero en aquel
tiempo era una rareza.
Esas rarezas eran lo que le sumaban
puntos a estos “autitos de colección” de la empresa Lesney Products & Co.
Ltd. de Gran Bretaña para su marca Matchbox. Esa que remedaba las cajas de
fósforos desde su empaque original para sus piezas. Hasta los colores se le
parecía a los que traían los fósforos.
Recuerdo juegos en la niñez con este ómnibus
Greyhound. Seguro que viajes a distintos mundos imaginados sobre la colcha de
planchar, encima de la mesa libro de formica del comedor de mi casa de la
infancia. Mundos imaginados luego de haber hecho los deberes de la primaria.
Juegos que en parte simulaban las actividades de los adultos.
Creo que sigo jugando, ahora en cambio cuando
les cuento las historias vividas en aquellos años. O escribo una nota sobre un
viejo automóvil. Es otra manera de seguir jugando. De no perder esa chispa que
tenía sobre la colcha de planchar en la mesa libro del comedor de mi casa.
Ahora en cambio de mesa libro tengo un
teclado conectado a una computadora y un mundo debajo de mis dedos. Dedos que
son los artífices de plasmar lo que mis neuronas planean. Pero en definitiva un
juego más. Tal vez más complicado y con otras reglas. Sin dejar de ser un juego
con muchas gratificaciones en su transcurso.
Para los que tengan ganas de ver todos los “autitos de
colección” del “Garaje Miniatura”,
les dejo el enlace con la página donde están todos los enlaces:
Mauricio
Uldane
Editor
de Archivo de autos
Archivo de autos tiene Internet propia financiada por sus seguidores y por publicidad en este blog.
Yo tenía uno igual, ahora me he conseguido uno en excelentes condiciones, casi nuevo. Felicitaciones!!!!, si habre recorrido miles de km imaginandome en miles de viaje y horas de juego.
ResponderBorrarHola, no sé tu nombre.
BorrarMe alegra que consiguieras uno igual.
Los Matchbox de la infancia nos marcaron a muchos...
Saludos.