Aquellos que tienen más
de 50 años recordarán los pilotes que protegían los semáforos de las avenidas
de la ciudad de Buenos Aires. Según la Municipalidad de Buenos Aires protegían
a los peatones, donde había semáforos puestos en el centro de la calzada. Para
la municipalidad porteña eran balizas y para los automovilistas obstáculos que
podían causar la muerte.
Uno de los tantos accidentes
ocasionados por las balizas de la ciudad de Buenos Aires. Fotografía de la revista Parabrisas número 65 de mayo de 1966. |
La revista Parabrisas
desde sus primeros números sostuvo una postura que esos pilotes, o balizas,
eran un peligro y solo estaban para proteger los semáforos, nuevos integrantes
de las calles porteñas. A su vez los municipales porteños sostenían que esas
balizas eran una defensa para los peatones que cruzaban la calzada.
Lo cierto era que la Municipalidad
de Buenos Aires comenzó a colocar semáforos en las avenidas de la ciudad en el
centro de la calzada. Por aquellos años las avenidas del macro centro de la
ciudad de Buenos Aires eran de doble mano. Hoy muchas avenidas porteñas han
recuperado ese doble sentido.
Un viejo automóvil dañado por
una de las primeras balizas porteñas instaladas sobre la calzada de la Avenida
Santa Fe. Fotografía de la revista Parabrisas número 14 de enero de 1962. |
Los primeros semáforos se
comenzaron a expandir en el transcurso de la década del sesenta. Pero esos
primeros semáforos porteños se colocaban en el centro de las avenidas y no en
las esquinas o en forma aérea, como ahora. Según los funcionarios municipales
era más costosa la segunda instalación.
Para proteger los
semáforos les colocaron pilotes en las avenidas y en un principio ni siquiera
tenían luz que indicara su presencia en el medio de la calzada. Esto ocasionó
más de un accidente automovilístico y algunos casos produjeron la muerte de los
ocupantes del automóvil.
Un Ford Zephyr y un Jeep IKA
accidentados en sendas balizas. Fotografía de la revista Parabrisas número 41 de abril de 1964. |
Los funcionarios
encargados de la Dirección de Tránsito aseguraban que esas balizas, como las
llamaban, era para proteger a los peatones en los cruces donde se habían instalados
los respectivos semáforos. Pero resulta que había cruces peatonales que no
contaban con estas peligrosas balizas.
Desde un principio la
revista Parabrisas hizo una campaña para erradicar estas balizas de la ciudad
de Buenos Aires. Peleas mediante con la municipalidad por algunos años la
instalación de estas balizas se siguió aplicando en la ciudad de Buenos Aires.
Tanto que otras ciudades del país copiaron el sistema. Así las ciudades de
Córdoba y Mendoza, por citar dos ejemplos, tuvieron balizas semejantes con
accidentes similares.
A la derecha pilote destruido
con el que chocó Julio Sosa. A la izquierda el pilote repuesto al otro día del
accidente. Fotografía de la revista Parabrisas número 51 de febrero de 1965. |
Los funcionarios
municipales defendían su postura manifestando que los automovilistas porteños
tenían conductas desaprensivas que terminaban en choques con las balizas. Lo
cierto era que las balizas estaban tan solidamente asentadas en el pavimento
que podían destruir hasta un colectivo.
Las fotografías que
acompañan esta nota histórica son testimonio de cómo quedaron muchos
automóviles en accidentes con estas balizas. Hubo una que produjo la muerte del
cantor de tangos Julio Sosa. Más allá si Sosa estaba alcoholizado o si conducía
con exceso de velocidad, de no existir esa baliza sobre la Avenida Figueroa
Alcorta, Sosa, no hubiera muerto.
La Rambler Cross Country chocó
en la localidad de San Isidro, provincia de Buenos Aires, y murieron tres
personas. Fotografía de la revista Parabrisas número 45 de agosto de 1964. |
La instalación de los
semáforos en la ciudad de Buenos Aires trajo sus problemas. Los automovilistas
se tuvieron que acostumbrar a su funcionamiento y también los peatones. Pero
eso no encausó tan rápido el tránsito porteño. Como peatón sigo sufriendo en
carne propia la falta de conocimiento de la ley de tránsito que rige en todo el
territorio de la República Argentina.
¿Cuántos automovilistas
siguen desconociendo que un peatón tiene prioridad de paso en una esquina,
tenga o no semáforo, cuando gira un automóvil? Parece ser que los
automovilistas no logran entender que los peatones tienen el paso. Hoy en pleno
siglo XXI sigue pasando y es mi pelea personal cuando salgo a caminar por la
ciudad de San Miguel. Las puteadas que reciben los automovilistas de mi parte
son incontables.
También es cierto que
muchos peatones no respetan ni cruces, ni semáforos, ni esquinas a la hora de
cruzar por los lugares indicados. Pero son los que llevan lo peor en el caso de
producirse una colisión entre automóvil y peatón. Amo profundamente a los
automóviles, pero hay automovilistas que sacan de mí lo peor que tengo adentro.
Imagino toda esa
situación en los inicios de poner en marcha una norma nueva de tránsito con
viejas prácticas arraigadas por décadas. Pero han pasado 50 años y los peatones
no son respetados, pero tampoco ellos respetan las señales de tránsito o las
normas vigentes. Por su parte los automovilistas parecen tener siempre derecho
de paso o vivir con un eterno apuro que los lleva a alguna parte.
Una baliza en una avenida de la ciudad de
Mendoza. El ejemplo de Buenos Aires comenzaba a ser copiado. Fotografía de la revista Parabrisas número 48 de noviembre de 1964.
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Creo fervientemente que
la única manera de poner algún orden es con educación vial, como me enseñaron
en la escuela primaria. Hagan una prueba entre sus allegados y pregunten que
significa la señal de PARE. Se pueden llegar a sorprender con las respuestas.
Más de una vez he escuchado “reducir la velocidad”. PARE quiere decir detener
la marcha total del vehículo que conducimos y además tiene prioridad de paso
los vehículos que circulan en forma transversal desde nuestra derecha.
El problema de las
balizas de la ciudad de Buenos Aires se resolvió cuando el Concejo Deliberante
emitió una ordenanza que prohibió la instalación de los pilotes en las calles
de la ciudad. También porque se comenzaron a instalar semáforos en las esquinas
y aéreos, ya sea colgados en los cruces de las calles o por medio de columnas.
Un intento de colocar balizas
de aluminio y con pintura reflectante. Fotografía de la revista Parabrisas número 54 de mayo de 1965. |
Uno los primeros partidos
del Gran Buenos Aires que comenzó a instalar semáforos aéreos fue Lanús en la
localidad de Remedios de Escalada sobre la Avenida Pavón. Lo que demostraba que
se podía realizar sobre las avenidas de la ciudad de Buenos Aires. También hubo
un intento de colocar balizas más blandas realizadas en aluminio y con pintura
reflectante.
Porque ese fue uno de los
graves problemas de esas balizas y era que muchos automovilistas se topaban con
ellas ante una maniobra de sobrepaso o para evitar un accidente. La nula o
pobre iluminación hizo el resto. Cuando se las dotó de luz, en algunos casos
fue para peor, porque terminaban encandilando a los conductores.
Una toma aérea de la
disposición de las balizas en una avenida de la ciudad de Buenos Aires.
Fotografía de la revista Parabrisas número 44 de julio de 1964. |
El ordenamiento del
tránsito en cualquier país del planeta es una necesidad a la hora de lograr
encausar el flujo de los vehículos que circulan por las calles, avenidas,
autopistas, autovías o rutas. Máxime cuando la producción de automóviles en
Argentina puso en la calle durante el año 2013 casi un millón de nuevos
vehículos.
El tránsito en todo el
mundo se ha vuelto un problema y es hora de comprender que paulatinamente
comenzarán las restricciones en las grandes ciudades a la hora de transitar con
automóviles, en especial los de tamaño mediano a grande. Será hora que los
habitantes de esas grandes ciudades nos volquemos al transporte público, a
andar en bicicleta o simplemente a caminar. Lo que refleja claramente que el
tema es complejo y no tiene una solución mágica y menos aún aislada en una
región metropolitana.
Tal vez lleve tiempo pero
será algo a resolver por varias vías de lo contrario sacar el automóvil a la
calle, en un día laboral, será una tortura o un embotellamiento permanente. De
alguna forma se tendrá que regular el tránsito en las grandes ciudades. Pero
insisto que son soluciones en conjunto y no fórmulas mágicas.
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Mauricio Uldane
Creador y editor de Archivo de autos
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