Mi
padre me invitó a que lo acompañara, una tarde lluviosa, a retirar el Dodge
Coronado Automatic modelo 1970, que su patrón, un abogado de la ciudad de
Buenos Aires había adquirido en la concesionaria Barbagallo de no me acuerdo
que barrio porteño.
El Dodge Coronado Automatic 1970 en el garage. |
El
patrón de mi padre había pagado 23.593 pesos ley 18.188 por el Coronado de
color plateado metalizado con techo vinílico negro. La caja automática,
Torqueflite, era toda una novedad en el mercado argentino. El primer auto
fabricado en el país con caja automática, que era importada desde Estados
Unidos, lo que se dice un auto de lujo para Argentina.
Han
pasado 42 años y todavía tengo en la memoria el olor al tapizado nuevo. En
especial el olor a la tela vinílica, que era muy usada en los tapizados de los
autos argentinos de 1970. Tenía 9 años y mi padre quiso que lo acompañara a
retirar una tarde lluviosa de otoño el Dodge Coronado Automatic de la
concesionaria Barbagallo. Aquello que dice que la lluvia trae suerte para
algunas cosas, a un 0
kilómetro , por ejemplo, no se aplica.
Los
dolores de cabeza que le trajo a mi padre ese auto no tienen razón de ser. Mi
viejo era chofer desde hacia muchos años para un abogado porteño. Varios autos 0 kilómetro le manejó,
mi padre, al abogado de la ciudad de Buenos Aires. Ford Taunus 15 M , Peugeot 403, Valiant III
y IV y el Dodge Coronado 1970.
Mi viejo no quería el auto con caja automática,
prejuicios de antes, pero con algunos fundamentos mecánicos. En la
concesionaria le prometieron un auto muleto en caso de rotura de la caja
automática.
El Coronado que manejó mi padre. |
Cuando
la caja automática dejó 22 días sin su precioso servicio al Coronado, en la
concesionaria, ningún auto reemplazó el servicio de transporte. Promesas de
ventas que no se cumplen con el servicio de post venta. En ciudad el uso de la
caja automática era muy valioso, pero en la ruta mi viejo extrañaba hacer
cambios.
El
Coronado también venía equipado con aire acondicionado y dirección hidráulica,
es decir un lujo sibarítico para los años ’70 en la industria automotriz
argentina. Pero los problemas irían apareciendo. Como a los primeros 500 kilómetros
recorridos la bomba de agua se desplazaba de su eje tocando el radiador de
agua.
En
el service oficial le decían que no podían ser. Claro cuando el Coronado estaba
frío o con baja temperatura de funcionamiento nada pasaba, Ahora cuando la
temperatura del motor llegaba a su punto límite, las cosas se ponían calientes.
Tan calientes que se solía quedar sin el servicio esencial del freno,
servofreno con discos en las ruedas delanteras. En más de una oportunidad, mi
viejo, tuvo que frenar con el freno de estacionamiento. El Coronado era una
mole para frenarlo con un sistema mecánico.
La trompa del Coronado 1970. |
Una
vez en Plaza Italia, en el barrio de Palermo, frente al predio de la Sociedad Rural Argentina, casi
choca a los autos que estaban parados en el semáforo de la Avenida Las Heras. Gracias a un
oportuno cambio a luz verde el pelotón de autos parados arrancó y mi viejo
evitó tocar a alguno de los automóviles detenidos.
La
sumatoria del compresor del aire acondicionado, la bomba de la dirección
hidráulica y la nula posibilidad de frenar con la caja automática, convertían
al Coronado en una bestia de choque sin el servicio de los frenos hidráulicos
asistidos por el servofreno.
Otro
problemita era que por encima de los 130 kilómetros por
hora el tren delantero flotaba como un flan. Tenerlo en la ruta era una tarea
titánica. Parecía un buen auto, poderoso y lujoso, pero en realidad se
comportaba como el peor auto fabricado en el país. Pese a ser un auto grande y
muy confortable.
Poco
tiempo duró en las manos del abogado porteño. Prontamente se deshizo de él.
Sobretodo porque su idea era que con caja automática podría manejarlo los fines
de semana en su quinta de Moreno en la provincia de Buenos Aires. Luego de un
par de sustos desistió de la idea y terminó vendiéndolo. Creo que a un viajante
de comercio que iba y venía de Mar del Plata.
Pese
a todas las dificultades y disgustos que le trajo a mi padre el Coronado
todavía hoy, 42 años más tarde, recuerdo esa tarde lluviosa de otoño y
sobretodo el olor al tapizado nuevo. Eso nunca lo voy a olvidar.
¿Te gustó este relato fierrero?
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Mauricio Uldane
Creador y editor de Archivo de autos
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MUY BUEN RELATO
ResponderBorrarTe agradezco el comentario y te pido que la próxima vez dejes una firma.
BorrarSaludos.
Es exraño que la caja automatica (un invento argentino) no haya venido a parar a algun auto que se fabricò aquì. un caño el coronado
ResponderBorrarmi abuelo era propietario de un polara 70
Fernando:
BorrarLos argentinos siempre hemos mirado a las cajas automáticas con receso.
Solo en los colectivos se han logrado imponer por reglamentos de la Secretaría de Transporte.
Saludos.
Excelente relato Mauricio. Cuantos Coronados disfrazados de Fiat Uno, Renault Clio por nombrar algunos le habrán sacado canas verdes a sus dueños. "salió malo de fábrica" decía mi abuelo... Saludos
ResponderBorrarGracias por leer los relatos de Archivo de autos.
BorrarEl servicio post venta sigue fallando pese a que han pasado los años y las empresas que brindan servicios crecieron mucho.
Las empresas automotrices deberían poner énfasis en mantener conforme a la clientela y hacerles un poco mejor la vida.
Saludos y muy buen el blog de la Viejas Automundo. Ya usaré alguna imagen escaneada para el blog.
Gracias por la historia, amo a estos autos, aunque naci cuando eran 0km, tengo un chevy sedan y el andar es incomparable, por favor sigue publicando historias de estos autos que son hermosos.
ResponderBorrarFabricio:
BorrarMe alegra que te guste la historia.
Siempre hay historias con estos viejos autos. Algunas propias y otras ajenas.
Saludos.
Lindo recuerdo, Mauricio; me casé en el 80´, y mi remis de bodas fue un Coronado impecable, regalo de un amigo cuyo padre tenía una funeraria. Le puso el ramo sobre el respaldo delantero y nos llevó a fotografiarnos a las casitas que había sobre la General Paz, te acordás?
ResponderBorrarIsamel:
BorrarComo no recordar esas casitas tipo Alpinas que había a lo largo de la Avenida General Paz y que eran donde, decían, vivían los cuidadores. Pero en realidad eran para guardar las herramientas para el mantenimiento del parque que acompañaba a la avenida en todo su trayecto.
El paso por la General Paz era obligado todos los fines de semana así que conocía muy bien esas casitas.
Gracias a vos por recordar esas construcciones que el progreso se llevó por delante.
Saludos.