A veces las revistas argentinas dedicadas
al automovilismo nos podían sorprender con pruebas a automóviles que no se
producían en el país. Así fue como el periodista Miguel Ángel Barrau probó,
para la revista Automundo, un Ford Mustang GT 300.
Ford Mustang GT 300 prestado a la revista Automundo para probarlo. |
El automóvil en cuestión era propiedad de
un tal coronel Vega de la Fuerza Área de Estados Unidos, que estaba residiendo
en Argentina para el año 1968, que es cuando se realizó la prueba del Mustang GT
300, a manos del periodista mencionado.
Lo sorprendente que el coronel Vega
prestara su automóvil para realizar la prueba. Al parecer, por la mención del
propio Barrau, la persona que intercedió en el préstamo fue Jim Parks que era
un especialista en correr con motocicletas dragster en Estados Unidos.
El Ford Mustang GT tenía una cilindrada
de 4.724 centímetros cúbicos con 8 cilindros en V y una potencia de 271 HP a 6.000
revoluciones por minuto. Era una versión potenciada desde fábrica. Porque la
versión del motor 289 (por las pulgadas cúbicas) tenía 210 HP a 4.400
revoluciones por minuto. En este caso, potenciado, la relación de compresión
era de 9:1, en cambio, tenía un solo carburador de cuatro bocas como el motor
más tranquilo.
Trompa del Ford Mustang GT 300 del coronel Vega en plena prueba. |
Pero no era lo único modificado, la
dirección tenía una relación de 16:1 y el diferencial venía con una relación de
3,25:1. La suspensión delantera era de paralelogramo deformable con brazos
desiguales y en el caso del inferior había sido alargado en dos pulgadas y
media con relación a los modelos anteriores.
El punto de pivote del brazo superior se
había bajado y todos los cambios mencionados hacían que el tren delantero se
comportara mejor que en los modelos anteriores. En cambio el tren trasero
seguía siendo de la misma geometría. Con lo cual era el punto débil a la hora
de encarar las curvas a excesiva velocidad.
En el tren delantero también, entre los
cambios, estaban resortes helicoidales más duros con amortiguadores Koni. Las
llantas eran más anchas sumando media pulgada y frenos a disco en las ruedas
delanteras. Había que parar los caballos de fuerza del Ford Mustang GT.
El Mustang GT 300 en una de las curvas del autódromo de Buenos Aires. |
Miguel Ángel Barrau tenía una libreta de
apuntes con datos previos de otro Mustang probado. Una velocidad final de 176
kilómetros por hora y un cuarto de milla, o 400 metros con partida detenida,
recorridos en 16 segundos con 3 décimas. La aceleración de 0 a 100 kilómetros
por hora con valores que iban de 7 segundos con 8 décimas a 8 segundos con 2
décimas. Valores viejos a la hora de comparar con el Mustang GT del coronel
Vega.
El primer paso de Barrau fue probar el
Mustang GT 300 en el tránsito de la ciudad de Buenos Aires. No era el escenario
ideal, como el mismo periodista lo dijo en su nota, pero había que intentar la
prueba. Pero no presentó los problemas que imaginaba el conductor de la revista
Automundo.
No hubo tironeos del embrague de servicio
pesado de 16 pulgadas de diámetro, ni aguja del indicador de temperatura que se
disparara a la zona roja. Claro que solo pudo usar la primera y la segunda
velocidades, de las cuatro que tenía la caja manual del Ford Mustang GT 300. La
primera tenía una relación de 2,78:1 y la segunda de 1,93:1. En cambio la
tercera era de 1,36:1 y la cuarta era directa.
En parte los neumáticos de la medida 650
x 13 pulgadas hicieron prácticamente imposible que usara la tercera dentro del
ámbito urbano. Claro a menos que se prendiera en una picada en pleno barrio de
Recoleta. Justo frente a la sede central del ACA (Automóvil
Club Argentino) en la esquina de la Avenida del Libertador y Tagle en la ciudad
de Buenos Aires.
La curva que da inicio al circuito número 2 y el Ford Mustang GT 300 saliendo de ella. |
El mismo
Miguel Ángel Barrau comenta que cayó en la tentación y dejó que el Mustang GT
300 retozara por dicha avenida porteña. Cuando levantó el pie del acelerador ya
había colocado la tercera velocidad y el tacómetro acusaba 4.000 revoluciones
por minuto. Los demás automóviles del semáforo del ACA habían quedado muy
atrás… Por supuesto
que el periodista no mencionó ni marcas, ni modelos.
Ante de ir al autódromo de la ciudad de
Buenos Aires para realizar las demás pruebas pasó por ese “lugar” donde
realizaba el testeo de la velocidad máxima. Esta demás decir que no menciona el
paradero exacto de ese “kilómetro”. Pero sí que eran 1.000 metros reales sin
declives medidos con cinta métrica. En esa ocasión el viento era nulo, pero el
calor apretaba. Era pleno verano en Buenos Aires y eso le sirvió para probar el
aire acondicionado del Ford Mustang GT 300.
De ese “kilómetro de prueba” logró 202,247
kilómetros por hora en sendas pasadas en ambos sentidos. El peor registro fue
de 197,802 kilómetros por hora. En varias ocasiones el cronómetro marcó 18
segundos para ese kilómetro lo que representaba 200 kilómetros por hora.
Una vez hecha esta prueba de velocidad
final se fue para el autódromo municipal donde probó el Mustang GT 300 en los
circuitos número 2 y perimetral. También realizó la prueba de cuarta de milla o
de 400 metros. Una prueba usual en Estados Unidos. Para eso contó con la
presencia de Jim Parks, la persona que le gestionó el préstamo del Mustang GT
300.
El tablero complejo del Ford Mustang GT 300 con tacómetro y medidores de aguja para temperatura y presión de aceite. |
Parks maltrató la transmisión sabiendo
que estaba preparada para eso. Primero obtuvo 16 segundos con 4 décimas que
bajó a 15 segundos con 9 décimas y recibió el aplauso cuando logró 15 segundos
con 7 décimas. Cifras por debajo de los valores que Barrau tenía anotado en su
libreta.
Barrau primero probó el Mustang en el
circuito perimetral donde se manifestó plenamente. En cambio en el circuito
número 2 las cosas eran un poco más complicadas pero no difíciles. Barrau se
divirtió más en el circuito número 2 al exigir al Ford Mustang y este
responderle.
Lo más importante era la gran aceleración
de este automóvil que lo llevaba a compararla, a Barrau, como si un tractor
tirara desde la trompa. Tanto que en casi cualquier apuro, la aceleración lo
sacaba de él. En algunas fotografías se puede apreciar el humo blanco de los
neumáticos traseros al “arar” sobre el pavimento del autódromo municipal de la
ciudad de Buenos Aires.
En las consideraciones finales, Miguel
Ángel Barrau, afirmaba que el Ford Mustang GT 300, del coronel Vega, no haría
mal papel en algunas de las competencias que se disputaban en Argentina. Entre
ellas incluía al TC (Turismo Carretera) y al Turismo Anexo J con la preparación
mecánica de calle, como él lo había probado en la calle y la pista.
El mal trago para el periodista vino a la
hora de regresar el Mustang a su dueño legítimo: una gran tristeza que empañó
la alegría inicial por poder probar este automóvil estadounidense. Claro que se
tuvo que conformar, pero se quedó sin el Mustang… Las fotografías que ilustran
esta nota fueron tomadas de la revista Automundo número 139 del 2 de enero de
1968.
¿Te gustó esta nota? Podés convidarme un cafecito: https://cafecito.app/archivodeautos
Mauricio
Uldane
Editor
de Archivo de autos
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Aquellos comentarios que sean anónimos, y que no tengan un nombre, o un nick, o un apodo, como firma, no serán publicados y se los considerará como spam. Se eliminarán comentarios con enlaces publicitarios de cualquier tipo. Los comentarios con insultos o políticos se eliminarán directamente.