Los caminos no eran lo que son, en especial, en la
década del veinte. Viajar de la ciudad de Mendoza a la ciudad de Buenos Aires
era toda una travesía que demandaba días de dura marcha. Hoy veremos cómo un Hupmobile
lo hizo en el año 1923.
El Hupmobile en una de las etapas de
la travesía de Mendoza a Buenos Aires el año 1923.
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Un 25 de noviembre de 1923 un Hupmobile al mando de
Romeo Maestri salía de la ciudad de Mendoza con rumbo final hacia la ciudad de
Buenos Aires. Como copiloto fue Alfonso Thomé, mecánico de profesión, que era
el encargado de mantener en condiciones operativas al Hupmobile.
El Hupmobile era un modelo con capota que
realizaría el trayecto de más de 1.000 kilómetros
de huellas, porque de caminos ni hablar en aquellos años de una insipiente red
caminera. Muchos de estos osados pilotos fueron los que marcaron el camino para
que se trazaran futuras rutas.
El comienzo del raid se realizó a la una de la
madrugada de ese 25 de noviembre y el primer objetivo era alcanzar San Luis de la Punta de los Venados,
primera etapa del largo camino que emprendió la dupla Maestri-Thomé. El primero
de la dupla se había asociado al Automóvil Club Argentino (ACA) en mismo año de
1923 y ostentaba el número de socio 359.
La meta no solo era llegar a la ciudad de Buenos
Aires sino del VI Salón del Automóvil que se realizaba por aquel momento.
Volvamos con los viajeros que estaban a punto de atravesar el río Desaguadero.
Un incendio había destruido el puente sobre el río así que una yunta de
caballos fueron los encargados de cruzar al Hupmobile hacia la capital puntana.
Luego de pasar por la ciudad de San Luis, capital
de la misma provincia, las etapas fueron las siguientes: Justo Daract,
Laboulaye, en la provincia de Córdoba, Colón, ya en la provincia de Buenos
Aires, Pergamino, San Andrés de Giles y para finalizar en la ciudad de Buenos
Aires.
Los arenales en la provincia de San Luis obligaron a la dupla Maestri-Thomé a usar la pala y ramas de jarilla. |
Para el año 1976 Romeo Maestri contaba con 82 años
de edad y tenía una pila de anécdotas sobre lo ocurrido en este arriesgado
viaje de Mendoza a Buenos Aires. Pero, según palabras de Maestri, lo que les
pasó en Colón superó todos los sucesos del viaje.
“Pero nada superó a lo que nos pasó en Colón.
Cenábamos con Thomé cuando se acercó a nuestra mesa un hombre que nos ofreció
sus servicios como conocedor de la zona; nosotros, con el apuro de llegar a
Buenos Aires, dispusimos partir una hora después. Eran una noche de tormenta y
los faros de carburo no alcanzaban a horadar la oscuridad. Marchábamos entre
barro y cortinas de agua, subiendo y bajando terraplenes, como podíamos. Así
anduvimos toda la noche, hasta que con las primeras luces del alba aparecimos
cerca de un pueblo importante. Nos cruzamos con una vecina y le hicimos la
pregunta de rigor: ¿en qué pueblo estamos? Entonces, la increíble respuesta:
Colón. En ese momento mi mecánico agitó la manija del auto y la emprendió a
golpes contra el despistado guía”, contaba en el año 1976, Romeo Maestri.
En la tercera etapa, en Justo Daract y Laboulaye,
el mal estado del camino, que es la actual ruta nacional 7, los obligó a
demorarse mucho más de lo previsto en sus cálculos. Pero debieron esforzarse
mucho más para llegar hasta Colón en medio de una tormenta. Luego vendría la
cena y viajar en círculos, con el “baqueano”, para retornar a Colón.
Luego de enfilar hacia Pergamino, la próxima etapa
del viaje, siguieron por caminos que no eran nada transitables. Como cuando,
por el barro reinante, no lograron acertar con el puente del río Arrefices y
fueron a dar a su cauce. Se salvaron de milagro lo mismo que el Hupmobile.
Reacondicionaron el auto y siguieron raudos hacia San Andrés de Giles.
Allí pusieron al Hupmobile en condiciones para que
luciera bien a su llegada a la ciudad de Buenos Aires. Un mediodía, para ser
exactos a las 13 horas, del día 10 de diciembre de 1923 arribaron al VI Salón
del Automóvil que se celebraba en la ciudad de Buenos Aires. Los visitantes no
daban crédito al Hupmobile, que cubierto de polvo y barro había realizado la
hazaña de unir a Mendoza con Buenos Aires en 14 días de duro trayecto.
En Luján, provincia de Buenos
Aires, el Hupmobile, se topó con un pantano que estaba seco por suerte para los
tripulantes. |
Romeo Maestri y Alfonso Thomé fueron recibidos como
héroes en el VI Salón del Automóvil junto al ya legendario Hupmobile.
Descansaron y se recuperaron de la dura prueba que habían realizado en el
viaje. Una vez repuestos, ambos hombres, regresaron a Mendoza. Una vez de
vuelta en los pagos pusieron a punto el Hupmobile para realizar un nuevo viaje.
Esta vez el objetivo era ir y volver a la provincia
de San Juan. Lo lograron y se convirtió en el primer viaje en automóvil en unir
las ciudades de Mendoza y San Juan. El Hupmobile y su tripulación pasaron a la
historia del automovilismo argentino. Un lugar para unos pocos aventureros por
aquellos primeros años.
Pero la actividad de Romeo Maestri no concluyó en
estos viajes sino que fue uno de los pioneros en señalizar los caminos de la
cordillera a Chile y a Calingasta en la provincia de San Juan. También, esos
pioneros, hacían nivelar los caminos de Mendoza con aportes propios para que estuvieran
en condiciones de transitabilidad. Además Maestri fue miembro de la delegación
del ACA en Mendoza por varios años y hasta que en 1930 recibió una medalla de
oro por su dedicación a incorporar nuevos socios a la entidad.
Las fotografías del Hupmobile fueron tomadas de la
revista Autoclub número 83 del mes de febrero de 1976, publicación que es el
órgano de prensa del ACA y que se les envía a cada uno de los socios de la
institución.
Mauricio Uldane
Editor de Archivo de autos
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Estimado Mauricio , un gusto , mi nombre es Alberto Gimenez y soy el feliz poseedor del Hupmobile de la nota .
ResponderBorrarHola Alberto.
BorrarMe alegra saber que ese Hupmobile sigue con "vida", pese a los años que han transcurrido.
Me interesa ponerme en contacto con vos, te dejo mi email: archivodeautos@gmail.com
Saludos.