El Ford GT tal vez fue uno de los autos
de competición más reconocibles de la mitad de la década del sesenta. Para un
chico de 7 años era algo llamativo y encima tenerlo en la mano, gracias a los
queridos Matchbox, era lo máximo. Así lo demuestra el estado de la pintura del
Ford GT blanco.
Les he mostrado Matchbox de mi infancia
en un estado impecable. No es el caso de este Ford GT que tiene varias cachaduras
en su pintura. Lógicamente fue jugado y disfrutado. Lo bueno que conserva su
caja como casi todos los demás “autitos de colección”
La particularidad está en sus ruedas que
son similares a las que montaba el Jeep Standard de color amarillo que vimos en
un sábado pasado. Estos neumáticos tienen la tendencia a salirse de las llantas
amarillas. El mismo mal, por el correr de los años, de la serie King Size.
Seguramente este Ford GT lo subí al
camión de transporte de la serie King Size que vimos a principios de este año.
Camión que pertenecía en la vida real al equipo Lotus de competición.
Pero para un chico con ganas de jugar e
imaginar no era obstáculo. Bien podía llevar el Ford GT junto a un Fórmula 1, o
2, dentro de la misma caja de carga de ese camión inglés.
Como hasta ponerlos a competir sobre la
colcha de planchar de la mesa libro del comedor de mi casa. El centro
neurálgico de los mundos de fantasía que salían de mi cabeza y se plasmaban
sobre esa mesa.
Ahora esas creaciones imaginarias toman
forma de relato y salen publicadas algunos domingos al mes. Es otra manera de
jugar, de dejar libre por un rato a la vieja amiga llamada imaginación. Aunque
no todos entiendan eso y vivan atados a la dura realidad.
Creen que imaginar mundos, o situaciones,
te hace estúpido o menos maduro. La vida me ha enseñado que justamente los más
maduros y centrados son los que no pierden la capacidad de jugar y de imaginar.
En la imaginación está la solución a muchos de los problemas que nos toca vivir
a diario.
No es fácil ser creativo, y no repetirse
en el intento. O terminar copiándose a uno mismo. Ahora distinto es tener un
estilo ya sea en la escritura o en la actividad que uno desarrolle. Eso es otra
cosa y marca la impronta de esa persona respecto a su creación.
Es como un auto. Podemos reconocer la
marca con solo verlo. Aunque no tenga el emblema en alguna parte de su
carrocería. Ahora las cosas no son tan así y todos se parecen un poco. Como el
sonido de sus motores.
Pero no creo que en los años sesenta no
pudiéramos reconocer el zumbido de los 8 cilindros en V del Ford GT. Además por
derivar de un Ford Fairlane, otro viejo conocido nuestro, aunque todavía no se
lo fabricara en Argentina.
Para los que tengan ganas de ver todos los “autitos de
colección” del “Garaje Miniatura”,
les dejo el enlace con la página donde están todos los enlaces: http://archivodeautos.blogspot.com.ar/p/garaje-miniatura.html
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Mauricio Uldane
Creador y editor de Archivo de autos
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Archivo de autos
tiene Internet propia financiada por sus seguidores y por publicidad en este
blog.
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