¿Alguien
no conoce el 2 CV? Salvo que sea muy joven o de otro planeta alguna vez en su
vida vio un Citroën 2 CV o conoció a
alguna persona, familiar o amigo que tuvo uno. Algunos lo padecieron, otros lo
amaron y algunos se quedaron con las ganas de tener uno. Un auto que nos ha
acompañado por varias décadas, sumando generaciones de admiradores. Un auto que
nos llega al alma.
Prototipo del Citroën 2 CV de 1939. Foto aportada por Luis Pérez. |
Desde
sus inicios como prototipo, allá a fines de la década del treinta, con una Europa al borde de una guerra mundial,
que todo se lo arrasaría el Citroën 2 CV vio la luz de la mano de operarios de
la planta de André Citroën.
Cuentan
que nació como auto para moverse dentro de la fábrica, hecho con rezagos que
estaban sin uso. También dicen que lo escondieron de los nazis cuando ocuparon toda Francia.
Lo ocultaron tanto que hace poco tiempo que fueron hallados varios ejemplares
en un granero en la campiña francesa. Eso es amor por un auto y para esconder
un secreto del enemigo.
La trompa del primer 2 CV de 1939. |
El
Citroën 2 CV nació signado por el utilitarismo
extremo. Pocas piezas, simples y de fácil reposición. Nada de lujos, sin
accesorios superfluos. Barato, económico y de bajo costo en su mantenimiento,
han hecho su mejor secreto para perdurar décadas en las líneas de montaje.
Siempre
habrá detractores de alguna marca o modelo. Esto es inevitable ahí entran a
tallar los gustos y las preferencias. Como dijo un compañero de secundario:
“prefiero tomar una curva a 180 kilómetros por hora en un Torino que hacer
lo mismo en un Citroën 2 CV a 40 kilómetros por hora”. Se ve que el grado de
inclinación de la carrocería lo ponía nervioso. Lejos estaba el 2 CV en llegar
a los 180 kilómetros
por hora, pero quien lo compraba no lo quería para eso.
Recuerdo
de chico escuchar uno de los apodos despectivos que recibía el 2 CV: letrina de campo, porque son cuatro
chapas y una lona. Es verdad técnicamente es eso. Pero esa letrina de campo
podía recorrer miles de kilómetros con un consumo ridículo, claro que a una
baja velocidad. Pero llegaba sin cansarse.
Tres 2 CV en plena travesía por África. |
Anécdotas
hay por docenas, donde interviene un 2 CV, todas simpáticas, aunque la
situación sea trágica. Hace poco les conté algunas que le pasaron a René.
También la pluma de Quique Pesoa
nos dejó una historia de un chancho y su 3 CV verde, allá en su Rosario natal.
El
Citroën fue un auto que caló hondo en el sentimiento popular de los argentinos.
Tanto que fue muchas veces partícipe de historias o historietas. Como que era
el auto del padre de Mafalda, la
niña salida de la mano del talentoso Quino.
O era el auto del periodista llamado Loco
Chávez, un personaje dibujado por Horacio
Altuna para una tira en el diario Clarín.
También
Osvaldo Soriano lo incluyó en alguna
de sus novelas como un personaje más. Porque era un auto que permitía hacer
cosas que otros autos contemporáneos no te dejaban hacer. ¿Qué auto te dejaba
sacarles los asientos para hacer un picnic? ¿Cuántos autos argentinos eran
convertibles de fábrica en un abrir y cerrar de ojos?
El 2 CV con sus asientos afuera del auto. |
El
2 CV te dejaban sacarles los laterales del motor y sus guardabarros delanteros
para que trabajaras cómodo. Un par de tuercas y listo la trompa estaba
desarmada. Incluso usando la misma llave que necesitabas para cambiar un
neumático, en caso de una pinchadura.
Un
auto que te permitía meterte en un charco de agua pronunciado y que los frenos siguieran
siendo efectivos, porque estaban a la salida del diferencial y adentro del
motor, con lo cual se mantenían secos. Otro parangón era su calefacción, que no
era otra cosa que el calor del motor que se refrigeraba por aire.
El Citroën 2 CV Charleston de 1984. |
Muchos
aprendieron a manejar con un 2 CV o un 3 CV. El autor de estas líneas terminó
de afirmar sus dotes conductivas al mando de un 3 CV amarillo patito. Ya con el motor grande y sin el famoso
embrague centrífugo. Un auto que te permitía errores y te ayudaba en la
conducción. Eso sí había que tener cuidado de no darse los dedos contra el
parabrisas, al doblar en alguna esquina.
Un
auto recordar y amar, pese a que algunos le tengan un poco de inquina. Un auto
para divertirse, o para ir a trabajar. Un auto utilitario en su máxima
expresión. Un auto donde todo había sido pensado en su función. La simpleza era
su mejor arma. Todo estaba pensado en hacerte la vida más fácil y barata a sus
conductores.
El Citroën 3 CV argentino de 1972. |
El
2 CV ha sido y será un auto para amar. Un auto que se convirtió en un amigo, en
las buenas y en las malas. El siempre estará ahí. Un auto fiel que nos llevará
a cualquier parte del mundo sin fatigarse y a cambio solo nos pedirá un poco de
cariño. Nada más que eso, amor por sus fierros. No es mucho pedir para un auto
tan útil.
Maurcio Uldane
Al fin la nota sobre el 2cv !!!!!!!!
ResponderBorrarPor el texto imagino que seras F62.
BorrarAdemás tu aflicción hacia el 2 CV parece corroborar lo que supongo.
Valió la pena esperar. No es una nota técnica sino escrita con el sentimiento.
Habrá más nota de este auto, se lo merece.
Adivinaste !!!!!!!
BorrarSaludos.
F62