La amenaza de lluvia pesaba sobre la
realización de la 4ª Caravana de Autos Históricos de San Miguel, dentro de las
actividades por las Fiestas Patronales del partido de San Miguel. Pero se
apiadó de nosotros y nos dejó completar la jornada, con la muestra estática en
el Corredor Aeróbico.
Temprano en la mañana, del sábado 22 de
septiembre, al promediar las 9 horas, en la calle Belgrano, entre Avenida
Presidente Juan Domingo Perón y Sarmiento, comenzaron a llegar las primeras
cupecitas del TC del Ayer y los autos antiguos y clásicos. Ya en el lugar, la
Plaza Mitre, justo frente a la Catedral de San Miguel, estaba Jorge Fernández,
mi primo, acomodando las viejas cupecitas del TC. A mí me tocó en suerte
acomodar, de la vereda de enfrente, a los autos antiguos y clásicos.
La réplica del Cuadrado de Ricardo Peduzzi. |
Los autos que participarían en la
caravana, o desfile, comenzaban a llegar, luego de cargar combustible en la
estación Esso, ubicada en la Avenida Ricardo Balbín y San Lorenzo. En el lugar
estaban los dos organizadores de esta movida que se hace año tras año, Donato
Cecchini y Jorge Calabresi.
La cupecita de Tadeo Taddia. |
Tres cupecitas fueron las elegidas para
abrir la caravana, detrás del Ford convertible del año 1935, cuyo dueño es
Carlos Fregonese, donde viajó el intendente de San Miguel, Jaime Méndez. Dos de
esas cupecitas del TC son réplicas, una corresponde con la que corriera César
Malnatti, propiedad de Adrian Chiorazzo, de la ciudad de Campana y la otra al
Cuadrado de Ricardo Peduzzi, cuyo dueño es Mariano Grammatica. La otra cupé era
la original con que corría Tadeo Taddia y que está a cargo de su nieto Lucas
Taddia.
Las cupecitas en la vereda de la Plaza Mitre. |
Tuve la suerte de conocer a dos personas
que llegaron a la caravana por Archivo de autos: Carlos Serrichio y Cristian Carlevaris.
El primero trajo desde la ciudad de La Plata a La Coca, una cupecita Plymouth
del año 1938 y el segundo una cupé Ford del mismo año. Un gusto poder compartir
con ellos la caravana y la posterior muestra estática.
El Ford 1935 convertible. |
Pero la mañana enfrente a la Catedral de
San Miguel siguió con sorpresas. Una de ellas fue encontrarme con Guillermo
Piano que vino a ver a las cupecitas del TC y a los autos antiguos que
participarían de la caravana. Se quedó hasta la tarde y tuve la suerte de
charlar un rato con él. El tema siempre los autos del pasado.
En primer plano la cupé Mercury 1947. |
El público se comenzó a congregar para
ver a los autos estacionados en la calle Belgrano. Muchos preguntando hasta qué
hora estaríamos en el lugar. Otros maravillados de ver esos autos del pasado.
En sus caras se veía reflejada la felicidad por lo contemplado.
Los dos Chevrolet de César Caputo y familia. |
Comenzaron a llegar los conocidos, que
habían sido invitados especialmente a participar de la caravana. Como Charly
Bouquett y su esposa Elizabeth Elías con el conocido Citroën 11 Ligero del año
1947, de color negro. También vino Juan Carlos Virgini con su Ford A del año
1930, de color rojo.
El Citroën 11 Ligero y una baquet Mercedes. |
César Caputo vino con el Chevrolet
Champion del año 1928, que fuera propiedad de su hermano Víctor, y que falleció
en mayo de este año. Una manera que el espíritu de este amigo fierrero
estuviera presente en la caravana. César también vino con el otro Chevrolet del
año 1929 al mando de Lucas y Fabían Caputo, hijos de César. La familia Caputo
no podía dejar de estar presente.
Dos Chevrolet: el rojo cupé y el verde sedan 4 puertas. |
Otro que no podía faltar a la cita era
Roberto Hvala con su esposa Marta y su inmaculada cupé Mercury del año 1947, de
color negro. Desde la segunda caravana de San Miguel, Roberto, es un fiel
asistente a esta actividad. Siempre es bien recibido. Un Chevrolet del año 1938,
de color verde, también es asiduo partícipe de la caravana, que es propiedad de
Ernesto Masquere, local de San Miguel.
Vista panorámica de la calle Belgrano. |
La rural Mercedes-Benz 170 SD del año
1955, de color celeste, propiedad de José Lorenzo Uldane, no podía dejar de
estar presente. Pese a que mi padre se estaba recuperando de una cirugía, nada
grave, pero que le impedía manejar. Así que por primera vez en las caravanas de
San Miguel estuve al mando de la Mercedes.
Vista de la calle Belgrano desde la Plaza Mitre. |
Como siempre algunos no pueden asistir
por diversos motivos, pero el parque fue numeroso y alrededor de 40 vehículos
se dieron cita, primero para la concentración en la Plaza Mitre, y luego para
el arranque de la caravana.
Donato Cecchini
hablando antes del arranque de la caravana. A su izquierda el intendente de San Miguel, Jaime Méndez. A su derecha Jorge Bonomo y Jorge Calabresi. |
Al frente fue el Ford convertible del año
1935, seguido por las réplicas de Malnatti y Peduzzi y la cupé de Taddia. De
esta manera cerca de las 12:10 horas se largó el desfile de autos antiguos por
las calles de San Miguel. Como siempre los vecinos con celular, o cámara, en
mano tomando fotos o grabando videos.
Las cupecitas en el Corredor Aeróbico de San Miguel. |
Los saludos al paso de los autos es algo
que año a año se agradece por parte de los vecinos. Se lo ve en las caras, los
gestos y la presencia de ellos en las veredas, especialmente de la Avenida
Presidente Perón. Es muy común ver los empleados del algún comercio a la vera
de la calle para admirar el paso de los autos.
Otra toma de las cupecitas estacionadas a 45º. |
Las motos de Tránsito de San Miguel se
encargaron de cortar las calles transversales por donde pasaban los autos. Tal
vez por el retraso de algunos autos antiguos es que la caravana se disgregó un
poco y estos autos no contaron con el apoyo de las motos de Tránsito. Pero en
líneas generales todo salió dentro de las previsiones establecidas.
Las cupecitas y el público visitante. |
La caravana de las cupecitas del TC y de
los autos antiguos pasó por primera ver por el bajo nivel, o túnel, de la calle
Sourdeaux de la ciudad de Bella Vista, debajo de las vías del ferrocarril San
Martín. Algún auto con problemas mecánicos le costó sortear el paso. Nada
grave, pero a veces pasa.
Parte del palco y los autos antiguos frente a las cupecitas. |
Ya sobre la Avenida Francia, en el
Corredor Aeróbico, las cupecitas se acomodaron a 45ª de culata contra las vías
del ferrocarril Urquiza. En cambio los autos antiguos se estacionaron uno
detrás del otro frente a las cupecitas. Dejando libre el camino asfaltado para
que los vecinos de San Miguel pudieran apreciar, fotografiar, o hacer videos,
de los vehículos expuestos.
Los autos antiguos y las cupecitas. |
La lluvia por un momento, que solo fue
una gran nube, nos hizo mirar para arriba y pensar en lo peor. Incluso algunos
participantes de la exposición se fueron. Pero solo fueron unas gotas, cerca
del mediodía, tanto que la banda de blues “Cable Pelado”, siguió con sus temas,
que deleitaban a los asistentes. Porque no solo eran autos del pasado, también
había música y comida. Esta última a cargo de un par de “food truck”. Como le
llaman a las camionetas o camiones devenidos en negocios de comida móviles, y
al paso.
El Ford A y detrás el Chevrolet Champion. |
Llegó la hora tan esperada: la del
almuerzo. Lo mismo que los vales de combustible estuvo a cargo de la Municipalidad de San
Miguel. Así los participantes pudimos disfrutar de unos ricos sánguches de asado
y vacío. Incluso debajo del techo de la Vieja Estación, al resguardo de esas
gotas de agua que cayeron al promediar el día en el Corredor Aeróbico.
La cupé Chevrolet 1938 que ganó el premio por el voto del público. |
El público presente fue mucho y se
quedaban admirando los autos. Muchas familias con chicos de todas las edades.
Mucha gente de paso, que habitualmente circula por el Corredor Aeróbico, se
detenía a ver esos vehículos del pasado. Algunos contándoles a sus hijos que
esas cupecitas eran autos de carrera del pasado. Otros explicándoles que esos
autos antiguos eran los que se usaban en tiempos remotos, los chicos escuchando
las explicaciones del caso.
César Caputo recibiendo el premio por su Chevrolet 1929. |
Ya sobre el final llegaron los premios
por el voto del público, práctica que se realiza desde que la muestra estática es
en el Corredor Aeróbico. El mejor auto elegido por el público fue una cupé
Chevrolet del año 1938, de color rojo, en un estado de originalidad
espectacular.
Un carro romano tirado por dos Moto Guzzi. |
El premio más sentido fue para el
Chevrolet del año 1929, de color azul, que es propiedad de César Caputo. Todo
un homenaje a su hermano Víctor Caputo. Las lágrimas no se hicieron esperar. El
espíritu de Víctor estuvo presente todo el día desde el momento que llevé un
silbato para acomodar los autos en la calle Belgrano. Hasta la presencia del
querido Chevrolet Champion amarillo. Víctor Caputo estuvo presente entre
nosotros, y se sintió.
Mauricio Uldane
Editor
de Archivo de autos
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