Que las empresas automotrices europeas
fabricaron unidades para monarcas de todo el mundo no es una novedad. Cuando
pensamos en automóviles para la realeza, en el pasado, nos viene a la mente el
Rolls-Royce. Pero hubo otras marcas europeas que hicieron automóviles por
pedido de reyes, condes, barones y beyes. Los beyes eran los monarcas de Túnez
y la empresa Peugeot fabricó un único ejemplar del Type 4 en el año 1892 para
el bey Ali III ibn al-Husayn. Hoy veremos cómo era ese automóvil de finales del
siglo XIX.
Peugeot Type 4 del año 1892 fabricado para el bey de Túnez. |
Antes de contar cómo era ese Type 4 de
1892 conozcamos un poco de la historia de la marca Peugeot en Francia. Los
fierreros sabemos que es una de las marcas automotrices más viejas del mundo.
¿Pero sabemos de donde venían los Peugeot? Porque Peugeot es un apellido
francés ligado a la industria metalúrgica mucho antes que a la automotriz.
En la segunda mitad del siglo XIX los
hermanos Jean-Pierre y Jean-Frédéric Peugeot se dedicaban a la fundición de
acero en la localidad de Moulin de Sous-Cratet. Los dos hermanos eran hijos de
Jean Jacques Peugeot que muriera en el año 1741 y ya por entonces era un activo
industrial de Montbéliard que recién en el año 1795 pertenecerá a Francia.
Así en el año 1810 los hermanos
Jean-Pierre y Jean-Frédéric se asociaron para crear su fundición de acero y de
esta manera dar la base para las industrias Peugeot. La visión empresarial de
Jean-Pierre Peugeot lo impulsó a realizar laminado en frío del acero. Gracias
al desarrollo de las máquinas a vapor lograron que la industria de laminado
prosperara de la inicial de solo 10 empleados a tener varias fábricas en toda
Francia.
Los dos hermanos Peugeot fueron ayudados
por sus siete hijos para lograr el crecimiento industrial dentro del país. Para
después de 1840 ya fabricaban acero laminado, hojas de sierra, herramientas
manuales máquinas agrícolas y molinos de café (el café tuvo un importante
desarrollo en la industria europea). Recuerdo que cuando se abrió la
importación descontrolada en Argentina a partir del año 1979 llegaron a estas
tierras herramientas Peugeot. Alguno me dijo “mirá lo que fabrica
Peugeot ahora”. Tuve que explicarle que antes de producir automóviles hacían
herramientas manuales, como acabamos de ver.
También fabricaron bicicletas, y lo siguen
haciendo, pero fue a partir del año 1857. Como también los triciclos y los
velocípedos. Pero acá fueron Eugene y Armand Peugeot los que comenzaron a
observar esto de las bicicletas como la veta a seguir en la modernidad de la
empresa. Tanto que Armand Peugeot es quien se vuelca a fabricar un cuatriciclo
a vapor, que el 17 de febrero de 1890, estuvo listo para ofrecérselo a los clientes.
Armand pronto descubrió que el futuro del
automóvil, o carruaje sin caballos, no iba por el lado del vapor sino por los
motores de combustión interna. En ese mismo año fabrica un automóvil con un
motor de 2 cilindros en V con 8 HP. Imagino que ese motor pudo ser un Daimler. Gottlieb
Daimler, junto con Karl Benz, fueron los primeros constructores de motores a
explosión, con el ciclo Otto, en proveer a muchas empresas de Europa que
comenzaban a darle forma a la industria automotriz en el continente.
Lo interesante de este primer automóvil
Peugeot era que estaba equipado con una caja de velocidades de cuatro marchas y
lograba alcanzar los 25 kilómetros por hora. Velocidad alta para los estándares
de la época. Eran años que una bicicleta era más rápida que estos primeros
carruajes sin caballos. Este primer automóvil de Armand Peugeot estuvo presente
en la carrera de bicicletas de París-Brest-París en la totalidad de su
recorrido con un promedio de 13,5 kilómetros por hora. Claro que sin contar con
todos los inconvenientes que padecían estos primeros automóviles rudimentarios.
Llegamos al año 1892 y aparece en escena
el bey de Túnez Ali III ibn al-Husayn que le encarga a la empresa Peugeot un
automóvil que era más parecido a un carruaje al que le sacaron las varas y el
caballo. Hasta la carrocería copiaba el diseño de los carruajes. Ese diseño era
vis-a-vis. Es decir que dos pasajeros iban de espalda al sentido de circulación
mirando a la cara al conductor y su acompañante.
El automóvil fabricado para el bey de
Túnez era un Type 4 que fue decorado con flores en su carrocería y grabados de
metal. Dada su decoración floral fue conocido como Marguerite (margarita). Solo
se realizó un ejemplar en el año 1892. El año anterior Túnez se convirtió en un
protectorado francés hasta el año 1956. Y Ali III ibn al-Husayn, el bey de
Túnez, fue la persona que firmó el acuerdo con el gobierno de Francia.
El Peugeot Type 4 tenía un motor de 2
cilindros en V de la marca Daimler ubicado en la parte posterior y con tracción
por cadena, como se aprecia en la fotografía. Además su potencia era de 4 CV a
1.000 revoluciones por minuto con una cilindrada de 1.018 centímetros cúbicos.
El diámetro de los cilindros era de 72 milímetros y la carrera de los pistones
de 125 milímetros.
Tenía una caja de velocidades de 3
marchas hacia adelante y marcha atrás. El embrague era de conos de cuero muy
habituales para la época. Dos cadenas, a ambos lados, eran las encargadas de
transmitir la potencia a las ruedas traseras.
Las dimensiones del Peugeot Type 4 de
1892 eran un largo de 2.650 milímetros, un ancho de 1.450 milímetros, una
altura de 1.400 milímetros y una distancia entre ejes de 1.630 milímetros. El
peso era de 520 kilogramos y podía alcanzar los 25 kilómetros por hora.
Por supuesto que no tenía volante sino un
manillar con dos pomos de madera para poder conducir las ruedas delanteras. Las
cuatro ruedas, de diferentes diámetros entre las delanteras y traseras, estaban
recubiertas de goma maciza.
La suspensión delantera era mediante eje
Ackerman y la trasera con elásticos semielípticos. El freno actuaba sobre la
transmisión y por correa. La bocina era de pera de goma y los faros era mediante
el uso de carburo. Además tenía una capota que se podía plegar.
Actualmente el Peugeot Type 4 del año
1892, que se construyó para el bey de Túnez se conserva en el Musée de
l’Aventure Peugeot en Sochaux en Francia. Por suerte para que podamos ver cómo
eran esos primeros automóviles, o mejor dicho, carruajes sin caballos de
finales del siglo XIX. La fotografía fue tomada de la tapa de la revista
Automundo número 31 del 27 de octubre de 1965.
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Mauricio
Uldane
Editor
de Archivo de autos
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