Los volantes
Sandrini se han convertido en piezas clásicas, como muchos de los automóviles
que se fabricaron en Argentina. Pero esos volantes, de madera o de cuero, han
ido un paso más allá y se convirtieron en objetos de colección. Así es como en
cambio de estar montados en un clásico están colgados de una pared.