La verdad es que soy reacio a la Navidad, y todo lo que la rodea. La vida te da sorpresas, como la letra de una famosa canción. El accidente fue rápido. Un volantazo y la Kangoo roja ya estaba en la banquina con las ruedas para arriba.
La verdad es que soy reacio a la Navidad, y todo lo que la rodea. La vida te da sorpresas, como la letra de una famosa canción. El accidente fue rápido. Un volantazo y la Kangoo roja ya estaba en la banquina con las ruedas para arriba.
Esa
tarde estaba revolviendo la última media luna, en el poco café con leche que me
quedaba, y que me había servido Don Manolo, el mozo del Bar La Amistad. La
mirada perdida disfrutando ese momento de relax. Solo recordaba lo que le había
sucedido a un amigo unos años antes.
La
mañana transcurría lenta, como aletargada, lo mismo que mi inspiración. Hacía
casi una hora que miraba la pantalla en blanco. Mi editor ya me había
despertado, muy temprano, para meterme presión por la escritura de ese relato
fierrero.